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El pensamiento obsesivo sustituto de la realidad
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El pensamiento obsesivo sustituto de la realidad

Actualizado 14/03/2023 09:22
Francisco Delgado

En nuestra vida pública actual estamos viviendo ejemplos de pensamientos de tipo obsesivo, que son claras pruebas de que los grupos, las masas, también sufren síntomas neuróticos obsesivos; me referiré a tres ejemplos de la actualidad, dispares entre sí pero enormemente significativos.

Ya me he referido en un artículo anterior a las interminables discusiones que la llamada “ley del sí es sí”, ha creado entre los dos partidos que la han dado vida, primero, y guerra o desacuerdo radical después y cómo este mutuo desacuerdo ha trascendido a la sociedad general y a colectivos feministas. Aparentemente los desacuerdos han nacido por las sorpresivas novedades en las penas de los delincuentes sexuales que supuestamente la ley ha creado: muchos condenados han visto acortarse el tiempo de prisión por la nueva ley. Y esto parece haber “escandalizado” a todo el mundo. Pero, en un plano más latente ¿ qué escandaliza de esta nueva ley y su puesta en marcha? Parece claro que es la radical novedad de que un sujeto jurídico, una mujer que denuncia una agresión contra ella y su intimidad, sea la portadora de una confianza del legislador en sus palabras, que no pueden ser puestas en cuestión por dudas o prejuicios ancestrales a causa de “la seducción que ejerce siempre la mujer sobre los pobrecitos hombres: la culpabilidad de Eva en el pecado de Adán”. La ley ha creado unas resistencias, con frecuencia inconscientes, tan poderosas en una gran mayoría de hombres, que ha estado a punto de ser abortada en su esencia.

Un ejemplo muy distinto de pensamiento obsesivo, que, esta vez raya en lo puramente cómico, ha sido la revisión que la Real Academia de la Lengua ha llevado a cabo con la humilde tilde o acento del adjetivo solo, cuando su significado puede ser identificado con el adverbio solamente. La realidad es que desde hace ya muchas décadas todos los millones de españoles habíamos asumido la pequeña utilidad de diferenciar con un acento el “solo” equivalente del adverbio“solamente” al “solo”, adjetivo. No nos cabía la menor duda. Cuando RAL decidió suprimir ese acento, no le dimos importancia, pues su existencia o no, no cambiaba nada esencial del significado de cualquier frase. Pero lo que sí nos parece a la mayoría una “majadería”, es que se vuelva a revisar la humilde tilde otra vez; a mí me recuerda esos síntomas de los neuróticos obsesivo-compulsivos, que no pueden dar un paso sin contar la cantidad de baldosas que han pisado yendo de la puerta de su casa al bar de la esquina: un síntoma de que en el interior de ese paciente “hay mucho tomate no identificado” a punto de saltar por los aires y solo logra frenar el estallido, inventándose una infantil estrategia para distraerse a sí mismo.

Con todo lo que se está cociendo en los cambios de la lengua española y la importancia del español en el mundo, ¿qué sentido tiene generar una batalla porque un mosquito se ha colado en alguna ventana abierta de la sede la Real Academia?

El tercer ejemplo, la controversia sobre la ley Trans y específicamente la edad en la que la ley permitirá que la o el joven pueda decidir sin consentimiento paterno cambiar jurídicamente su género, tal como se siente desde muy pequeño/a su identidad, ha sido el síntoma obsesivo cuya discusión ha pasado del terreno de los legisladores a gran parte de la sociedad. ¿Qué miedo se percibe con esta nueva ley? ¿Que de repente a gran parte de nuestros jóvenes les dé por cambiarse de género, por “capricho” o “moda”? ¿O será que esta nueva ley sugiere la realidad de que el ser humano no es, en su ser y estar en el mundo, ni totalmente femenino ni totalmente masculino y que en esta plasticidad del ser humano las pautas culturales pueden modificar significativamente “las identidades”? ¿No nos estamos acostumbrando, tranquilamente, por fin, a ver un equipo femenino de fútbol jugar con eficacia deportiva y no estamos viendo cotidianamente que porque el hermano, el niño o el padre laven los platos de la comida o hagan la cama no se van a “femineizar” ni nadie les va a calificar de “raros”?.

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