Lunes, 13 de mayo de 2024
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Itinerario salmantino. Los magnolios que anuncian la primavera
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Por Charo Alonso y José Amador Martín.

Itinerario salmantino. Los magnolios que anuncian la primavera

Actualizado 04/04/2023 10:40
Charo Alonso

"El jardinero benévolo que plantó la magnolia sulangeana o magnolia de hoja caduca en la Plaza de España, nos ha acostumbrado a este árbol bello que puede medir hasta seis metros de altura"

En la populosa, en la diaria Plaza de España nuestra, se suceden los coches que pasan al ritmo de los semáforos y la curva que traza el elegante vaquero de Venancio Blanco mientras atraviesan los caminantes, rumbo al centro de la ciudad, los trazos peatonales dirigiéndose a la amable y siempre concurrida calle Toro con sus tiendas hospitalarias, su aguja gótica y su promesa en la Plaza del Liceo del Ágora salmantina… Es el nudo, la Plaza de España, que ata las arterias de la ciudad, ahí donde las luces y los sonidos nos guían en medio del tráfico constante y en ese apretado puño del corazón, un árbol casi asomado a la calzada nos avisa, cuando pasa el invierno inclemente, de la futura llegada de la primavera. El jardinero benévolo que plantó la magnolia sulangeana o magnolia de hoja caduca en la Plaza de España, nos ha acostumbrado a este árbol bello que puede medir hasta seis metros de altura, que pierde sus hojas en el invierno cruel de Salamanca y que nos ofrece, muy a comienzos de la primavera, el regalo de sus flores rosadas. Cubierto por completo de capullos que se abren al paso de los paseantes, nuestra magnolia urbana anuncia la riqueza de la primavera y nos otorga el detalle de un cierto aroma a limón y a felicidad sorprendente, ya que el árbol se llena de flores antes que de hojas… devolviéndonos el gusto por los pequeños milagros cotidianos surgidos en medio del asfalto.

Ciudad engalanada de árboles con flores como nubes blancas, cerezos japoneses de delicada virtud colorida… Salamanca se deja acunar por la constancia de los magnolios de este rincón de paso, de esta plaza plena, de este paseo para bajar al centro que amamos. Y los magnolios, tan hermosos en su nombre de flor y canto, tan plenos de matices, tan apretados de promesa de flor y luego hoja, nos regalan la primavera adelantada, la del frío y la promesa de sol, calor y vida. Y nos sorprendemos como Amador, fotografiando su exquisita espuma, a la sombra de la rama de su belleza, admirados año tras año del milagro que resucita, Semana Santa de la pura, cotidiana, de su hermosura absoluta.