El experto en sexualidad se muestra crítico con la ‘Ley Trans’ y asegura que el papel de los psicólogos “es fundamental” para que “les ayuden y les apoyen”
El nombre de Félix López Sánchez en el ámbito educativo y de investigación viene relacionado a un hecho importante. Fue el primer catedrático de Psicología de la Sexualidad en España cuando corría el año 1990. No era fácil, ni común, hablar de sexología en ese momento. Sin embargo, ese término ya se había adentrado en la Universidad de Salamanca de su mano en el año 1979, cuando se propuso que esa asignatura fuera una optativa, lo que costó cierto ‘revuelo’ en los pasillos de la Universidad. Pero se logró. “Conseguimos con esto ser pioneros de todas las universidades. Aquello fue un hito importante. Logramos, con la mayoría de los votos, y después de dos votaciones, que esa asignatura de nombre ‘Psicología de la sexualidad’ apareciera por primera vez en nuestro país en el Boletín Oficial del Estado”, explica López.
Su carrera, desde entonces, es intachable, y se ha convertido en un referente sobre dicha temática. Es Doctor en psicología. Máster en psicología clínica. Máster en sexología. Catedrático de psicología de la Universidad de Salamanca. Más de 30 años de investigación reconocidos por la Agencia Nacional de Evaluación. Director del ICE (Instituto de Ciencias de la Educación). Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Marcos en Perú, la más antigua de América. Premio profesional de Infancia de Castilla y León. Premio a la Trayectoria Profesional: Academia Española de Medicina y Sexología. Miembro de Honor de la Sociedad Española de Pediatría de la Adolescencia. Autor de numerosísimos libros y artículos sobre educación sexual, necesidades en la infancia y adolescencia, menores infractores, promoción del desarrollo personal y social, ética de las relaciones sexuales… Su último libro vio la luz el año 2022 y se titula: ‘Estilos amorosos: De qué depende nuestra vida sexual y amorosa’.
Actualmente, es columnista de SALAMANCArtv AL DÍA. Desde su ventana de opinión, cada viernes llega a los lectores de este medio de comunicación. Ahora, visita las instalaciones, y analiza de manera detallada cómo el paso de tiempo ha hecho que el término de sexualidad haya evolucionado, y analiza las leyes más polémicas que se han puesto en marcha en los últimos meses. Lo tiene claro: “Hay una búsqueda de votos desesperada y eso me produce una tristeza tremenda, porque la sexualidad no tenía que ser ni de derechas ni de izquierdas”, matiza.
Tiempos distintos. La sociedad ha cambiado mucho desde ese 1979 cuando se impartió la asignatura de ‘Sexología’ como optativa. Hoy la sexualidad está introducida en los centros educativos, por supuesto en la Universidad, y en general en la sociedad… ¿en qué se ha evolucionado?
Se ha evolucionado, no podía ser de otra manera, pero sí debo decir que yo que siempre he estado en contacto con la gente y por lo general, pese al tema a tratar, siempre me he encontrado buenas reacciones. No he tenido problemas nunca para hablar de sexualidad en la Universidad, ni en diferentes foros, de hecho, la prueba fue que esa optativa fue un éxito, la más reclamada por los alumnos, y de ahí todo fue a mejor. Sin embargo, en los centros educativos es diferente, hay altos y bajos, y los ha habido siempre. Está claro que la educación sexual es obligatoria, es una materia trasversal, pero en muchísimas partes se convierte en un hecho retórico. Los educadores son profesionales que deben ofrecer conocimientos bien fundados, valores universales, incluyendo una visión positiva y ética de la sexualidad.
¿Y qué papel juega la familia? ¿Los padres deberían hablar más de sexualidad a la hora de educar a sus hijos?
Es fundamental que sea así. Lo más importante de la educación sexual se aprende en la relación de apego, y el apego es lo más potente que hay entre padres e hijos. Ahí es donde aprendemos a empatizar, a acariciar y ser acariciado, a mirar y a ser mirados. A estar cerca. Lo más importante de la vida sexual amorosa lo aprenden en la familia. Quien no entienda eso no entiende nada.
Pero es difícil para los padres. No es lo mismo hablar de relaciones amorosas que hablar de sexualidad…
Eso ha pasado siempre, es así, sí. De sexualidad los padres por lo general no hablan. Desde pequeños los niños van a hacer preguntas con toda seguridad, y los padres tienen que contestar a esas preguntas con veracidad, no hacerse los suecos, o dejarlo para luego. Es importante que no se describa la sexualidad a los niños como algo peligroso o sucio, sino que se les explique que ellos son los propietarios de su cuerpo, sexualidad e intimidad.
Los abusos sexuales a menores son una lacra social que no cesa. ¿Cuáles son los motivos principales?
