El silencio es una forma de violencia psicológica en las relaciones interpersonales
Es cierto que en la vida nos enfrentamos a situaciones en donde el silencio es nuestro mejor aliado. Ya sea para no lastimar al otro o para no salir lastimados nosotros, siempre es mejor contar hasta diez – o hasta cien- antes de decir lo mal que pensamos. Este silencio sano, es una muestra de la propia madurez emocional.
Sin embargo, en la mayoría de las situaciones de pareja, el diálogo respetuoso es la mejor manera de resolver los conflictos.
El silencio pasivo – agresivo
Además de ser inútil, ya que no resuelve los problemas y peor aún, puede acarrear consecuencias irremediables.
La guerra fría psicológica como método de acabar -o ni siquiera empezar una discusión- es una táctica unilateral y tirana de parte de quien aplica el silencio.
Esta práctica a primera vista infantil, no es más que una manipulación encubierta, toda vez que se justifica con frases como “me alejo para no entrar en discusiones acaloradas” o “mejor me callo porque si hablo voy a arrepentirme”
Cuando no admitimos más palabras del otro estamos cortando radicalmente la posibilidad de aclarar malentendidos, puntos de vista, opiniones, enojos o reclamos.
Es a la misma vez una muestra de debilidad y de abuso de poder de parte de quien calla. Aunque parezca lo contrario, el silencio como castigo conlleva un alto nivel de violencia con el otro, sea en las relaciones de pareja o interpersonales
¿Qué callamos y por qué?
El silencio es una espina que se clava internamente y con el correr del tiempo y la acumulación de castigos silenciosos, el rencor no hace más que acrecentarse.
Puede que creamos que es mejor el silencio para no escalar niveles de violencia o enojos en la relación, que lo “dejemos pasar” para mantener la paz de la pareja.
Sin embargo cuando los castigos de silencio se convierten en una práctica habitual estamos frente a un problema que esconde otros:
Callamos lo que nos molesta de la relación por miedo a enfrentarnos a la verdad
Callamos lo que envidiamos del otro por nuestra baja estima, posiblemente adquirida desde la infancia en que no se nos consideró
Este tipo de maltrato tienen relación directa con las características personales de quien las practica.
Intolerancia a la replica.
Conductas tiranas.
Competencia
Uso abusivo del poder como pareja o padres.
Tendencia a ser manipular para conseguir su objetivo
Cuando la persona que tenemos al lado nos aplica la "Ley del Hielo", es decir que nos ignora, no nos habla a pesar de seguir conviviendo en el mismo espacio, puede que las bases emocionales sobre las que nos sostenemos empiecen a tambalear.
Si la persona agredida por parte de su pareja, sus hijos o su entorno más cercano experimenta estas situaciones con frecuencia, comienza a sentirse en un estado de indefensión y de vacío que terminan devastándola. Empieza a creer que no es digna de la atención, el cariño y el respeto del otro que la ignora constantemente.
Pueden surgir estos problemas: Frustración, baja autoestima, frialdad emocional confusión emocional, auto culpabilidad, depresión
¿Qué hacer?
Ignorarlo
Tolerancia cero
Escribir en un papel que deseas decirle y déjalo donde pueda verlo a solas.
Pedir hablar
Insiste
Sin embargo, estos consejos no deben hacerte olvidar que la víctima eres tú. Reflexiona con calma acerca de ti Es decir revisa tu autoestima. Un profesional puede ayudarte a ver aspectos de ti mismo/a que no logras percibir en un entorno de violencia psicológica, es decir cuando tu vida se desarrolla a merced del capricho del otro de aplicarte una y otra vez el castigo de silencio.
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