MIR: la paradoja de fidelizar lo devaluado

Semana de despedidas y bienvenidas: los “erre uno” ya han crecido y pasan a tener “erres pequeños” además de “erres mayores”, los nuevos “resis” de Familia eligen centro de salud, los que se van reciben un regalo a los postres de esa cena tan alegre y a la vez tan nostálgica, y luego se hacen una foto junto a sus “coerres”… Mientras tanto, este pesado médico de pueblo, que ya pasa a ser “R-16”, piensa en ellos, en los despedidos y en los bienvenidos.

Por esta Calle de la Fe s/n transitan pocos asuntos, pues escasos son necesariamente de los que se puede tener suficiente conocimiento de causa para formar una opinión, no exenta del error tampoco. Uno de los temas recurrentes es la Medicina Familiar y Comunitaria, la Atención Primaria, la Medicina General, como cada cual prefiera denominarla, pues no es la terminología lo más importante. Sin irme muy atrás, hace un año me fijaba en la oferta de trabajo de Sacyl a médicos extracomunitarios: Cuando buscas médicos y devalúas su especialidad. También abordé en parte esta cuestión cuando los ahora bienvenidos se examinaron: El día del MIR, aunque ya no lo pidan. Sin redundar en lo entonces escrito, no me resisto a repetirlo, pues se trata de una realidad bastante escondida en los diálogos o reportajes sobre sanidad. Obviamente, la contratación de médicos sin especialidad para trabajar en la Atención Primaria la hacen gobiernos de los distintos signos políticos, por lo que eso, en el debate público, no toca, y los que lo tocamos nos estamos saliendo del guión.

Negar la complejidad del momento es imposible, pues los gestores sanitarios encuentran dificultades para llevar profesionales de la Medicina y hasta de la Enfermería ya a muchos lugares de España. Castilla y León ha anunciado la contratación de 263 especialistas que se han acogido a su programa de fidelización de los médicos residentes formados en nuestra comunidad autónoma. El año pasado fueron 74, por lo que aparentemente el progreso es notable, si bien eran 429 las plazas que se ofertaban. En Atención Primaria se ofrecían 99 plazas y han firmado 45, aunque si se mira a las 16 del año anterior se puede pensar en un balance positivo. En cualquier caso, la sensación es que ocurre con los despedidos algo similar a lo sucedido con los bienvenidos, que han dejado 131 vacantes en Medicina Familiar y Comunitaria en el conjunto de España, 40 de ellas en Castilla y León.

Ante esto, además de lo ya dicho otras veces, algunas reflexiones en esta jornada homónima:

¿Tiene sentido mantener una nota de corte en el examen MIR, de modo que se prive a médicos de optar a esas 131 plazas en las que podrían formarse como especialistas durante los próximos cuatro años, cuando se supone que lo que necesitamos es formarlos? Quizá ellos sí hubieran apostado por esta especialidad tan hermosa como no han hecho los que superaron esa nota de corte y, pudiendo escoger la plaza, en su libertad declinaron y esperan la siguiente convocatoria.

¿Acaso es el mejor estímulo para potenciar esta especialidad, por la que un número no pequeño de médicos no apuestan, que se contrate para desempeñarla a graduados recién salidos de las facultades, como se hacía cuarenta años atrás? De las facultades de Medicina españolas, y supongo que de muchas otras del resto del mundo, no salen graduados capacitados para hacer una guardia en un punto de atención continuada o para pasar una consulta de Atención Primaria, y mucho menos para ser médicos de cabecera. El proceso formativo no se reduce a los cuatro años del MIR, sino que comienza antes de la Universidad y continúa toda la vida, pero si aspiramos a un sistema sanitario de calidad, sustentado en una Atención Primaria solvente, retroceder cuatro décadas no debería ser el camino. Por supuesto que a estos compañeros que llegan a los centros de salud no se me ocurre otra cosa que tratarlos como tales, pero es precisamente por compañerismo, porque creo en nuestra profesión, por lo que no puedo dejar de pronunciarme.

Por otro lado, también se advierten iniciativas que otorgan a los profesionales de la Enfermería tareas que hasta ahora desempeñamos los médicos. Es tan necesaria y tan valiosa la labor de las enfermeras, en equipo con los profesionales de la Medicina, que confundir, mezclar, sustituir… no suma sino que desequilibra. Ojalá se esté a tiempo de no reproducir con los enfermeros los errores que han ido llevando a la incapacidad del sistema sanitario español para contratar médicos especialistas para la Atención Primaria.

Finalmente, volviendo al plan de fidelización (y de captación de talento, que suena muy rumboso), rescato un detalle: antes de que los aspirantes hicieran sus solicitudes, el Sr. Sacyl anunció a qué puestos optaban. Es decir, todo lo contrario a lo que ocurre cuando convoca concursos-oposición, que las plazas son el último misterio en desvelarse, mucho después de celebrado el examen, cuando ya los candidatos han sido evaluados. A lo mejor los que hemos sacado una plaza somos más fieles (aunque no estemos enamorados del Sr. Sacyl, y menos de la Sra. Medora en sus días de catarro), o tendremos menos talento como para que alguien se esfuerce en captarnos. Al contrario que la mayoría de los fidelizados, muchos estamos lejos, en los márgenes de estas tierras leonesas y castellanas, intentando combatir la devaluación de nuestra especialidad con la voluntad decidida de ejercer la Medicina lo mejor posible dentro de nuestras limitaciones, renovando cada día la preciosa vocación a la que hemos sido llamados.