Jueves, 02 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Luces
X

Luces

Actualizado 07/02/2023 10:10
Fermín González

"¡Estoy horrorizado! No sé si el mundo está lleno de hombres inteligentes que lo disimulan... o de imbeciles que no se recatan de serlo" (M. Brickman)

¡La energía en España es barata! Y si piensa que es cara, es usted imbécil. Así de claro. Hay que ser soberanamente imbécil o tonto- como prefieran- para no tener una nómina de 60.000 € para arriba en un puesto de trabajo fijo con buena indemnización en caso de despido. Hay que ser extremadamente imbécil para no participar de alguna caja B. Hay que ser imbécil integral para no tener cuenta en paraísos fiscales. Hay que ser imbécil de vocación para aceptar el gélido dictamen liberal de que el mercado se autorregula con sus truculentas reglas. Lo dicho: hay mucha imbecilidad en España.

¡No… ¡La energía no es cara! Otra cosa es que el mercado laboral sea tan extremadamente barato que la energía sea cómodamente accesible tan sólo para esa selecta minoría de empleadores y explotadores que glosan las excelencias del sistema neoliberal. El resto, la turba pensionista, desempleada o precarizada, es sencillamente la imbécil masa que vota a la mafia política que posibilita que la mafia empresarial, la mafia bancaria, la mafia energética, la mafia constructora y otras mafias les dejen los bolsillos como páramos adquisitivos

¡No... ¡La energía no es cara! Es barata. Y solidaria. Sí, solidaria. Téngase presente la encomiable y loable actividad de la obra social de las compañías eléctricas para incrustar en sus consejos de administración a los excedentes políticos sin importar si son de derecha, de centro o de izquierda, si son españolistas o independentistas, da igual. Solidaridad indiscriminada. Y no son pocos los casos, tampoco desinteresados.

¡No… ¡La energía no es cara! De ser más barata, Endesa, Iberdrola y otras compañías no podrían lavar su imagen, ¿y algo más?, patrocinando la salud y los valores a través de millonarios patrocinios deportivos y de otra índole. Es elogiable que las eléctricas sepan optimizar nuestro dinero de forma que sintamos que el negocio del fútbol, del baloncesto y otros son nuestros. Así es la ciudadanía española: generosa, tonta e imbécil ¿a partes iguales?

No sea imbécil: haga una trampa en la farola de la esquina y disfrute de cien años de perdón; atraque un banco y saboree cien años de perdón. No sea imbécil: presuma de lo que ha hecho en las últimas elecciones si ha votado a los partidos que hacen el juego sucio a la banca, la patronal y las eléctricas (alguien debe haberlos votado para que se arroguen tamaña impunidad).

Y ya sabe: en los próximos comicios, vote a la canalla para que la energía siga siendo tan barata y su salario (si lo tiene) o pensión tan miserable, o más si se les antoja, como eso que le ingresan en el banco a fin de mes y usted saca a punta de comisión. La energía en España es barata y la españolidad imbécil. Tan imbécil como para admitir un impuesto al sol y volver a votar a quien lo impone. Y vuelvan una y otra vez a entontecernos, conque de nuevo seamos capaces de ver luz al final del túnel, cada día con una patraña nueva, con el fin de influir entre el miedo y la esperanza, para que el entontecimiento ciudadano no se extravié mucho de lo programado, para que seamos capaces de ver la luz blanca entre la nube. El lugar natural de las nubes es la atmósfera, donde, dispersada toda la luz visible, se muestran blancas. Cuando aumentan demasiado su grosor o su densidad, impiden que la luz las atraviese, viéndose grises o incluso negras. La presencia o no de nubes y, en su caso, la densidad de las mismas determinan que los días se perciban claros, nublados, grises o negros, y que los estados de ánimo se impregnen de la jornada cotidiana.

Vivir en un país alumbrado por el sol casi 3.000 horas al año debería invitar al optimismo, al igual que a portugueses, italianos y griegos. Sin embargo, desde 2008, los países del sur de Europa, los soleados, experimentan la realidad sombría de nubes artificiales desplazadas a ras de suelo desde los países del norte en forma de tormenta económica. Las negras nubes, producto de la ingeniería financiera, nada tienen que ver con la atmósfera y los fenómenos naturales, y que les voy a decir del túnel inventado, que tiene conmocionados a los tontunos, mirando a un lado y a otro buscando tan solo claridad para poder sobrevivir… Y en esas estamos, otra vez... ¡los tontos a las urnas! Y allá vamos… sin remedio tú.

Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.