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Los ganaderos salmantinos, al límite: “Los costes de producción son insostenibles, estamos con la soga al cuello”
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LA REALIDAD DEL SECTOR PRIMARIO

Los ganaderos salmantinos, al límite: “Los costes de producción son insostenibles, estamos con la soga al cuello”

Actualizado 10/03/2023 11:07
Raul Blazquez

Bernardo García responsable de una explotación familiar en Santiago de la Puebla, asegura que hoy produce “con un escaso margen de ganancia”

Se llama Bernardo García Díaz y hoy, a sus 42 años, ve con no poca preocupación el futuro de su explotación porcina, esa que con tanto esfuerzo comenzaba a levantar su padre y que hoy, con los madrugones y continuos quebraderos de cabeza, mantiene en pie, en producción y con una ilusión pírrica en su Santiago de la Puebla.

Se trata de un productor con ganas, al que las dudas le llevan asaltando desde hace años, justo con la llegada de la pandemia, algo que provocaba un terremoto en el sector porcino y también el comienzo de su impacto en las redes sociales, especialmente en Twitter, donde sus mensajes son seguidos, debatidos y repartidos en sensibilidades varias, pero siempre poniendo por delante de cada palabra la verdad que hoy parece estar viviendo el sector de los productores nacionales de porcino.

Tal y como explica Bernardo, hoy en su explotación dispone de un centenar de cochinas de cría, contando con las de reposición, teniendo previstos un total de 24 partos. “Yo me dedico principalmente a generar lechones de 25 a 28 kilos y venderlos a cebaderos. Pero ahora mismo esta producción está prácticamente parada por la situación y la inestabilidad, aunque con mucho esfuerzo estoy tratando de retomarlo a más nivel”, afirma.

Para este productor, la principal problemática que ahoga el sector son “los elevados costes de producción, mientras que estamos vendiendo el producto a precios de hace 20 años…no es mal precio, pero hoy es muy difícil vender lechones para cebarlos debido al coste que supone. Apenas nadie quiere y no le vemos salida, así que no nos queda otra que parar o hacerlo muy poco a poco” mientras que analiza, haciendo una mirada atrás, cómo “antes teníamos de costes de producción unos 50 euros por lechón (poco antes de la pandemia), mientras que ahora son 70 euros más o menos. Esta diferencia casi es el beneficio que puedes obtener, por lo que ahora estás cambiando dinero o produciendo por debajo de los costes incluso”.

Para Bernardo, otra de las patas principales que está articulando la difícil realidad del sector es la falta de apoyos desde la administración ya que, tal y como detalla, “el sector porcino ibérico y blanco no recibe ninguna ayuda de la Unión Europea. Tenemos que cumplir toda la normativa europea, pero a la hora de hacernos iguales en ayudas nada de nada. Se han reclamado pero siempre se han escudado en que se trata de una crisis sectorial y se regularizará sola… pero así seguimos, sin nada y siempre a base de prohibiciones que nos suponen incrementos en la producción” algo a lo que añade que “llevo tiempo viendo que la administración se ve muy lucida y con la conciencia tranquila por la reducción de emisiones, eso es positivo claro está… pero llegaremos a aburrirnos y acabarán con la producción, por lo que tendrán que traer los productos de fuera, suponiendo que aquello que tú me has prohibido en mi explotación, porque contamina, se lo vas a consentir a lo que venga, ya que no te va a quedar otra que tragar con ello, es incomprensible de verdad”.

Una situación que sitúa en un momento límite al sector y la producción, poniéndole “con la soga al cuello”. Los productores están derivándose a las integraciones, el modelo en el que tú pones la granja, sus gastos de mantenimiento y la mano de obra, la empresa te trae los animales y el pienso, y al final del proceso te pagan un porcentaje por cada animal. Hay empresas que ya solo se dedican a ello y muchos productores ya desgraciadamente buscan la estabilidad y se integran. Es una decisión comprensible dada la situación, pero es una pena que el futuro vaya por este camino”, vaticina.

Un escenario más que inestable que, al preguntarle por si hubiera algún joven que se planteara la puesta en marcha de una explotación como la suya afirma rotundo que “le quitaría la idea, ya que entre la burocracia y la cantidad de dinero que tienes que poner para arrancar de cero, viendo la rentabilidad que ofrece, no lo aconsejaría para nada”.

Además, asegura que falta unión sectorial para crear futuro ya que “nos reunimos, compartimos penas, pero no hay unidad ya que cada uno mira por sus intereses como es lógico. Hubo una asociación en Salamanca sobre el sector que surgió, quedo en suspense y se intentó reflotar, pero al final nada de nada. Las mesas de trabajo, a través de la interprofesional, es muy poco lo que pueden hacer, más allá de promocionar el jamón ibérico a nivel mundial y que se lleve la norma con seriedad, el resto nada”.

Es una complicada radiografía de la realidad de un sector, que hoy parece permanecer en la sombra, pero que poco a poco parece contar con mas adeptos, esos que leen y siguen la evolución de productores como Bernardo en las redes. “Voy viendo en Twitter cómo la gente va tomando conciencia y reconociendo el esfuerzo que estamos realizando los productores, valorando de dónde viene lo que comemos”, concluye.