Hay factores de riesgo que hacen que aumenten estos abusos, y están vinculados muchos ellos a que está aumentando el consumo de alcohol y drogas por los adolescentes y jóvenes, el consumo de violencia y pornografía, la incorporación de las mujeres a prácticas de riesgo, pornografía y violencia sexual en los medios… son muchos factores. Y a eso se suma también muchas veces la falta de autocontrol: no saber controlarse a pesar de saber que no es ética esta conducta. Los datos son los que son, y conocemos que en torno al 10% de los niños y 20% de niñas sufren abusos, cerca del 50% de víctimas los sufren varias veces, con frecuencia por parte del mismo abusador y el 70% de los menores lo comunican a alguien preferentemente a un amigo o amiga y a la madre, pero amistades y familiares le guardan el secreto, con frecuencia. Ante esto, la sociedad reacciona con indignación y alarma, también con un apoyo empático a las víctimas y sus familias, y eso está muy bien; pero es muy insuficiente. Necesitamos formar a la infancia, a las familias y a los ciudadanos.
Respecto a la temática de la que es experto, se ha aprobado en España recientemente la polémica ‘Ley del solo sí es sí’. ¿Cómo la valora?
Sinceramente, no puedo juzgarla en lo jurídico (es bueno saber lo que no sabemos), pero sí sé que en las relaciones interpersonales y sexuales un ‘no’ pude cambiarse en un ‘sí’ a lo largo de un proceso de seducción (si es exitoso, respetando la libertad de la pareja; no digo violento, ni agresivo, ni engañoso). Y un ‘sí’ puede convertirse en ‘no’, a veces en un instante, en una relación que estaba siendo consentida porque el ‘sí’ y el ‘no’, el consentimiento o el no consentir, es inherente a la libertad de la persona y, por tanto, la persona puede cambiar su decisión. Por eso hablamos de ‘delitos contra la libertad sexual’, la propiedad del cuerpo, la sexualidad y la intimidad de cada persona. Por tanto, la necesidad de consentimiento está asentada siempre en la libertad, que nunca se pierde. Consentimiento que se puede expresar con hechos-conductas, gestos y palabras. Definir jurídicamente el consentimiento no es siempre tan fácil. Probar que no se consintió es, a veces, muy difícil.
Otra de las últimas polémicas ha venido generada también por la recién aprobada ‘Ley Trans’. ¿Está de acuerdo con ella?
Para nada, soy muy crítico con esta Ley, sinceramente. Creo que se están equivocando de pleno ya desde un planteamiento. No son personas que deciden ser transexuales, sino personas que saben, están aseguras de tener otra identidad que no se corresponde con su cuerpo real. No sabemos las razones, pero sí sabemos reconocerlas, aceptarlas y ayudarlas.
Los transexuales disconformes con su cuerpo pueden requerir, según cada caso, ayudas quirúrgicas, psicológicas, educativas, sanitarias, etc. Es una contradicción, si de entrada no reconocemos los problemas de forma adecuada, pedir ayudas costosas al Estado. La normalización no empieza negando los problemas o cambiándolos de nombre, sino reconociéndolos y afrontándolos.
Los profesionales de la salud mental ya se han manifestado en contra porque esta Ley los deja fuera…
Es algo inaudito. La ley se enfrenta a los profesionales de salud mental negándoles que tengan algo que decir sobre este tema, porque debe respetarse siempre y en todos los casos lo que autodetermine cada persona. Claro que luego, en la segunda parte de la ley, pide cuanto más mejor al sistema sanitario y social.
Necesitamos profesionales que ayuden a estas personas y las apoyen. Los profesionales no son sus enemigos, sino sus valedores ante las familias, si están desorientas, y ante la sociedad. La identidad personal y sexual, por otra parte, tiene muchas implicaciones, además de las sanitarias. Y otra cosa que también rechazo de esta Ley es que parece que está en contra de las familias, proponiendo que la decisión de los hijos e hijas, a partir de los 16 años, debe prevalecer. La mayor parte de las familias pueden y saben ayudar en estos casos a sus hijos e hijas, después de un periodo de confusión, sorpresa y, cada vez menos veces, rechazo. ¿Por qué tienen una visión tan negativa de las familias?
Los profesionales pueden ser mediadores, si hay conflicto, casi siempre superable, porque es un problema de prejuicios, que saben superar la mayoría, sobre todo, porque quieren incondicionalmente a sus hijos e hijas. Yo llevo ayudando a estas personas desde el año 1980, y me decepciona la actualidad política, porque no creo que realmente se preocupen por ellos. Lo que hay es una búsqueda de votos de forma desesperada y eso me produce una tristeza tremenda, porque la sexualidad no tenía que ser ni de derechas ni de izquierdas; la intimidad de las personas tenía que ser apoyada por todos para que la vivieran bien, sea la que sea. Ayudémosles todos a construir su biografía sexual y amorosa, con libertad, salud y ética.