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Nueva campaña para combatir la procesionaria en varias zonas de Santa Marta
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Nueva campaña para combatir la procesionaria en varias zonas de Santa Marta

Actualizado 06/03/2023 18:20
Redacción

Se mirará la presencia de esta oruga en la carretera de Naharros, la entrada al parque de Valdelagua, La Fontana y la calle Ávila

El Ayuntamiento de Santa Marta está inmerso en la campaña de prevención contra la procesionaria en las zonas con más presencia de esta oruga, que son la carretera de Naharros, la entrada al parque de Valdelagua, La Fontana y la calle Ávila, donde se acumulan un mayor número de pinos. Se trata de una campaña que se hace todos los años y que pretende evitar los perjuicios que provoca la presencia de este insecto que se alimenta de esta especie de árboles, perjuicios que van desde daños cutáneos leves hasta reacciones alérgicas severas, tanto en seres humanos como en mascotas.

“Es una campaña que comienza sobre el mes de febrero y que termina en primavera y que comprende varias fases que tienen que ver con la época del año y con el grado de afectación de los árboles. Queremos que los vecinos que frecuentan estas zonas solos o con sus mascotas lo sigan haciendo con absoluta tranquilidad”, explica Marta Labrador, concejala de Medio Ambiente.

El tratamiento debe hacerse en una época específica del año, atendiendo a la fase de evolución en la que se encuentra la oruga y también a su ubicación en las distintas partes del árbol. Así, de septiembre a marzo —ambos incluidos— la procesionaria está en fase de larva y se instala en las ramas de los pinos. En abril y mayo se desplazan hasta el suelo en estado protegido y de crisálida respectivamente; en el mes de junio —ya convertida en diapausa o de baja actividad fisiológica— se desplaza por el aire, y en julio y agosto vuelve a las ramas, primero en fase de adulto y después en estado de huevos.

En cuanto a los tratamientos para combatirlas, uno de los primeros pasos es proceder a la revisión de las zonas que se suponen más afectadas para retirar todos los bolsones y nidos que se encuentren, de forma que se destruyen las larvas. En el caso de los árboles de difícil acceso, se instalan unos anillos en los troncos para evitar que las orugas bajen hasta el suelo.

A esta primera fase le sigue el tratamiento de endoterapia para aquellos casos donde la incidencia es mayor. Consiste en inyectar a presión un biocida en el tronco del árbol de forma que se incorpora a su savia natural y llega a las hojas de las que se alimenta la procesionaria del pino. Al introducir el biocida directamente en el sistema vascular del árbol, este se distribuye de forma homogénea. Este tratamiento es totalmente inocuo para las personas.

Más adelante y para evitar la reproducción de este insecto que ya se encontrará en fase adulta, se procederá a la instalación de trampas con feromonas para capturar a los machos. Con esta última intervención finaliza un proceso que comienza en febrero y acaba en primavera y que ha supuesto para el Ayuntamiento una inversión de 1.070 euros.

“La procesionaria está cubierta de unos pelos urticantes que flotan en el aire y pueden producir diferentes grados de irritación en oídos, nariz y garganta, por eso es tan importante actuar a su debido tiempo, ya que se trata de una cuestión de salud pública en la que son vitales las intervenciones periódicas de los ayuntamientos”, concluyó Labrador.