Últimamente ha tomado el Ayuntamiento la costumbre de tapar vergüenzas, quiero decir, de aprovechar espacios sin uso para informar sobre grandes actividades. Escaparates de comercios desaparecidos o paredes de solares abandonados. No me parece mal la iniciativa, ampliar información sobre eventos del momento, cubriendo lugares que de otra forma suelen afear su entorno. Confío no olviden que la autopromoción sin más no atrae turistas, y los nativos tenemos otras posibilidades para conocer esas cosas. Estos días ha sucedido con la Semana Santa como se hizo en la pasada, foto oficial incluida.
Es innegable que la columna vertebral del turismo monumental salmantino, por desgracia el cultural más allá de ver edificios es una quimera, se fundamenta en el eje Plaza Mayor-Catedrales por la Rúa Mayor desde hace mucho tiempo. A pesar del pasado Plan de Excelencia Turística y otras iniciativas, incluso del actual Plan de Gestión de la Ciudad Vieja, no salimos de ahí. Las Calles de San Pablo, Ramón y Cajal o Rosario, vías con autentico atractivo para ampliar el horizonte turístico salmantino, siguen tomadas por coches y sin promoción municipal. Quizás el lento despertar de los reflejos “Populares”, ya reaccionando en algunos temas, alcancen algún día a ver más allá de las terrazas.
Pero quedándonos en la Rúa Mayor, es sorprendente los años que llevan empantanados en esta calle algunos problemas. En su parte más moderna, entre la Calle de Palominos y la Plaza de Anaya, empieza a ser difícil encontrar a salmantinos que recuerden como era sin una tapia sujetando la fachada de un desvanecido edificio. Complicado además por los notables restos arqueológicos aparecidos tras ella, la muralla más primitiva. Aparte de esto, desconozco otros irresolubles motivos que imposibilitan una solución satisfactoria tras las largas décadas transcurridas, cuestionando la eficacia municipal.
Alejándonos de la Catedral, entre las Calles de Felipe Espino y Jesús, hay otro par de solares. Uno pequeño, sin fachada, también largo tiempo atesorado y sin visos de nada. Y luego está el más reciente del viejo Hotel Universal y la Liberaría Núñez, tan vinculada a un centenario diario desgraciadamente desaparecido como ella. El largo abandono del edificio supuso la puntilla a la librería y a algún otro negocio, y empieza a parecerse cada vez más al primer solar mencionado. ¿Podemos decir que la belleza estética de la calle gana tanto con esas paredes abandonadas y retenidas por un esqueleto metálico para mantenerlos tanto tiempo?. No aprecio su realce para pasos procesionales, si bien quizás la abundancia de elementos hosteleros “provisionales” ayudan a disimularlo.
Hace también mucho tiempo, gobernando Jesús Málaga, se lanzó una iniciativa llamada algo así como Catálogo de Solares, cuyo principal objetivo era acabar con este tipo de enquistadas situaciones. Un cambio de color político acabó con la idea y nunca más se supo. Quienes permanecen son esos solares abandonados, y otros repartidos por la ciudad como ya vimos hace tiempo. Y nada apunta a soluciones imaginativas por nuestros eficientes munícipes gobernantes, más allá de poner unos costosos carteles de vez en cuando. Aunque solo piensen en turismo, cuando ellos visitan otras ciudades dudo mucho les guste tropezar con ese feo abandono tan visible. También es cierto que cuando desfilan todos los años en Ferias, por ejemplo, no lo ven.
El más antiguo de los colegios seculares de España, conocido popularmente como de Pan y Carbón, es otra insigne ruina con solera muy cerca de la Rúa Mayor. Si no se ven las de esa calle, esta resulta mucho más invisible desde hace....
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