El suicidio es un tema del que se habla poco, ha devenido un tanto tabú, causa vergüenza a los allegados, nos interpela y constituye un reto para los profesionales del mundo socio sanitario. De todos modos, el suicidio es un fenómeno humano universal que ha estado presente en todas las épocas históricas. Tanto las conductas suicidas como el suicidio consumado representan un importante problema de Salud Pública en todo el mundo. Por ello, es importante conocer sus factores determinantes, centrándonos nosotros en comentario a los referidos a los ancianos.
Hace 20 días he dado una conferencia sobre EL SUICIDIO SIGUE SIENDO UN TABÚ. Hice hincapié en los preadolescentes y los ancianos, esta parte de nuestra población consideran u núcleo olvidado y que crece en años y condiciones de bienestar.
No obstante por ser tan vulnerables debido a múltiples causas, el riesgo de suicido aumenta.
Es preciso señalar, que “el suicidio es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos, sociológicos, culturales y ambientales”. Desde un punto de vista asistencial, es necesario subrayar la importancia de una atención a la persona anciana en su globalidad, que permita detectar los primeros síntomas de una eventual depresión. Distinguimos:
? Simulación suicida: Es la acción de suicidio que no llega a su fin, por no existir auténtica intención de llegar a él. ?
Riesgo de suicidio: Es la posibilidad de que un residente atente deliberadamente contra su vida. Dicho riesgo se incrementa si existe la idea de minusvalía de la persona, deseo de muerte por considerarla un descanso, amenazas y tentativas suicidas previas.
? El parasuicidio: Conjunto de conductas donde el sujeto de forma voluntaria e intencional se produce daño físico.
LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO. Cada año 10 millones de personas realizan algún tipo de conducta autolítica. Cada vez más frecuente en la edad avanzada. España 3.393 muertes por suicidio, 1445 eran mayores de 60 años En el anciano el Trastorno Depresivo Mayor es el diagnóstico más frecuentemente asociado a la conducta suicida El 15% de los ancianos con un cuadro depresivo consuma el suicidio
- Plan para la prevención del suicidio: “El seguimiento estrecho de las depresiones es eficaz para prevenir hasta un 30% los intentos de suicidio”.
“Suicidio silencioso”: Intención enmascarada de provocarse la muerte por medio de métodos no violentos, generalmente mediante el abandono de la satisfacción de necesidades básicas (comer, beber, dormir…) o mediante el incumplimiento de tratamientos médicos esenciales. Creencias erróneas sobre el suicidio
El suicidio se verifica sin señales de aviso. No es verdad, la persona muestra señales verbales y no verbales de su intención
Aquellos que hablan del suicidio no lo llevan a cabo. No es cierto, aproximadamente el 75% de los que se suicidan lo habían intentado con anterioridad, y de cada 10 personas que lo hicieron, 9 dieron aviso de lo que ocurriría o habían hablado de ello.
Introducir el tema del suicidio hace nacer en las personas la idea de cometerlo. No es verdad; y se ha comprobado que hablar del tema reduce el riesgo, y puede ser la primera posibilidad, quizá irrepetible, de iniciar su prevención.
Rasgos distintivos del suicidio en personas mayores: Los mayores… Realizan menos intentos de autolesiones. Usan métodos letales. Muestran menos señales de aviso. Dichos actos son premeditados, reflexivos. Pueden adquirir la forma de suicidios pasivos (dejarse morir).
Los dos factores de riesgo suicida más significativos son: el trastorno psiquiátrico (especialmente los Trastornos depresivos en ancianos) antecedente de haber realizado previamente un Intento autolítica. Por ello, siempre es necesario preguntar sobre los antecedentes, sin temor a que con ello se provoquen las ideas de quitarse la vida
La detección de la ideación suicida es la intervención más eficaz. “El que lo dice es el que lo hace”, así lo demuestran las autopsias de los suicidas consumados, donde el 80% de los pacientes que llegan hasta el final, había comentado sus intenciones previamente a algún miembro de su entorno socio-familiar. Dentro de la población anciana debe extremarse la valoración de la ideación suicida, porque los ancianos comunican menos sus intenciones que los jóvenes y también hacen menos intentos suicidas
En casos leves de demencia es más fácil encontrar disforia, anorexia, sentimientos de culpa o incluso ideación suicida; por el contrario, En casos más graves, los síntomas son más del tipo de desinterés, lentitud psicomotriz o alteraciones de la concentración... Los casos de depresión mayor sólo ocurren en un 10% de pacientes con enfermedad de Alzheimer, o en un 30% con demencia vascular. En cualquier caso, la presencia de síntomas depresivos es más habitual en los distintos tipos de demencia que la de depresión sindrómica.
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN:
Presencia de una enfermedad depresiva. Antecedentes de intentos suicidas. • Pérdidas afectivas y de autonomía, o cambio de estatus social. • Situaciones que lleven al aislamiento y desarraigo social. • Enfermedad médica crónica, dolorosa o invalidante, (según la autopercepción del anciano). Son los suicidios balance, mediatizados por la lucidez de la desesperanza en ancianos sin antecedentes psiquiátricos. Consumo de fármacos que tengan acción depresora, ansiógena o desinhibidora.
Tratamiento. (Medicina, Psiquiatría y Psicología): Detectar patología psiquiátrica subyacente, con especial atención a la evaluación y manejo de la depresión.
Empleo de tratamientos farmacológicos antidepresivos eficaces y seguros, principalmente los Inhibidores selectivos de la Recaptación de la Serotonina. El tratamiento médico debe estar adecuadamente combinado con el tratamiento ambulatorio psiquiátrico, teniendo en cuenta la situación vital del anciano.
El abordaje psicoterapéutico estará encaminado a la disminución –en número e intensidad- de los síntomas depresivos, así como al abordaje de aquellos sesgos y pensamientos cognitivo que están a la base de la disforia y del pobre funcionamiento vital del anciano, y, en particular la intervención psicológica irá dirigida a la disminución de la desesperanza, la indefensión o el sentimiento de inadecuación. Después de una tentativa suicida es necesario un control psiquiátrico continuado, sobre todo en los primeros meses por el elevado riesgo de recidiva. Desde la perspectiva de la familia, cuidadores, etc., es recomendable: Asegurar las visitas médicas regulares y la toma adecuada de la medicación. Mostrar disponibilidad y cercanía del personal asistencial, motivándolo para pedir ayuda en cualquier momento. Evitar el consumo de tóxicos (alcohol, dependencia de fármacos). Consultar siempre la interacción o efectos secundarios de nuevos tratamientos.
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