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Jugar con fuego
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Jugar con fuego

Actualizado 03/04/2023 08:27
María Jesús Sánchez Oliva

Como nunca me interesaron las revistas del corazón y la televisión, salvo para programas muy puntuales, que empezaron a ser los menos, tampoco me interesa demasiado, hacía años que no sabía nada de Ana Obregón, pero esta semana ha sido portada de todos los periódicos, tema de conversación en la calle, comentario en los mensajes… y he tenido que enterarme de su vida y milagros. Parece que la presentadora perdió un hijo hace años y cayó en una depresión. Se comprende perfectamente, que los padres tengan que enterrar a los hijos, es algo tan duro, tan ilógico, que no sé de nadie que haya podido superarlo, el hijo que se va, se va para siempre, y como las leyes de la vida no tienen trampas como las leyes de los hombres, o se aceptan por las buenas, o se aceptan por las malas, pero antes o después, aun teniendo otros hijos, hay que acostumbrarse a vivir con la ausencia. Para volver a vivir con ilusión, con 68 años encima, acaba de ser madre, mejor dicho, abuela, que es lo que la naturaleza nos permite ser a esa edad, por gestación subrogada en Estados Unidos puesto que en España es algo prohibido. No es mi costumbre juzgar a nadie, pero cuando alguien pregona su vida privada a los cuatro vientos como lo ha hecho esta señora, está dando permiso para opinar al menos, sobre todo cuando se trata de asuntos que pueden tener consecuencias para toda la sociedad como es el caso.

Hacer publicidad de la contratación de mujeres para que gesten y den a luz niños que luego entregan a sus clientes está prohibido en España. Es evidente que la señora Obregón tenía licencia para saltarse la ley a la torera porque nadie espera que su actitud vaya a tener consecuencias. Debería servir al menos para que cuando las leyes prohíban algo se especifique con claridad quiénes y por qué están exentos de cumplirlas. Los países donde este tipo de maternidad está legalizada exigen que tiene que hacerse de forma altruista, pero nadie duda de que siempre hay dinero por medio, y no poco precisamente, de hecho los que deciden ser padres a través de los llamados vientres de alquiler son personas con alto nivel económico. La señora Obregón tiene la ventaja de poder recuperar la importante suma de dinero que supuestamente ha pagado vendiendo ahora los progresos de su hija a las revistas del corazón que seguramente pagarán el oro y el moro para llenar sus páginas. Y finalmente sorprende la atención que han prestado los partidos políticos y la reacción de algunos sobre todo.

La mayoría, afortunadamente, se han manifestado en contra de legalizar esta práctica, solamente el PP se ha manifestado a favor. ¿Quién lo diría? Aquel PP que en su día se oponía a que los españoles pudiéramos divorciarnos ahora quiere que podamos comprar hijos como se compra una lavadora y venderlos como se vende un coche, porque ellos saben de sobra que las leyes prohíben matar mujeres y aumenta el número de asesinatos, robar y hasta entre los políticos hay ladrones, provocar incendios y apenas ha llegado la primavera y los campos ya han empezado a arder, traficar con drogas y se sigue traficando, con migrantes y los mares están llenos de tumbas, con mujeres y no pocas vienen a trabajar y acaban ejerciendo la prostitución… y para qué seguir.

Si esta forma de ser padres llegara a ser algo normal tendría consecuencias tan graves para la humanidad que sólo pensarlo da miedo, muchísimo miedo, pero explicar bien algunas en unas líneas es imposible, y como queda claro que estoy totalmente en contra terminaré pidiendo que nuestros gobernantes se dejen de contribuir a esta peligrosa práctica y se preocupen de mejorar el sistema de adopciones en vigor, que para ser buenos padres no hacen falta tantos papeles, tantas pruebas, tantos estudios… porque de seguir así antes o después acabaría siendo legal lo que no es otra cosa que jugar con fuego, y cuando se juega con fuego sólo hay una posibilidad: quemarnos vivos.

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