La inflación parece controlada, el precio de las energías también, pero el incremento de los precios en el comercio y el supermercado no cesa. Según una reciente encuesta del Instituto DyM elaborada para el periódico 20minutos, solo el 10% de españoles ha notado la rebaja del IVA que aprobó el Gobierno a finales de año para determinados alimentos básico. Es más, en algunos comercios siguen incrementando el precio de esos productos. Ante tal carestía, no es de extrañar que el 85% de los ciudadanos pidan que el Ejecutivo rebaje también el IVA del pescado y la carne.
La sensación que se tiene, cuando vas a comprar, es que todo está disparatado. Algo parecido ocurre con el coste de las energías. Las medidas tomadas por el Gobierno lograron frenar la escalada de los precios, pero la desaparición del descuento de los 20 céntimos se nota en las gasolineras. Igual que se nota el que las compañías suministradoras de gas pasan las facturas de los meses de invierno con precios escandalosos, que fijaron en pleno verano, cuando nadie estaba preocupado por las posibles facturas que vendrían de la calefacción. Será por ello que una gran parte de la ciudadanía es pesimista ante lo que nos deparará el 2023, tanto en los aspectos sociales como en los políticos y económicos.
Junto a la carestía de los precios en la tienda se da la descapitalización o ruina de los productores, especialmente los del campo, los campesinos se van empobreciendo, debido al alto coste de los productos que han de comprar para apoyar la producción y el bajo precio que se les paga por los productos producidos. Llegados aquí, cabe plantearse ¿dónde está el engorde de los precios? Todo parece indicar que en la cadena de distribución.
En 1974 Robert Nozick publicó su libro “Anarquía, estado y utopía” en el que sentó las bases del pensamiento capitalista contemporáneo. Entre sus ideas básicas está la de que cualquier distribución que sea el resultado de intercambios libres es justa, sin perjuicio de que genere o no desigualdades o al incremento de las mismas. Encierra la loable idea de la libertad, pero se olvida aquello de que tu libertad termina donde empieza la libertad del otro, o de que tus intereses deben ser respetuosos con los intereses de los demás, máxime, si están relacionados con aquello que sustentan la vida de las personas. El mercado no lo regula todo, por sí mismo. Para muchos, lo más importante es la libertad, pero eso no quiere decir que esta sea justa, en determinadas circunstancias.
El Incremento de Precios al Consumo (IPC) de los alimentos cerró diciembre con una subida del 15,7% en España, todo un récord. En el conjunto de la zona euro la tendencia es parecida, con una subida media anual en diciembre del 16%. En Francia los precios crecieron un 12,10% anual, en Italia un 13,6% y en Alemania un 20,7%. Las previsiones para un futuro próximo no son nada optimistas. Dado que la energía se mantendrá en niveles altos de precios, el Banco Mundial ha manifestado que, en mayor o menor medida, las tensiones en los precios podrían continuar hasta el 2025.
La crisis energética, la sequía y la guerra en Ucrania han aumentado las tensiones en la cadena de valor. Los tres actores principales: agricultores, mayoristas y distribuidores se sienten superados por el incremento de los costes de producción. Pero nadie quiere asumir dónde se van los márgenes de algunos productos alimenticios que se disparan hasta un 500% en su trayecto desde el campo hasta la mesa del consumidor.
En los últimos días se ha puesto el foco en los supermercados, por su presunta responsabilidad en la carestía de la cesta de la compra, embolsándose abultados beneficios en época de crisis que afecta, principalmente, a los más desfavorecidos. Los representantes del sector aseguran que la media de sus beneficios es muy ajustada, moviéndose entre el 1% y el 3% de las ventas. Eso es lo que muestran las cuentas publicadas por las principales empresas de distribución, correspondientes a 2021, cuando empezaron a subir los precios, que arrojan una rentabilidad media del 2,3%, según datos del sector de la distribución.
Organizaciones agrícolas como la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) siempre han puesto sobre la mesa, y se han quejado, de que entre el precio de venta en el campo y el que paga el consumidor final hay grandes diferencias, especialmente en los alimentos frescos. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación dice, y no le falta razón, que los distintos procesos para llevar los productos desde el campo a casa del consumidor tienen un coste con el que hay que contar, cosa que nadie duda, pero parece claro, a todas luces, que hay que buscar los cauces que los minimicen.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) por su parte, indica que las estructuras de costes varían entre unas y otras empresas, lo que lleva a que unas sean más eficientes que otras. El proceso de negociación con los diferentes tipos de proveedores es fundamental, así como el recorte en los gatos generales. No obstante, y según los estudios de precios llevados a cabo por la OCU en los últimos meses, las subidas de precios han sido bastante homogéneas en todas las cadenas de distribución.
El debate sobre qué hacer o qué medidas tomar para frenar el alza de los precios y aliviar la carga que supone a los ciudadanos, está abierto. El Gobierno aprobó la bajada del IVA de toda una serie productos básicos. Se pide que esa bajada se haga extensiva a la carne y el pescado. El pasado martes día 24 se aprobó un nuevo Decreto con nuevas medidas para aliviar la presión de los precios. También se habla de topar, ponerle límite de precio a algunos productos o configurar una cesta de la compra básica. Pero ambas cosas entran en colisión o violentan el libre mercado que consagra la Constitución. Son cuestiones que se han de encauzar con diálogo entre el Gobierno, la parte empresarial y los consumidores. No es fácil mantener el equilibrio, pero algo más habrá que hacer, entre todos.
Les dejo con Pastora Soler y Corazón Congelado:
https://www.youtube.com/watch?v=U0_2dnl7U-8
© Francisco Aguadero Fernández, 27 de enero de 2023
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