Su capilla ardiente está en la sala Jovellanos de la Casa de la Iglesia, y su funeral se celebrará allí este miércoles, 1 de marzo, a las 11:00 horas
El sacerdote diocesano, José Adolfo Sánchez, ha fallecido este martes, 28 de febrero, a los 86 años. Natural de Hervás (Cáceres), nació el 9 de junio de 1936, y fue ordenado sacerdote en Salamanca el 1 de mayo de 1981. Su capilla ardiente ha quedado instalada en la sala Jovellanos de la Casa de la Iglesia, y mañana, miércoles, se celebrará la misa funeral a las 11:00 horas en la capilla mayor.
Antes de formar parte de la Diócesis de Salamanca como presbítero fue religioso, de vida contemplativa, en la orden cisterciense en la Abadía de San Isidro de Dueñas, más conocida como La Trapa, en Palencia, donde llegó con tan solo 14 años.
En Angola fue uno de los fundadores del monasterio de Bela Vista, en Huambo, donde llegó en 1959, con 23 años, y reconocía en un reportaje para la Diócesis de Salamanca, que allí fue muy feliz. Este sacerdote no dudó en formar parte de aquella primera expedición para abrir casa en ese país africano.
De aquella etapa relató el atentado de los guerrilleros que sufrieron en julio de 1975, del que salió ileso. “Dos que venían conmigo quedaron instantáneamente muertos, el que iba a mi lado, a 40 centímetros de mí, que era el padre Domingo Félix, y el estudiante de magisterio, que estaba sentado detrás”, para siempre mártires de la guerrilla angoleña.
Unos años después, José Adolfo Sánchez regresó a España, al convento de La Trapa, desde donde había partido 17 años antes. “Y estando de hospedero en San Isidro conocí a Domingo Martín, sacerdote de Salamanca, que era el rector del Seminario de Calatrava, al que comenté que quería ordenarme como presbítero”, apuntó en el reportaje.
Y ese fue el origen de convertirse en sacerdote diocesano de Salamanca: “Me animó a ir a estudiar en la Universidad Pontificia”, y tras pedir permiso a su abad, inició el camino a la ordenación sacerdotal. El obispo Mauro Rubio le ordenó presbítero en Salamanca, el 1 de mayo de 1981. “Fui administrador del Seminario y educador de los chavales”, subrayaba.
Tras la ordenación, ejerció su labor pastoral en cinco pueblos de la Sierra de Francia: Calzada de Béjar, Valdefuentes de Sangusín, Cristóbal de la Sierra, Molinillo y Santa María de los Llanos. También fue párroco de Cespedosa de Tormes y Bercimuelle, y administrador parroquial de Guijo de Ávila.
Hasta su fallecimiento, vivía en la residencia diocesana. Descanse en paz, se ruega una oración por su alma.
Fuente y foto Diócesis de Salamanca