¿Hay vida después de Morante?  

Las modas es lo que tienen: que empachan. Cuando en la costumbre social se instala una moda durante un tiempo, en ese tiempo te dan una brasa temerosa, para salir huyendo. Las modas son expresiones (vestido, habla, lenguaje, arte….) en sí mismas limitadas en el tiempo, siempre tienen fecha de caducidad, pasan. Y versátiles en sus contenidos: las hay esencialmente fatuas, decorativas o, simplemente, ocurrentes, y por ello, carentes de largo plazo, humo, pura endeblez.

Pero hay otras modas que obedecen a criterios de sensatez, solidaridad y sentido común. Por ejemplo la “Moda-Morante, que estamos viviendo. José Antonio Morante de La Puebla es torero de moda, pero de la segunda acepción de la palabra “moda”. Es decir, la moda buena, como el colesterol, que lo hay bueno y malo. Es torero de moda, porque en su profesión ha sido capaz de aunar los principios esenciales de la tauromaquia, que habitualmente conviven por separado: el arte y el valor, el torero de moda, digo, llegó un día a Ciudad Rodrigo a enfilar un Festival y salió por allí un novillo de Paco Galache enseñando belleza en capa y trapío, además de nobleza y el hombre disfrutó.

Y después pensó: estamos bobos, ¿por qué estos toritos tan majos andan como alma en pena por Hernandinos sin gozosos acartelamientos? Y en virtud de la vara alta y mando en plaza del susodicho coletudo andaluz, el hermoso praderío bravo que acogiera sueños y realidades gloriosas de otro gran Francisco ya en la memoria iluminado, volvió a primaverear y su criador, parco en palabras como lígrimo charro dicen que conlleva, a pisar moqueta y enarbolar goyas taurinos con media sonrisa y escueto agradecimiento…a Morante.

Es, como digo, buena moda esta de Morante. Pero pasará, como pasó la de Jesulín o la de Juli, como pasó la de la arruga es bella, de Adolfo Domínguez, con la que yo nunca estuve de acuerdo, creo que la arruga es un puñetero inconveniente siempre. Me lo dijo un día Arturo Fernández (q,e.p.d.).

Las modas, como esta, tienden a exagerar bastante. Los periódicos dedican, por ejemplo, tres páginas a Morante durante meses. Claro, está de moda. Dicho lo cual, a mí me asalta la sospecha de si habrá vida después de Morante. Visto lo visto tengo mis dudas.