El experto corredor salmantino analiza el tercer encierro de los Sanfermines
Apenas pasan unos minutos de las ocho y media de la mañana cuando nuestro protagonista descuelga el teléfono para atender la llamada de SALAMANCArtv AL DÍA. Ramón Rey, experto corredor salmantino con veintiocho ediciones de los Sanfermines a sus espaldas, se muestra satisfecho y aún con el pulso acelerado tras la carrera realizada delante de los imponentes astados de Cebada Gago, la más peligrosa en la historia de los encierros más famosos del mundo: "Es la ganadería que más corneados tiene en la historia del encierro y aunque estaban un tanto fuera de tipo, han hecho honor a su peligrosidad".
Nuestro protagonista explica que el momento de mayor peligro se ha vivido en el tramo de Telefónica, donde un mozo ha sido corneado en el brazo izquierdo: "Yo estaba en esa zona y aunque no me gusta personalizar, quiero destacar la labor de Javier Navascués, un chico de Cintruénigo (Navarra) que además es habitual en el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo, que ha coleado al toro de Cebada Gago para salvar de la muerte al corredor que estaba en el suelo. El toro estaba embistiendo con fuerza a la gente que había en el vallado y de no ser por este mozo, estaríamos hablando de una tragedia".
Por el contrario, el momento más gratificante para Ramón Rey en la mañana de este 9 de julio ha sido el poder correr unos metros delante del toro castaño que abría manada: "He visto por la televisión que tengo delante de mí en un balcón que el toro castaño venía por delante. Lo he cogido unos cuantos metros y cuando me ha adelantado me he quedado a esperar al resto de toros", explica el salmantino, quien continua: "Después he tirado un poco con la manada hasta que me he caído por tercer día consecutivo. Los dos toros negros me han permitido estar un rato cerca de ellos hasta que uno me ha mirado y me he tenido que subir al vallado".
Ramón Rey explica cómo vive San Fermín junto al resto de salmantinos que se desplazan a la ciudad navarra: "Después del encierro almorzamos en San Nicolás. Cuando acabamos, casi enlazamos con los vinos y de ahí a la entrada a los toros, vemos la corrida y después hacemos la salida con las peñas y las charangas, que es algo precioso. Por supuesto que el encierrillo a las diez de la noche no nos lo perdemos y después vemos los fuegos artificiales a las once, que son una auténtica maravilla. De ahí, a descansar para el día siguiente... Esa es mi vida en San Fermín". El veterano corredor tiene claro que el toro es el denominador común para estar en Pamplona: "Sin el toro no estaríamos en Pamplona, eso sin lugar a dudas. El encierro son diez minutos y el día dura veinticuatro horas, así que hay que aderezar el día con todos los ingredientes que tiene esta ciudad".