Carmen Esteban, psicóloga sanitaria y educativa especializada en la etapa perinatal, infantil, y en adolescencia, lo explica
Se ha observado que muchas fobias en la edad adulta tienen origen en la edad infantil. Y es que la ansiedad es una emoción muy similar al miedo, pero que ocurre en ausencia de un estímulo amenazante. Se asocia con tensión muscular, con un estado de hipervigilancia ante un peligro futuro, y con comportamientos prudentes y de evitación.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus Carmen Esteban, psicóloga sanitaria y educativa especializada en la etapa perinatal, infantil, y en adolescencia, con motivo de la publicación de 'Educar con paciencia' (Espasa), donde aborda el tema de la ansiedad en los más pequeños de la casa, y señala que esta puede aparecer sobre los 18 meses, con la conocida como 'ansiedad por separación'.
Sobre los síntomas de ansiedad en la infancia dice que hay que diferenciar cuando es evolutiva o no: "Es una emoción que es normal, y nos permite sobrevivir, la supervivencia, y nos avisa de un peligro y nos ayuda. Es patológica cuando afecta en el día a día del niño, 'no me puedo separar de mis padres', 'no puedo ir solo a determinados sitios'; les afecta, además, significativamente a nivel académico, social, personal, o familiar".
"Generalmente cuando hay un niño con un tipo de ansiedad, en la familia también suele haberla. La ansiedad se puede transmitir, pero sin culpabilizar a los padres. Y estos deben buscar ayuda siempre. La Ciencia ha demostrado que los padres con un diagnóstico de trastornos de ansiedad suelen utilizar pautas de crianza que incrementan el riesgo de ansiedad de sus hijos, pues presentan conductas más controladoras e intrusivas, y ellos mismos ofrecen a sus hijos conductas ansiosas", destaca esta especialista.
Igualmente, considera que cuando no se toma en serio la ansiedad esta se puede intensificar: "Los miedos de los niños nos parecen tonterías y los exponemos a una situación que ya les genera un nivel de ansiedad alto, como el miedo a la oscuridad. 'Pero que es una tontería', 'que estás en casa', 'las brujas no existen', y entonces con esa falta de empatía y de comprensión por su miedo, por muy irracional que sea, aumentamos el nivel de ansiedad porque el niño se siente más inseguro y es importante acompañarlo".
"Si los niños son muy pequeños, tienen 2-3 años, esta ansiedad de separación es normal, porque se están adaptando a la escuela y durante un tiempo no es patológica. Hay que ver cuál es la edad del menor y la duración de lo que lo que está haciendo. Si ocurre el primer mes y es chiquitín no es patológico, pero si es más mayor y es persistente, sí que habría que verlo. Entre los 3-6 años debe ir disminuyendo", apostilla.