El “Nazareno” sella su promesa de silencio en la noche bejarana

El silencio y la luz tenue de los candiles, han sido los testigos de la promesa de silencio que en esta noche de Miércoles Santo han refutado la Hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias y la ciudad de Béjar. La noche ha sido protagonizada por la imagen del llamado de forma coloquial el “nazareno de las monjas” ya que llegó a Béjar sobre el siglo XVII trasladado desde un convento ya desaparecido y del que no se conoce su autor, es una de las piezas de la Semana Santa con más solera y antigüedad, destaca por su túnica morada y los cuidados detalles del rostro de Jesús.

Un año más, los hermanos y hermanas han cumplido con la regla máxima de este desfile procesional: no articular palabras y dejar que las campanillas y tambores marquen el caminar de las dos tallas en su paseo hacia el ágora principal de la localidad textil, donde les esperaban integrantes de la Seráfica Hermandad del Divino Salvador en su pasión y Nuestra Madre Dolorosa con una “Verónica”, prestos a rendir tribuno a la imagen de Jesús con la cruz al hombro.

Antes de todo eso, el público se agolpaba en los alrededores de la Iglesia de Santa María la Mayor para ver la salida tanto del “Nazareno” como de la talla de Jesús flagelado, que abre el cortejo y que portan miembros femeninos de la Hermandad. Las notas de un violín tocado por un joven hermano de la entidad, envolvieron el momento aún más en la sobriedad y devoción de los presentes, que guardaron durante toda la procesión un más que respetuoso silencio.

Tras la salida de ambas imágenes, las luces del alumbrado público se fundieron a “negro”, dejando a la vista tan sólo un reguero de velas, que cuales luciérnagas en la noche brillaron con intensidad mostrando el sendero y el caminar del cortejo, que tras ascender hasta la Plaza de la Piedad volvió a su lugar de reposo, la Iglesia de Santa María, para culminar así con el Miércoles Santo en Béjar.