El miedo del refugiado
"Cada minuto, 24 personas dejan sus vidas para huir, lejos de la guerra, del terror, de su casa"
De entre todas las definiciones que acepta el término refugiado, existe una característica común para todas y cada una de ellas: el miedo. Cada minuto, 24 personas dejan sus vidas para huir, lejos de la guerra, del terror, de su casa.
Las personas refugiadas son aquellas que se ven obligadas a dejar su país para huir de la violencia, los conflictos y las persecuciones. Son personas que carecen de la suerte de vivir en un lugar en el que puedan ser libres. Por eso es que las Naciones Unidas deciden celebrar el Día Mundial del Refugiado cada año, el día 20 de junio, para visibilizar a ese colectivo forzado a abandonar su hogar. Lo preocupante es que la vida de 30 millones de personas se detiene, y no pueden hacer nada para evitarlo; tan solo huir, y dejar atrás todo aquello que poseen. Además, sufren una dicriminicación y vulneración de derechos tan básicos como la educación, el empleo o la vivienda.
Muchas personas refugiadas llegan a nuestro país anualmente, con la esperanza de encontrar la paz que, allí donde residían, resultaba completamente imposible poseer; además de buscar un futuro mejor, donde sus condiciones vitales se vean favorecidas. El deber de todos nosotros es favorecer en la medida de lo posible su adaptación, y visibilizar la situación de vulnerabilidad en la que viven. Aunque también existen los “desplazados internos”, personas que no cruzan las fronteras de su país para encontrar la seguridad, aunque permanecen bajo la protección de su gobierno, y a su vez el gobierno se convierte en una de las causas de huida, convirtiéndoles en las personas más vulnerables del mundo.
Existe una Convección sobre el Estatuto de los Refugiados, aprobada en 1951, que recoge la definición de un refugiado y la determinación de las reglas que se aplican a aquellos a quienes se les concede asilo, así como las responsabilidades de las naciones que brindan protección, establecidas por las autoridades competentes. Responsabilidades que incluyen el acceso a derechos como una vivienda, a no ser expulsados y a la educación, entre otros.
Desde Cáritas Salamanca, buscamos que todos los ciudadanos, instituciones, medios de comunicación, etc. promuevan la cohesión social en la medida de lo posible, y de alguna manera, que con ello hagamos más sencilla la situación de este colectivo de personas.
Carmen González Ozores,
Voluntaria de Cáritas Salamanca.
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