Hace unos días se pudo escuchar por TVE y leer en algún diario la noticia de varios estudios sobre los agraciados por el Gordo de la Lotería Nacional y sus conductas durante los primeros años. En resumen el dato que se repite por diversos grupos de investigación es que el 70% de los premiados en la Lotería terminan arruinándose antes del tercer año de recibir el Premio.
Llama la atención de estos estudios ( que en principio debemos dar por fiables en sus métodos) que la mayoría de las personas premiadas por cantidades significativas, capitales con posibilidad de cambiar la vida de una persona o familia, terminen tan mal y tan pronto, al menos económicamente. Las causas de este extraño fenómeno de conducta las concretan algunos “expertos” diciendo, como causa más general que “estas personas no han sabido gestionar sus riquezas repentinas”; por supuesto que esta obviedad no explica nada de los porqués, es una simple primera afirmación de sentido común. También se señalan conductas concretas que tienen estos nuevos ricos: se compran caros caprichos que posteriormente subvaloran o no utilizan, no son conscientes de los límites de su capital, están mal asesorados por terceros interesados, etc…
Pero estas descripciones no explican, sino describen la superficie de una conducta. La noticia a mí me hizo pensar en una publicación de S. Freud, de 1916 titulada: “Los que fracasan al triunfar” y su definición diagnóstica de “la neurosis de éxito” aplicada a aquellas personas que cuando consiguen que se haga realidad el deseo más importante de sus vidas, enferman, sin poder disfrutar de ese éxito. Freud pone ejemplos de varios pacientes; un hijo que al heredar toda la riqueza paterna al morir su padre tiene una grave enfermedad, otro que después de aprobar una oposición que le faculta para conseguir el puesto soñado toda su vida, también enferma, una mujer que cuando es solicitada como esposa por el hombre que ama sufre una serie de síntomas mentales,etc
Todos los ejemplos que pone Freud y, posterior a él, los psicoanalistas, tienen de común la existencia en esas personas de sentimientos inconscientes de culpa ante ese golpe de suerte que el destino les brinda: la repentina enfermedad o conductas autoagresoras serían el castigo que la sádica conciencia del propio sujeto le inflige.
Dejando a un lado el nivel inconsciente propio de la teoría psicoanalítica, hay dos factores que creemos decisivos para que el millonario por azar maneje tan mal su golpe de suerte que se vuelva contra él; por una parte todas esas personas manifiestan que no tienen una concepción de los límites: de que todo en la vida humana tiene límites, incluido su capital, por más grande que sea. La fantasía de que algo no tiene límites es la puerta inicial para no cuidar ese algo y para destruirlo. Los ricos por la Lotería compran nuevos bienes, sin límites, hasta que terminan con todo su capital o con deudas.
Otro factor que en parte explica el desastre de sus finanzas otorgadas por el azar es el hecho de que nadie que haya conseguido un dinero al margen del esfuerzo, del trabajo, puede valorar ese dinero como se valora el producido por el esfuerzo personal del trabajo. Es un dinero al que no se le puede dar el valor que tiene el ligado a la propia vida y ahorro. Esto explicaría también las volátiles operaciones, ganancias y pérdidas masivas, que suelen tener las personas que compran y/ o venden criptomonedas. No es dinero ganado mediante salario o estrategias diseñadas con paciencia, prudencia e inteligencia.
La pura ambición de dinero es un camino sin salida o con una única salida: el extravío, la ruina.
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