El Comité de Derechos Humanos de la ONU ha recomendado a los Estados que prohíban el uso de pelotas de goma en las manifestaciones y que en su lugar utilicen medios menos letales para controlar las protestas.
Patricia Mariño Gonçalves
Defensora de los Derechos Humanos
Si bien todo o casi todo el mundo conoce el uso de las pelotas de gomas por parte de la policía en nuestro país, son pocos los que realmente conocen el alcance y las consecuencias que tiene la utilización de este medio. En relación con ello, debemos mencionar la también famosa “Ley Mordaza”, una serie de reformas legislativas llevadas a cabo en el año 2015 por el Gobierno de Mariano Rajoy que no pocas veces ha recibido críticas por su más que posible vulneración de derechos fundamentales.
Respecto al uso de pelotas de goma, la Ley de Seguridad Ciudadana establece que su uso debe estar justificado por razones de necesidad y proporcionalidad, y siempre en situaciones de grave alteración del orden público en las que se requiere un uso mínimo de la fuerza. Además, la ley establece que su uso debe ser autorizado por un mando policial y solo puede ser utilizado por agentes que hayan recibido la formación necesaria para su uso. Por su parte, el Comité de Derechos Humanos de la ONU ha recomendado a los estados que prohíban el uso de pelotas de goma en las manifestaciones y que en su lugar utilicen medios menos letales para controlar las protestas.
Sin embargo, a pesar de estas regulaciones, el uso de pelotas de goma ha sido objeto de críticas, especialmente en situaciones de protesta y manifestaciones donde su uso ha causado lesiones graves a personas. Estamos hablando nada más y nada menos de 90 gramos de caucho macizo de alrededor de 5 centímetros de diámetro y que es lanzado por una escopeta a una velocidad de salida de 720 km/h.Y es que este tipo de armas, porque realmente se les puede llamar así, pueden llegar a causar lesiones tan graves como fracturas craneales y hemorragias cerebrales; pérdida del globo ocular o de la visión; fracturas y contusiones en el torso y extremidades; o graves lesiones en órganos internos como el hígado, el bazo y los riñones. Mas allá, en el peor de los casos estas pueden llegar incluso a causar la muerte.
Por esto, según el protocolo de intervención de las FFSSE, se debe de disparar solamente contra las extremidades inferiores, a una distancia mínima de 50 metros y debe además rebotar previamente en el suelo. A pesar de ello encontramos varios casos en los que se han apreciado lesiones en otra parte del cuerpo debido a su mala utilización. Según el informe realizado por la asociación Stop Pelotas De Goma, desde el año 2000 al 2020 se había contabilizado una muerte por impacto directo y al menos otras 11 personas que habían perdido un ojo. El primer caso es el de Iñigo Cabacas, un joven de 28 años que murió después de ser alcanzado en la cabeza por una pelota disparada por la policía durante una celebración del equipo de fútbol Athletic de Bilbao. Tampoco se debe dejar de lado el escenario que vivieron los migrantes en el año 2015 en la playa ceutí de El Tarajal, donde la Guardia civil había lanzado alrededor de 145 pelotas de goma y cinco botes de humo para evitar por encima de todo la entrada de estas personas a nado, hecho en el que murieron 15 migrantes. En esta ocasión el Secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, señaló que en ningún momento había habido una orden imperativa para que evitasen “a toda costa” la entrada de estas personas. Sin embargo, la guardia civil ocultó los informes y además tampoco se presentaron en el Consejo vídeos del momento del lanzamiento de las pelotas.
Un problema importante es el hecho de infravalorar la potencial letalidad y los peligros de este tipo de armamento. Un hecho que ha contribuido a ello es que la comunidad internacional había calificado estas armas como “no letales” hasta la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU de 2018, que se refirió a este tipo de armamento como “menos letal”. Por otro lado, cabe destacar la impunidad de las actuaciones por parte de las fuerzas de seguridad ya que, como se ha señalado anteriormente, el control sobre el uso de este armamento es ínfimo, además de existir casos de ocultamiento de información entre los propios miembros de los cuerpos de seguridad y sus altos responsables.
Concluyendo, las pelotas de goma no son un juguete que se pueda utilizar a la ligera. Las pelotas de goma son un medio de control de multitudes y deben usarse solo cuando sea necesario y de acuerdo con las directrices y protocolos establecidos. Además, su uso debe estar en consonancia con las normas internacionales de derechos humanos y evitar su uso en zonas sensibles, como la cabeza, el cuello y el torso, ya que estas áreas pueden causar lesiones graves y permanentes. Más allá, deberían de dejar de ser utilizadas por las Fuerzas de Seguridad, pues ya se ha visto que aun con la normativa vigente se sigue haciendo un mal uso de las mismas.
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