Después de escuchar a Feijóo en el Senado el pasado martes es muy fácil comprender los motivos por los que la derecha cavernícola y sectaria ataca sin piedad a los sectores sociales, políticos, culturales y mediáticos que no son de “su cuerda” y, en general, a quienes no respiran por sus pulmones ideológicos. La respuesta está, según Feijóo en que todas estas personas no son “gente de bien”.
No obstante, y debido al baldón ignominioso que pesa sobre las espaldas de Feijóo y la cobardía de rebelarse contra los sectores más integristas de la derecha troglodita española, le obligan a comportarse de esta manera, dando una de cal y otra de arena. Si afirma que el aborto es un derecho de la mujer, el “integrismo pepero” aupado por la doctrina Ayuso, se siente atacado y afila los cuchillos para que Feijóo recule y se desdiga. Sabemos que este sector ultra conservador es radicalmente contrario a la despenalización del aborto consentido, que tiene su mayor aval con la famosa STC 53/1985, de 11 de abril, que, evidentemente, consideró que la vida del “nasciturus” es un bien jurídico que merece protección penal, que no es ilimitada dado que puede colisionar con otros derechos y valores de la mujer, como el de la vida, la salud, la dignidad o la libertad y, en consecuencia, el sistema de plazos en la despenalización del aborto es plenamente constitucional y que declarará el TC en la próxima Sentencia según Nota Informativa 9/2023 de 9 de febrero, del propio Tribunal.
Esta inseguridad de Feijóo y su temor porque se enfaden los que manejan los hilos en su partido y le quiten de en medio como hicieron con su predecesor Casado, hacen que se vuelva más carca y rancio aún en sus alocuciones parlamentarias y que, criticando duramente la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI –más conocida como ley trans- le espetara al presidente del gobierno la frase más recordada y retrógrada de la semana: “deje ya de molestar a la gente de bien y de meterse en la vida de los demás”. Paradójicamente, el mismo día que Feijóo abominaba de la “ley trans”, varios expertos de Naciones Unidas la han aplaudido, como también lo han hecho con la última reforma de la ley del aborto que, entre otras cosas, aborda el permiso menstrual, siendo España el primer país de Europa que introduce este permiso. Estas normas son ensalzadas por los expertos de Naciones Unidas porque abordan las causas profundas de las violaciones generalizadas de los derechos humanos contra las mujeres, las niñas y las personas LGTBI. Los expertos señalan también que la “ley trans” armoniza el sistema español al reconocer legalmente la identidad de género a través de la autoidentificación, considerada por la ONU como la mejor práctica. Además, continúan argumentando, “el nuevo sistema garantiza la seguridad jurídica a través de la posibilidad de revisión judicial colocando adecuadamente la carga de la prueba en la parte recurrente y el Estado, y no en las personas trans u otras de género diverso”.
A este respecto parece mentira que personajes que han ostentado puestos públicos de relevancia, como Aznar, digan en seminarios y conferencias –aplaudido y vitoreado por sus aduladores mediáticos- que “ahora vamos al registro civil y nos cambiamos de sexo”. Esto, además de una estupidez, es un ataque hacia las personas que, en virtud de su propia autodeterminación, consideren realizarlo para que se reconozca legalmente su auténtica identidad de género, con la que realmente se sientan más identificados y su dignidad respetada como la de cualquier ser humano. Lo mismo que sucedió cuando se legalizó el divorcio, el matrimonio entre personas del mismo sexo o la despenalización del aborto, los sectores más integristas –incluido Aznar y todo su grupo mediático- se manifiestan y proclaman que se ataca la familia tradicional y que se obliga a las mujeres a abortar. ¿El señor Feijóo con su “frase lapidaria” ha querido decir realmente que los colectivos que se benefician de todas estas normas que reconocen y garantizan derechos no son “gente de bien”?. ¿Si no afirma estas cosas le harán a Feijóo sus correligionarios lo que Bruto, Longino, Trebonio o Albino hicieron al político y militar romano Julio César?. Por cierto, ¿es más “gente de bien” que otros el narcotraficante condenado a pena de prisión con el que compartía Feijóo vacaciones y momentos de asueto hace casi tres décadas cuando éste era el máximo responsable del organismo de la sanidad pública gallega?
Feijóo, con su soflama parlamentaria clasista y retrógrada, está vulnerando los principios y valores que establece nuestra Carta Magna, a pesar de que manifiesta defenderla. Este señor debe saber que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos (artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, plasmado también en el artículo 10 de la CE). Además de la dignidad humana –igual para todos- “los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”.
El problema de Feijóo, Ayuso, Aznar, Gamarra y toda la derecha y la ultra derecha es que se sienten impotentes e incapaces ante la inflación legislativa de reconocimiento de derechos sociales y económicos impulsada por el Ejecutivo de Sánchez y que, un año más, aprobó sus presupuestos pactados con el resto de grupos políticos en los que se han incrementado, como nunca, las pensiones, el salario de los empleados públicos, el SMI, las plazas de las Ofertas de Empleo Público, las de Médicos Internos Residentes (MIR), las ayudas a los ciudadanos para paliar las consecuencias de la inflación (cuya tasa es la más baja de los países de la Unión Europea), las becas para los estudiantes (no sólo para familias que tienen recursos superiores a cien mil euros, como hace Ayuso en Madrid) y también se han incrementado considerablemente los presupuestos destinados a políticas sociales y de reconocimiento de los derechos y libertades de todos los ciudadanos, no sólo de los más poderosos como hicieron los gobiernos de M. Rajoy y hacen allí donde gobierna la derecha.
Como no tienen argumentos para combatir las políticas sociales y económicas del Ejecutivo, cargan contra leyes como la del “solo sí es si” o la “trans”, manipulando los datos, falseando la realidad e intoxicando a la opinión pública. Bien es cierto que, como hace siempre la derecha política, cuentan con un grupo de aduladores mediáticos con mucho poder económico y, ya se sabe, cuentan con más medios para llegar a los ciudadanos. Espero, no obstante, que la ciudadanía tenga sensatez y sentido común y no se deje engañar.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.