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O nosotros... o el apocalipsis
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O nosotros... o el apocalipsis

Actualizado 13/01/2023 09:04
Manuel Rodríguez Fraile

La democracia, según la Real Academia Española, es el sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, y que este ejerce directamente por medio de sus legítimos representantes. Las instituciones democráticas son, por tanto, patrimonio de todos los ciudadanos y su finalidad es garantizar las libertades, por lo que tratar de desprestigiarlas es un imperdonable atentado contra la soberanía del pueblo, contra todos y cada uno de nosotros, y puede ocasionar serias consecuencias.

Ejemplos de estas agresiones son lo ha sucedido en el asalto del Capitolio de los Estados Unidos en enero de 2021 y, hace sólo unos días, la ocupación de forma violenta del Congreso de Brasil, el Palacio Presidencial y la Corte Suprema, estamentos en lo que reside el poder ejecutivo, legislativo y judicial, que es propiedad exclusiva del pueblo soberano.

Y es que estas acciones no son producto de la casualidad, son más bien son estrategias perfectamente orquestadas por parte de aquellos que, por no respetar las reglas de la democracia, se niegan a aceptar sus resultados. Digo esto porque, a poco que observemos, se pueden identificar ciertos patrones comunes en estas conductas de los antisistema cuyo único objetivo es el de obtener por medio de la violencia aquello que las urnas les negaron a través y lo hacen alentando el descredito y la destrucción de las instituciones que debieran proteger como cualquier ciudadano. Podíamos señalar algunas de ellas:

- Si no soy yo el que gana las elecciones, todo gobiernos es ilegitimo.

- Dios, cualquiera que sea, está con nosotros.

- Proclamar, más bien vociferar, que sólo ellos están en posesión de la verdad.

- Tratar de apropiarse de los símbolos nacionales, banderas, himno, escudo... como si fueran de su exclusiva propiedad y en los que se envuelven a falta de argumentos convincentes.

- Debilitar las instituciones sembrado la desconfianza, el temor y el miedo, profetizando una presunta destrucción de la democracia.

- Manipular la información, por cualquier medio, es un punto crucial de su acción.

- Esforzarse en proclamar ser ellos los únicos paladines de la democracia, los auténticos ‘salvapatrias’ y hacerlo en nombre de los ciudadanos horados.

- Intentar lograr el apoyo del Ejército para derrocar los gobiernos elegidos democráticamente alentado un golpe de estado.

- Y por último culpar o descargar sobre los demás la responsabilidad de no poder lograr lo que se proponen.

Estos patrones se repiten en todos los intentos de instaurar regímenes totalitarios, como ha sucedido en los últimos años en Estados Unidos o Brasil, y como es una triste realidad en países como China, Irán o Corea del Norte. Por cierto, parece que el Señor Bosonaro ha estado ingresado por males estomacales en un hospital de Florida, Estados Unidos ¿la causa podría ser una mala digestión de los resultados electorales?.

Pero también en nuestro país se pueden observar preocupantes síntomas de estas amenazantes pautas.

Una muy significativa parte de los medios de comunicación habla con frecuencia de mayoría progresista o conservadoras en el Tribunal Constitucional. Y yo me pregunto ¿en qué favorece este calificativo a la imagen pública de dicho Tribunal? ¿en qué beneficia a sus miembros colocarles estas etiquetas? ¿No suena a amenaza y alienta el rechazo a la Institución por parte de los unos o de los otros?

Otro síntoma es que la oposición acuse permanentemente en su discurso al Gobierno de turno de ilegitimo, de okupa, y cosas por el estilo, cuando es el resultado de una elecciones democráticas realizadas con todas las garantías.

O nosotros... o el apocalipsis

Y también me pregunto cuál es la razón de que muchos ciudadanos sienten el temor de ser calificado como facha si llevan visible alguna referencia a los símbolos de la nación. Y por qué se empeñan en hablar, los unos y los otros, de la politización de la justicia o de la judialización de la política.

Hace unos días, tal vez porque ya estamos en año de elecciones, Carlos Alsina entrevistó[1] en Onda Cero al Jefe de la Oposición, Alberto Núñez Feijóo, que dijo muchas cosas, me quedaré sólo como 2 de ellas:

- Somos el país que mas ha incrementado la Deuda Pública con relación al PIB de toda Europa

Si se hubiera hecho para atender las necesidades de los sectores de la sociedad más vulnerable tras una pandemia y las consecuencias de una guerra, la acusación, hubiera sido casi con seguridad pedir explicaciones del porque no se había hecho cuando desde Europa están apoyando estas iniciativas.

Una de las preguntas fue ¿cómo afrontaría usted un escenario en el que tuviera que pactar con VOX, un partido que no le gusta? Feijóo resopló un instante y dijo:

- Las coaliciones entre el PP y VOX, si se pueden evitar, las evitaré. Creo que es mejor un Gobierno en solitario del PP que uno con Vox.

¿Si se pueden se evitarán? Pues claro que se puede. Estas palabras a mí me suenan a: si ustedes no me votan será responsabilidad suya porque me veré obligado a pactar con VOX. ¡Vamos señor mío a otro perro con ese hueso! ¿O es que los ciudadanos de Castilla y León somos tontos y además los responsables por no votar al Señor Mañueco?

Esta situación me recuerda las palabras de Bernard Shaw: La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos. Y también las de Albert Camus: La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas.

[1] https://www.youtube.com/watch?v=j31dD1w5mbQ

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