Ante un numeroso público y acompañado por Jesús Málaga, Ignacio Francia y Lira Félix
El Palacio de Figueroa donde fue Presidente del Casino y socio durante su vida en Salamanca Carlos Luna, el pionero que trajo la luz eléctrica a Salamanca y que fue magníficamente estudiado por el profesor Eladio Sanz, ha sido el lugar elegido ¡No podía ser de otra manera! para presentar la biografía que el periodista y maestro de periodistas, Miguel Ángel del Arco, le ha dedicado a su hija Inés.
Natural de Bogajo, desde niño, el autor oyó hablar de aquella Dama Luna a la que ha dedicado años de incesante trabajo, una investigación que relata intercalándola sabiamente con el transcurso de la inusual vida de la dueña del Cuartón de Traguntía. Porque si fue una existencia de película la de Inés Luna, no dejan de fascinar también al lector los avatares de una investigación llena de negativas y dificultades ¿Dónde está el secreto de Inés Luna, el misterio de aquellos que niegan constantemente el acceso al relato de su vida?
De todas estas peripecias entre legajos y edificios míticos dejados derruir por la desidia de un tiempo extraño, saben mucho tanto Jesús Málaga, antiguo Presidente de la Fundación que lleva la herencia y la memoria de la dama modernista salmantina, como Ignacio Francia, a quien Basilio Martín Patino pidió documentación antes de rodar sus inolvidables “Octovia” y “Espejos en la niebla”, películas donde el eco de la Dama del Cuartón sigue vivo pese al olvido que no fue tal, porque la memoria de Inés Luna se mantiene en la tierra que eligió para vivir su vida viajera e inusual, mujer dispuesta a romper los cánones de una época que no supo comprenderla.
Ambos, junto a la periodista Lira Félix son los encargados de presentar este trabajo que todos ansiábamos desde hace mucho tiempo: la biografía definitiva sobre Inés Luna, fruto de un empeño que no consiguieron doblegar. Miguel Ángel del Arco, ayudado de forma inestimable por la escritora Charo Ruano y la sabiduría y tenacidad del también experto en el tema Alfredo García Vicente y el testimonio de aquellos que han guardado la memoria, como Carlos Mezquita, ha hecho la dura tarea de documentación rigurosa, de escritura clara y muy atractiva para el lector y la recopilación de los testimonios de personajes cercanos a Inés Luna. Nadie como él para, repito, escribir este libro definitivo sobre la Dama Luna, Inés Luna Terrero, aquella a quien llamaban despectivamente “La Bebé” y cuya sombra sigue proyectándose en las tierras de Vitigudino donde reposa su cuerpo y sigue viva su memoria.
Una memoria que, en las palabras de Jesús Málaga y Nacho Francia tiene mucho de personal. Ambos auténticos protagonistas de la vida cultural salmantina, relataron sus diversos pareceres sobre el libro y sobre Inés Luna junto al autor, todos perfectamente coordinados por una Lira Félix divertida e incisiva. Una charla alrededor de “Un libro muy deseado” como definen el trabajo de Del Arco, quien hizo notar que Inés Luna lo conservaba y archivaba todo, lo que ha hecho que su trabajo documental sea muy rico, un trabajo, eso sí, muy bien reunido, “Sabe contar” insiste Málaga, quien como patrono de la Fundación que gestiona el legado de la Dama Luna, cuidó que se ordenara el archivo, y detuvo el expolio que sufrió la hermosa casa cercana a Traguntía que era un verdadero palacio en medio de la dehesa salmantina. Casa y dueña rodeadas ambas de historias, medias verdades e incomprensión porque Inés Luna era una mujer, una adelantada a su tiempo, una privilegiada de mundo en medio de una sociedad detenida en el tiempo.
Contar esta historia, que también es la historia de una vida y unas gentes, testimonio de toda una época con protagonista singular, ha sido trabajo de muchos años y de empecinado empeño. Un proceso también con palos en las ruedas que Miguel Ángel del Arco achaca a que “No hay cultura de transparencia en España, cuando alguien está al frente de un archivo se confunde cuidar con no dejar ver”. Situación que, sin embargo, para él tuvo una ventaja, le obligó a buscar informantes, algunos de los cuales, insiste, tienen una novela en sí mismos, como Sor Vicenta, la monja del colegio del Pilar, o la propia Consuelo del Álamo, que merece el reconocimiento. Por todo ello, al autor, y a sus interlocutores, les gusta ver este magnífico libro como “Una novela de no ficción” donde todo es real, incluso las dificultades del autor para escribirlo. Y es la historia que cuenta, cómo la cuenta y cómo cuenta que la escribe, un ejercicio que bien merece la lectura y sobre todo, el agradecimiento porque Miguel Ángel del Arco no solo ha fijado la imagen de Inés Luna, que ya tiene quien le escriba, sino que nos ha descrito a todos en nuestra historia más reciente y más cercana. Y ese es un empeño que necesitamos para llenar esta tierra nuestra.
Charo Alonso. Fotografía: Carmen Borrego.