Viernes, 19 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
En los restos del roscón siempre quedan sorpresas
X
Calle de la Fe s/n

En los restos del roscón siempre quedan sorpresas

Actualizado 07/01/2023 09:13
Tomás González Blázquez

Hoy ya no se encenderán las luces de Navidad que se inauguraron el primer día de diciembre, apenas arrancado el adviento, aunque hasta el domingo la liturgia sigue celebrando este misterio. Hoy, como ayer, volverían a notarlo los bueyes, si es que todavía araran. Hoy, cuando los contenedores azules y amarillos están aún atiborrados de lo que ya sobra de los regalos de Reyes, suenan para algunos tambores de precuaresma. Hoy ya no es fiesta, pero en muchas mesas de desayuno, porque hay que consumir lo que ha quedado y porque estaba realmente bueno, aparecerán los restos del roscón y, con ellos, sorpresas para los que no tuvimos suerte en el primer intento. Quizá, para unos pocos, por costumbre o por primera vez, irrumpirá también, junto a la taza de café o de chocolate, esta columna sabatina que reivindica desde hace más de nueve años la Calle de la Fe, la que no tiene puertas en Salamanca. Aprovecho para saludar al lector que tuve la oportunidad de conocer hace pocos días (¡existen!).

Esta mañana de 7 de enero, con los ecos de la Epifanía y antes de mirar al Bautismo, nos sugiere la liturgia, o con los empachos del dispendio y antes de afrontar la célebre cuesta, lo definirían otros, puede traer la sorpresa de una recapitulación de todo lo celebrado en la Navidad. Algunos la habrán delimitado entre dos números que ya casi todos habremos olvidado: el Gordo del 22 de diciembre, 05.490, y el del Niño, 89.603. Suerte esquiva para la inmensa mayoría, algún agujero tapado y deseos de salud. Pero entre ambas combinaciones azarosas de cinco cifras, tan productivas para el Ministerio de Hacienda, el de Sanidad viene añadiendo otra a las tradiciones de estas fechas. Justo antes de que honráramos a los Santos Inocentes, informó del número de abortos provocados en 2021, el crimen que la ley denomina "interrupción voluntaria del embarazo": fueron 90.189, más que el año anterior. Eso dando por buenos los datos de una serie de centros "sanitarios" (sic) condenados por mentir. Delante de uno de ellos se plantó un compañero médico el otro día y, dando lugar a una de las imágenes más paradójicas que recuerdo, lo desalojaron unos cuantos policías, no discuto que cumpliendo órdenes. Pero es que hay cada orden y cada ley que claman al Cielo. Algún día, estoy seguro, los españoles que habrán de sucedernos pedirán perdón avergonzados por estas masacres anuales recontadas precisamente en Navidad, tiempo de censos y matanzas según los evangelios.

En la Navidad, misterio de la vida por antonomasia, se injerta el misterio de la muerte. Sólo guardaba memoria de haber asistido a un funeral durante estas fechas, aunque sí había atendido a agonizantes y fallecidos por mi trabajo. En pocos días, sin embargo, he acudido a dos: el de mi tío abuelo Jenaro, de ciento dos años, el más longevo que se recuerda entre mis familiares, y el de Benedicto XVI en la Catedral. La ausencia y la nostalgia son esos dos ingredientes que amargan las fiestas a no pocos, mientras todos desconocemos si las que ahora terminan no habrán sido las últimas. En los misterios de la vida y de la muerte esta incertidumbre sólo puede soportarse si se apoya en la esperanza, que es razonable desde la encarnación de Cristo no para condenar al mundo sino para salvarlo.

Otro regalo repetido suele ser el de la amistad: la felicitación de ese amigo de año en año porque ya lo ves poco pero os seguís queriendo, el reencuentro de las pandillas que buscan la mejor fecha si no es acaso fija (qué lastima faltar a mi cita), los abrazos después de muchos meses sin poder darlos en esta Salamanca con tanto salmantino en el exilio... Ha sido el momento de poner la mano sobre el hombro amigo, aunque sea un instante, y, con la punta de los dedos, tocar las puntas de las estrellas y disfrutar de ese calor que no quema, como ya han dejado de hacerlo el café o el chocolate que humeaban sobre la mesa (siempre hay un café o un chocolate pendiente con alguien, por cierto).

Porque no debo demorar más el desayuno de quien me lea recién salido del horno. Tiempo es ya de que cada uno descubra su particular sorpresa, su situación vital en la que seguir luchando, su encrucijada ante la que decidir, su ventana a la que asomarse en una calle sin puertas.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.