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Metaversos y otras realidades
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Metaversos y otras realidades

Actualizado 05/07/2023 07:56
Juan Antonio Mateos Pérez

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

BLADE RUNNER

La realidad virtual es así imagen de nuestra realidad virtual.

En tanto que imagen es un ser como, un no-ser, un ser imaginario

JOSÉ A. MARÍN-CASANOVA

En verano, cansados del trabajo y la rutina, buscamos esos pequeños paraísos para el descanso y poder hacer silencio. A muchos no les hace falta las bellas playas o las caminatas en la montaña, se conforman con su pequeño huerto y un libro en la mano. En ese legere et labora, surge rápidamente la meditación y la reflexión. Todos tenemos anhelos y proyectamos en nuestra mente lugares a los que quisiéramos viajar o experiencias que quisiéramos vivir. Desde mi pequeño paraíso quisiéramos reflexionar sobre esas virturealidades, realidades virtuales o metaversos, realidades ambiguas que no son fáciles de precisar, que pasan porque una realidad se torne virtual o de una virtualidad que pase por real.

Las tecnologías de la información cada vez más innovadoras y el uso frecuente de ordenadores, internet y telefonía móvil, han generado nuevas formas de interacción y comunicación entre las personas, así como nuevas representaciones e interpretaciones de las experiencias cotidianas con estas tecnologías. Una de esas formas que más ha llamado la atención, sobre todo, por su ruido mediático: el metaverso. En la pandemia, muchos hemos descubierto las reuniones digitales, reuniones con pantallas 2D, que en pocos años darán paso a las pantallas 3D, donde utilizaremos avatares para reunirnos con otros en un lugar virtual que simule estar en una sala física con ellos.

El concepto de metaverso se origina en la novela Snow Crash escrita por Neal Stephenson (1992), y en la actualidad se utiliza para referirse a una realidad externa y virtual. Esa palabra comenzó a lanzarse desde que Facebook decidió cambiarse el nombre por META. La compañía había pasado por varias fases, primero textos, después fotos, más tarde vídeos y redes sociales, por último, tocaba crear el viejo sueño de la ciencia ficción, el metaverso. El metaverso es un nuevo internet tridimensional (3D) al que accederemos por medio de visores virtuales, en el que podremos caminar, hablar e interactuar, un mundo que se despliega ante nosotros y que es susceptible de ser modificado según nuestras actuaciones. Es el nuevo cine del siglo XXI, catalizador de la imaginación humana, para poder vivir diferentes mundos posibles.

Siguiendo a mi profesor Javier San Martín, que toma la idea de Ortega, afirma que el mundo en que vivimos y las cosas que percibimos no son tan planos como aparentemente podríamos pensar. El mundo consta de dos partes, una patente y otra latente. La superficie que vemos (patente), se sustenta en la parte latente, que es la que le da vida. Esta parte latente, tiene la virtud de soportar a la otra, es por ello la realidad virtual del mundo en sentido de aquello, es decir, en virtud de la cual el mundo patente existe. Las cosas del mundo también tienen esas dos realidades, constan de un elemento sensorial impuesto a mi cuerpo y otra parte proyectada que Ortega llamaba idea. La cultura, es la perspectiva que hace el mundo, pero como tal, es un elemento virtual.

Ortega necesitaba fundamentar los elementos virtuales creados por el arte y los mundos no virtuales de la realidad. En la propia vida humana, hay objetos virtuales y no virtuales. Por ejemplo, el dolor descrito y el dolor recordado, mi propio dolor o el dolor visto en otro. El propio Ortega define la filosofía como la instauración de una actitud virtual sobre la vida real.

Con todo esto, queremos hacer ver que las nuevas tecnologías, internet, no inventa la realidad virtual, explota técnicamente esa realidad que es el mundo humano del sentido y del lenguaje. Por otro lado, siguiendo a Javier San Martín, es mi propia realidad material, mi propia carne, la mediadora de toda realidad, con lo que la percepción será limitada. Allí donde falte esa carne, como es la comunidad virtual, la percepción de la realidad es limitada. Aunque, es cierto, internet ha contribuido al estrechamiento de lazos intersubjetivos, al poner a disposición el mundo virtual de cada uno de nosotros.

En la actualidad, el metaverso utiliza fundamentalmente información visual, con lo que la experiencia deja de ser totalmente inmersiva. Pero debemos comentar, que la tecnología está buscando diferentes dispositivos que permitan al celebro recibir información de diferentes ámbitos y modalidades, como sensores biométricos sensibles a los cambios emocionales. La tecnología del metaverso intentará crear estímulos que sean muy atractivos, al igual que en el mundo real.

Ya vivimos en un mundo que nos bombardea con miles de estímulos encaminados al consumo que nos provocan placer y bienestar físico. ¿Puede hacerlo el metaverso? Lo cierto que para muchos jóvenes los videojuegos son una fuente de placer, más que la poesía o el paisaje. No olvidemos que son un negocio y sus ingresos duplican al mundo de la música. Lo cierto que en esa nueva frontera de la civilización parece que no hay espacios comunales, ni estado de derecho, ni fraternidad, cada uno somos un avatar y son las empresas privadas las que nos imponen sus reglas de juego.

La pregunta es si la tecnología puede liberar al ser humano o más bien se está convirtiendo en un instrumento de control e incomunicación. Lo virtual no puede sustituir nunca a lo real, invito a una inmersión por la naturaleza, una puesta de sol, un buen libro, un baño frío en una garganta de montaña o una buena fiesta rural. El corazón se dilata al contemplar la belleza y compartiendo esa experiencia con los demás. Un libro de poesía, la naturaleza, el paisaje, también crea mundos virtuales y son fuente de sabiduría práctica para la humanidad. Frente a la seducción de la técnica, siempre dependerá de nosotros una vida más humana y feliz, siendo humanos, sencillamente humanos.

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