Hace justo, justo, un año, estábamos cantando a "grito pelao" la canción de Rigoberta Bandini, “al puro estilo Delacroix”:
No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas
Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza
Y sin embargo, este año, en las mismas fechas, todas las conversaciones son justo justo por lo contrario: porque a una Ministra se le ha notado que iba sin sujetador y por lo tanto se le marcaban los pezones.
...que si es una descarada, que si no tiene sentido de la decencia ni del ridículo, que si ahora resulta que el sujetador oprime…. He llegado a oír, incluso, que la Ministra lo ha hecho adrede para que se hablara de sus pezones en vez de esos otros temas que preocupan en este momento.
Es que “no me lo puedo de creé”.
Es que no me puedo creer, que tan avanzado ya el siglo XXI, estemos hablando de pezones y de si el sujetador oprime. Pues sí, el sujetador oprime. Y no solo eso, sino que hace justo lo contrario de lo que se supone que debería hacer: las mujeres de mi edad lo usábamos para evitar que los pechos acabaran caídos con la edad y el peso, y resulta que no, resulta que al usar sujetador, los músculos se atrofian y dejan de cumplir la función de sujetar, con lo cual, las mujeres que usamos sujetador tenemos más probabilidades de acabar con las tetas caídas que las mujeres que no lo usan.
Oprime, pues claro que oprime. Y molesta. Sobre todo cuando no encuentras la talla que se ajusta a tu copa y a tu contorno real, cosa que sucede con demasiada frecuencia, al menos, a mí me pasa.
E incluso duele: cuando los aros, ballenas, corchetes y otros accesorios, no están en perfectas condiciones, se te clavan en la piel. Pero claro, qué sabremos las mujeres de la opresión de los sujetadores, mejor que nos lo expliquen los señores contertulios, que por lo visto saben de esto más que nosotras.
Pues sí, señores contertulios, los pezones existen y son bellos. Y no deberían ser motivo de ninguna conversación, salvo que se trate de los de “La maja desnuda” o de alguna otra obra de arte.
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