, 22 de diciembre de 2024
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Alejandro Marcos: "Soy un enamorado del toreo y sigo con la misma ilusión y la misma afición"
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ENTREVISTA CON EL MATADOR DE TOROS SALMANTINO

Alejandro Marcos: "Soy un enamorado del toreo y sigo con la misma ilusión y la misma afición"

Actualizado 02/01/2023 17:10
María Fuentes

“Me hubiera gustado que fuera una temporada más triunfal, y era así como la planteaba desde el principio, pero los fracasos también enseñan mucho”, explica

Alejandro Marcos habla de nuevo desde la casilla de salida. Lo que viene ahora no es un volver a empezar, pero casi. La temporada que ha dejado atrás “no ha sido la soñada”, y eso lleva un precio. Lo asume, lo interioriza, pero no pierde la fe en sí mismo. 2022 se presentaba como el año de la consolidación, como la temporada definitiva en su carrera. 2021 dejó todo a favor, pero las cosas no salen siempre como uno desea.

El matador de toros salmantino sabe que el mal uso de la espada ha sido el principal culpable. Tampoco se obsesiona. Entrena, vive y marca su rutina el toro. Entrena el cuerpo, y la mente. Demasiados sinsabores profesionales seguidos en los últimos meses. En su mesilla de cabecera siempre ocupa lugar el libro ‘Cree en ti’ de la autora Rut Nieves. “Fue un regalo del maestro Urdiales”, explica. Leer le ayuda a buscar respuestas cuando las dudas pesan.

Ahora habla con SALAMANCArtv AL DÍA desde el Museo Taurino de Salamanca y se sincera sobre el momento que atraviesa.

¿Cómo te encuentras?

Bien, dentro de cómo puede estar uno después de haber acabado una temporada que no es desde luego lo que soñaba, pero por otra parte estoy contento, porque también sé que esto me ha enseñado mucho. Los momentos duros también sirven. He aprendido de la exigencia de esta profesión, de la realidad que supone torear más, lo difícil que son también las temporadas largas y que el triunfo llegue todos los días como hacen las figuras del toreo.

Lo de este año ha sido una nueva experiencia; obviamente me hubiera gustado que fuera una temporada más triunfal, y era así como la asumía desde el principio, pero los fracasos también han dejado una huella en mí y sé que me servirá para afrontar los próximos años de una manera aun más responsable y, sobre todo, para saber darle a cada tarde la importancia que tiene. El que está ahí arriba es por algo, y hay que triunfar día tras día. Este año me ha recordado lo difícil que es esta profesión, y esto me serviráde aprendizaje.

Esta temporada tenía todos los alicientes para consolidar un sitio importante en el toreo...

Es así, sí, han sido un total de 15 corridas de toros en España y una en Perú. He toreado cada tarde con la seguridad de que yo era el mismo que la temporada anterior, pero es verdad que las circunstancias que se dieron en 2021 de triunfar todos los días no han llegado. He pinchado más toros que otros años, los toros que he matado bien han tardado más en caer, ha sido una temporada extraña y en la que es verdad que estaban todas las ilusiones, pero yo no he dejado de responsabilizarme, de mejorar lo que una tarde salía mal para evitar que no ocurriese en la siguiente, y en ese sentido estoy tranquilo. No he logrado ver la recompensa de tanto esfuerzo, pero cuando uno pone todo o casi todo para que las cosas salgan puedo ir a la plaza con la tranquilidad de que el trabajo está hecho, pero es verdad que pinchar muchos toros me ha lastrado la temporada, y anímicamente es lo que más me ha afectado.

¿El mal uso de la espada ha sido el principal culpable?

Sin duda. La espada es fundamental en el sentido de que, si tú vas matando los toros y vas cortando orejas, las faenas regulares se convierten en buenas y las buenas en muy buenas; si no las matas de forma continuada ocurre lo contrario y la faena regular al final es mala, se hace una bola. La gente ve que no triunfas, la afición se desinfla contigo y se complica todo, y hace que la temporada pase inadvertida. También ha habido faenas importantes, pero sin espada...

¿Qué tarde ha sido la más dura?

La de Guijuelo, no tengo buen recuerdo de ese día porque venía de torear el día anterior en Dax, había toreado muy bien, si hubiese matado bien en esa tarde podía haber cortado las dos orejas, pero otra vez la espada me robó ese triunfo. Llegué a Guijuelo anímicamente mal, sin ganas... ya era agosto y venía de muchos sinsabores; en Madrid no habían salido las cosas como yo quería, en Nimes tampoco, no había dado un golpe encima de la mesa y tenía mucha ilusión en que en Dax fuera el sitio y cuando lo tenía ya en la mano y en el último momento se esfumó... fue muy duro. Vinieron ahí días duros, llegué muy tocado y además esa tarde tampoco me acompañaron los toros.

