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El torero de Ledesma, Domingo López Chaves
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despedida

El torero de Ledesma, Domingo López Chaves

Actualizado 07/06/2023 20:05
Fermín González

Siempre fue un torero de pundonor, de mucho corazón, de coraje y gallardía

Ni los más optimistas, esperaban que el torero de Ledesma, López Chaves, se iba a mantener veinticinco años de carrera, y que tras ellos fuera a elegir el momento de su despedida, y más aún hacerlo en las plazas, como son la de Madrid, Salamanca y su pueblo de Ledesma. No se discutía en los foros que no tuviera arrestos y hacerlo posible, y tanto servidor como otros que le vimos nacer como torero, y seguimos su trayectoria, no nos resignamos para seguir diciendo lo rápido que pasa el tiempo, y como en la madurez, se sosiega el alma, y se ven las cosas con un temple más acusado, haces balance, y comienzas a razonar, pensar y decidir, con otra perspectiva.

Chaves, siempre fue un torero de pundonor, de mucho corazón, de coraje y gallardía, que salía y a buen seguro saldrá de nuevo a la plaza dispuesto a darlo todo. Su carrera llevó altibajos, fue intermitente, aun así, en cualquier plaza, tentadero, festival, su garra y desmedida afición, no la perdía, ni la perderá nunca, pues está ligada a su sangre, por ello su vida siempre estará unida al campo y al toro, - de casta le viene al galgo-.

Aquellas temporadas, en las que adaptó, el toro a su personalidad y a su tauromaquia fueron aquellas que no dejó a nadie indiferente y consiguió que le siguiéramos con inusitado interés, y sobre todo que después de la ilusionante etapa de novillero, volviera a recobrar el ánimo de volver a sentirse, lo que a mí siempre me pareció, un torero de raza, poderoso y firme, y eso hizo calar en el aficionado más exigente y cabal, por la sencilla razón de que se enfrentaba al toro con todos los inconvenientes que estos desarrollan, es decir, correosa casta, resabíos, edades, pavorosas cornamentas, duros de patas, o sea, toros con toda la barba y que no dan tregua, que no son aptos para menores, ni para figuras remilgadas de aflamencadas posturas, ni tan siquiera para aquellos que no estén acostumbrados a emociones fuertes.

Una de las mayores grandezas del toreo es saber elegir el momento de su despedida de los públicos y plazas, en las que, durante un tiempo pudo ser, o fue el héroe, que consiguió vencer al toro y convencer al público. Es, posiblemente uno de los momentos más emocionante en la historia del toreo, la despedida, y saber hacerlo en ese punto crucial de la carrera de un torero, no es fácil tomar tal decisión. Tan solo el propio torero debe encontrar ese punto de equilibrio entre el público y el toro, y cuando ha de atravesar por ese alambre milagroso sobre los dos abismos.

El torero, se resiste a una retirada total de los ruedos, al aplauso, a la emoción, a los trofeos, a colgar su terno grana y oro para siempre, a decir adiós a lo que más quiso en su vida, aunque en no pocas ocasiones esa vida estuviese marcada con dolor, injusticia, incomprensión, responsabilidad e incertidumbre. (Si volviera a nacer, sería otra vez torero) -se dice a sí mismo-, pero no son pocos los toreros que, incluso cuando no se les ha echado de menos, y los públicos no lo han demandado, deciden volver. Y ¡Cuando vuelven de nuevo, ya no es lo mismo!

Vives un momento, horas, días, meses, años quizá. Cuanto más te resistes a interrumpir tu acción con mayor estruendo acabas. El aplauso es como el perfume de la flor, dura menos que la flor misma. Las despedidas, si no son la apoteosis del adiós de un torero. ¿Qué son?... (Guerrita fue un sabio, Guerrita no se despidió).

Por eso es de admirar a aquellos que saben retirarse, definir el éxito siempre es incómodo, ya que no vale lo mismo para todos, siendo además muy contextual, es decir, dependiente de la cultura y del momento en el que se evalue lo que es, o no exitoso. Abandonar la pretensión de vivir para triunfar es algo que se debería enseñar en las escuelas, aún más en las de negocios y de las artes.

El éxito es conducirse a uno mismo, el resto son derivaciones consecuencia del desarrollo de las capacidades de cada cual, los dones son regalos de la vida que no son para uno, sino para los demás, es lo que confunde a tanta gente que pasa media vida en la ensoñación de triunfar. Quizá nos falte sabiduría y menos candidatos al éxito que luego malviven de aquella gloria que un día retuvieron. Se puede sobrevivir al éxito si se deja atrás, para construir el ahora y el aquí en el que seguir siendo por encima de todo persona. Disfruta de los tuyos… salud y suerte… Nos vemos. Blog taurinerias