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El terrorismo como arma electoral: la miseria moral de la derecha política
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Desde la Code. Profesor de Derecho Penal de la Usal

El terrorismo como arma electoral: la miseria moral de la derecha política

Actualizado 19/05/2023 09:14
Julio Fernández

Desde que Aznar incumplió el acuerdo al que llegó con el gobierno de Felipe González, en 1995, de no utilizar el terrorismo como arma política y electoral, los únicos partidos que han vulnerado el acuerdo han sido los de la derecha cavernaria: PP, posteriormente Vox y algún sector de Ciudadanos. Este tridente diabólico sigue utilizando, de forma rastrera e indigna, el terrorismo para intentar cazar votos en las confrontaciones electorales.

Aznar -de forma vil y carroñera en febrero de 1996, poco después del asesinato a manos de ETA de Francisco Tomás y Valiente y ya en la campaña electoral que le llevó a la presidencia del gobierno- dijo en Palma de Mallorca que la masiva manifestación contra el terrorismo que hubo en Madrid en esos días era debido al “fallo y fracaso en la política antiterrorista del gobierno socialista de Felipe González”. Éste, días más tarde, visiblemente molesto y muy triste y en un mitin en Euskadi, se lamentó de que Aznar incumpliera el compromiso pactado entre PP y PSOE diciendo que “un responsable político no utiliza el terrorismo para dividir a los demócratas y dar aliento a los terroristas”. El propio Aznar comprobaría poco más de un año después, en julio de 1997, que las mayores manifestaciones contra el terrorismo de ETA se produjeron con el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco. Siguiendo su miserable teoría habría que decirle que en ese caso su fracaso en la política antiterrorista sería descomunal, pero ningún político en su sano juicio, con sentido común y decencia, se atrevió a proferir tan horrible barbaridad.

Desde aquéllos tiempos, el PP ha utilizado sistemáticamente el terrorismo como arma política y electoral en sus momentos más débiles, cuando carece de argumentos políticos y económicos para intentar derribar democráticamente a sus rivales, como los futbolistas que no pueden detener al rival deportivamente y lo hacen derribándolos con juego sucio y zancadillas; con una diferencia, que a éstos suelen amonestarlos y expulsarlos los árbitros. Desde la burda y canalla manipulación del atentado Yihadista del 11-M, en Madrid, apoyado por sus aduladores mediáticos, intentando involucrar a ETA del mismo, cuando todo el mundo sabía que habían sido las sucursales de Al-Qaeda en España las que asesinaron a 191 personas, pasando por el ataque feroz de otro incompetente político, M. Rajoy, al presidente Zapatero, acusándole de “traicionar a las víctimas”, hasta negar la desaparición de ETA, exclusivamente porque no fueron ellos los que gobernaban cuando se derrotó a la banda armada. Gobernaba Zapatero y su ministro del interior se llamaba Rubalcaba. Al PP esto siempre le ha sentado tan mal como a los demonios cuando los están exorcizando.

Pero, es más, la derecha reaccionaria utiliza electoralmente el terrorismo tanto esté en la oposición como en el gobierno. De tal suerte que el 2016, después de las elecciones generales de diciembre de 2015 y en las negociaciones del PSOE y Podemos para formar gobierno, el ministro de la Kitchen -Fernández Díaz, para el que la fiscalía anticorrupción solicita actualmente 15 años de prisión por presuntos delitos de encubrimiento, malversación y contra la intimidad debido a la participación en el operativo policial, pagado con dinero público, montado para espiar sin control judicial a Bárcenas y arrebatarle documentación comprometedora para el PP por los escándalos de corrupción- manifestó reiteradamente que el PSOE pactaría con los amigos de los terroristas, de los sediciosos y rebeldes catalanes y así impedir que siguiera gobernando M. Rajoy. Sí, es el mismo ministro que condecoraba todos los años a la Virgen con la medalla al mérito policial, el de misa y comunión diaria y el que hacía ostentaciones de estas condecoraciones en un estado laico, como España, que no tiene religión oficial.

Y siguió utilizando el terrorismo de forma carroñera Pablo Casado y actualmente –y creo que con más virulencia que nadie- lo hacen Feijóo –ese que tenía fama de manso, ya se sabe, “líbrame de aguas mansas que de las malas me libro yo”- y Ayuso. Feijóo ha quedado a la “altura de betún” o a la del amigo narcotraficante con el que disfrutaba, en su yate, de días de asueto vacacional, cuando ha manifestado que el PSOE negocia con Bildu, con los terroristas. Este personaje quiere ignorar que, gobernando el PP, en 2015, Bildu y el resto de formaciones de la izquierda abertzale también presentaban candidatos que habían sido condenados por terrorismo y habían cumplido sus penas y, en cambio, nada dijo el gobierno de M. Rajoy.

La Fiscalía General del Estado ha tenido que decir que Bildu es un partido democrático y que, por tanto, no se puede ilegalizar. A pesar de ello, Ayuso ha hecho las declaraciones más indignas, torticeras y perversas que pueden salir de la boca de un representante del pueblo: “ETA está viva, está en el poder, vive de nuestro dinero, mina nuestras instituciones, quiere destruir España, privar a millones de españoles de sus derechos constitucionales y provocar una confrontación”. ¡INCALIFICABLE!. Claro, como es lógico han tenido que salir familiares de víctimas del terrorismo a decirle a este personaje madrileño que deje de jugar con las víctimas y de utilizar políticamente el terrorismo. También Consuelo Ordoñez –presidenta del colectivo de víctimas del terrorismo (COVITE)- le ha dicho a Ayuso que deje ya de decir barbaridades y ha criticado que quiera resucitar a ETA que finalizó hace 12 años.

Muy mal le tienen que ir las cosas al PP en esta campaña electoral para actuar con esta rabia, esta indignidad y esta miseria moral contra el gobierno de Sánchez, el PSOE y el resto de partidos de izquierda. Carecen de argumentos sostenibles, puesto que el gobierno de izquierdas ha hecho los deberes y en una situación social tremendamente hostil por la pandemia y la guerra de Ucrania, ha mejorado la economía, incrementado los salarios, las pensiones y el empleo digno y, por otra parte, Ayuso ha destrozado la sanidad y la educación públicas, además del resto de servicios públicos esenciales para la colectividad. Ya lo decía Machado en uno de sus más conocidos poemas, cantado por Serrat “he andado muchos caminos…/ y en todas partes he visto…/mala gente que camina/ y va apestando la tierra”.

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