Hace quince días llegaba la primavera a nuestras tierras y a nuestras vidas. Por eso, al primer mes completo de la primavera, es decir, el mes de mayo, lo llamamos el mes de las flores. Hay que tener en cuenta que eso corresponde con rectitud al hemisferio norte, el nuestro, porque al hemisferio sur la primavera le corresponde al mes de noviembre.
Los católicos consideramos al mes de mayo el mes de la Virgen María. A ella la honramos en este mes con oraciones y cantos especiales. Y adornamos sus altares y sus imágenes con las mejores flores que podamos conseguir. La canción que refleja esta práctica la cantamos los católicos cada día del mes de mayo y dice: “Venid y vamos todos con flores a porfía, con flores a María, que Madre nuestra es”. La hemos cantado a diario en el mes de las flores desde nuestra infancia y, por eso justamente, el canto de dicha canción nos retrotrae al tiempo de nuestra niñez. Y en algún modo nos mantiene en la sencillez e inocencia de la infancia. Y nos lleva a sentirnos protegidos por el amor de la Madre.
El mes florido nos resulta agradable y nos lleva al sentimiento de lo mejor de nuestra vida. A cada uno de nosotros y a las comunidades o familias a las que pertenecemos. Incluso evoca y reclama la paz civil de nuestras sociedades. Que puede llevar consigo la expresión y realización de la paz que acaba con las guerras. En nuestras cercanías, los que tenemos ya alguna edad, podemos recordar la experiencia de la revolución de los claveles, que tuvo lugar el 25 de abril de 1985, con la que el pueblo portugués quiso significar la consecución de la libertad después de la larga dictadura padecida. Los soldados expresaban el gozo de la libertad poniendo claveles en el cañón de sus fusiles.
Hay un género de flor que simboliza por si misma la paz. Es el llamado Lirio de paz.
La Amapola o Lirio de paz es una planta herbácea que florece, comúnmente a finales de primavera, entre Abril y Mayo. Y en climas cálidos durante todo el año. Desde el punto de vista histórico, muchas personas la simbolizan como la flor de la paz.
El nombre científico del lirio de paz es spathiphyllum y forma parte de la familia de las araceae; esta hermosa planta es originaria de ciertas zonas tropicales del continente americano y debido a su belleza y delicadas hojas es considerada una planta de interior.
El lirio de paz es muy apreciado por contribuir con la purificación de los ambientes o el aire de sustancias como el benceno y el formaldehido.
Tiene gran significado el uso de las flores como arma de paz frente a las armas de la guerra. Hoy habría que utilizar esta arma en Rusia, en Ucrania, en Israel, en Palestina, en Siria y Turquía, en Sudán del Sur y en tantos otros lugares.
Llevemos flores a la Señora en el “mes de las flores”. Para que haya paz. “Con flores a porfía, con flores a María que Madre nuestra es”. Los misioneros van por todo el mundo llevando eficazmente las flores de la Paz. “La Paz os dejo, mi paz os doy”, nos dejó dicho el Príncipe de la Paz, y nosotros lo repetimos cada día en la parte central de la Eucaristía. “Daos fraternalmente la paz”.
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