¿Y en la que mejor te has encontrado?

La verdad es que ha habido varias faenas importantes que me han permitido sentir. En Dax tuve muy buenas sensaciones, o la tarde de Zamora que triunfé junto a Morante de la Puebla y a Daniel Luque, pero sin duda la tarde en la que mejor me he encontrado fue en Aire sur l’Adour (Francia). Ahí fue donde más me he acercado al torero que yo quiero. Se conmemoraba esa tarde el 50 aniversario de la plaza y me enamoré de ese ambiente; toreé dos ejemplares de Valdefresno, compartí la tarde con Curro Díaz y Dorian Cantón y guardo muy buenos recuerdos, fue una tarde de mucho calor, pero de esas que salieron las cosas delante de los animales como uno quiere.

Y después ya en septiembre Salamanca, y tampoco llegó el triunfo. Y el nivel de exigencia se notó en los tendidos...

Ese día del 16 de septiembre ha sido la tarde más dura de mi carrera de todas las que me he anunciado en La Glorieta. El año pasado llegué a Salamanca con una temporada todo a favor, y la gente me recibió con una ovación y este año me mostraron su frialdad, y la verdad es que fue algo duro de asimilar y de entender, porque cuando uno viene a Salamanca, a su tierra, siempre quiere dar lo mejor de uno mismo, todos los salmantinos lo hacemos y nos gusta recibir el cariño que entregamos, y este año la frialdad en los tendidos me descolocó, pero es verdad que por otro lado me alegra, también es bueno que me exijan, será por algo.

¿Cómo fueron los días posteriores a esa tarde?

Fue complicado. Adoro a mi tierra y quiero ser un emblema del toreo en Salamanca y no hay nada que más me guste que recibir ese cariño y cuando no salen las cosas sí que te pega un choque de sentimientos, fue duro; al final es algo que forma parte de nuestra profesión. Cuando te dan el cariño es porque te lo mereces y cuando te lo quitan hay que mirar también la culpa que uno tiene... desde luego no es lo que quiero, pero sé que, igual que ya he conseguido el triunfo, lo volveré a lograr. Esto es una carrera de fondo.

¿Cómo se prepara la mente para eso?

Yo antes pensaba que era algo muy natural, pero hay que trabajarlo. Tengo muchas conversaciones con amigos de otros ámbitos que también se exponen a mucha presión y me gusta rodearme de esa gente que me cuenta sus experiencias, eso me ayuda mucho; y luego leo muchos libros de autoestima y de confianza en uno mismo. Hay uno que es el que más me ha marcado, se llama ‘Cree en ti’, me ha ayudado muchísimo, me lo regaló Diego Urdiales. Lo tengo en la mesilla porque cuando me siento mal le pego un reojo, me acuerdo de muchas cosas de las que dice y la verdad es que te hace sacar fuerza cuando en ese momento no la tienes.

¿Cómo se plantea la temporada 2023?

Por el momento voy a seguir con mis apoderados porque creo que han hecho un buen trabajo. Intentar volver a sitios en los que he toreado bien, y ojalá lleguen oportunidades. Ahora mismo no tengo nada cerrado. Sin duda mi ilusión es torear en plazas importantes en Francia, por supuesto volver a Madrid ya sea en San Isidro o en alguna fecha destacada a lo largo del año. Las Ventas siempre está dentro de los objetivos, pero tampoco quiero obsesionarme. Lo que venga voy a asumirlo con la máxima ilusión.

Un mensaje a los que te lean.

Decir que soy el mismo torero que cuando empecé; que si de algo he pecado es de entrenar y entrenar y darle vueltas a la técnica y a mi toreo, quizás eso ha dejado de lado otras cosas más pasionales, como hablábamos antes, que llegan más al tendido y creo que esa ha sido la mejor enseñanza: la pasión en el toreo tiene que estar por encima de todo, de la perfección y de la técnica.

Igual me he obsesionado con mejorar y he dejado más a un lado esa pasión que es lo que llega arriba y conmueve a la gente. Espero darles a los aficionados otra vez motivos para la esperanza, para que me vuelvan a apoyar, soy un enamorado del toreo y sigo con la misma ilusión, la misma afición y con la misma entrega a la profesión que los años en que las cosas han salido bien, y por eso tengo la seguridad de que volverán a ser así.

POR MARÍA FUENTES

Fotos: PABLO ANGULAR