El artista salmantino ha presentado su trabajo, de gran realismo simbólico, que fue un encargo del canónigo emérito fallecido hace un mes, Daniel Sánchez, para el templo catedralicio
La nueva obra para la Catedral de Salamanca, del artista salmantino, Ángel Gómez Mateo, fue también un encargo del canónigo emérito, Daniel Sánchez, fallecido el pasado 17 de noviembre, que quiso donar diferentes piezas de arte para el templo. Bajo el título de: “Las profecías se cumplieron y el Verbo se hizo carne”, en ella trata de plasmar el mensaje del anuncio de la llegada de El Salvador, como le indicaron al encargarlo, con la presencia de los Reyes Magos y de las profecías.
Durante la presentación, Ángel Gómez, natural de Béjar, pero criado en San Esteban de la Sierra, recuerda cómo contactó con Sánchez, que conoció tras una exposición de su obra en la sala de exposiciones La Salina, de la Diputación de Salamanca. “Me habló de la idea de hacer un cuadro para la Catedral con el tema de las profecías y los profetas, de gente de la antigüedad que habían predicho la llegada de un Mesías”, matizó. Por ese motivo, en su lienzo, de cuatro metros de ancho por dos de alto, representó cuatro medallones donde se hace alusión de ello: Sibila, Isaías, Juan El Bautista y Virgilio.
Daniel Sánchez también le marcó que deberían de estar representados los Reyes Magos, los pastores, un ángel y la estrella, “pero a la vez me dio libertad total para que yo lo creara”. Su obra final, colgada en la girola de la nave del Evangelio, tiene como columna central, “separada de todo lo demás”, como indicó su autor, “el espíritu santo y la Virgen, con una cascada blanca de pureza, con sus ropajes, donde está el niño, que es el centro total del cuadro, y abajo las Sagradas Escrituras”.
En el lado de derecho, también relató, se aprecia a un ángel, “un poco estereotipado, porque yo juego con el surrealismo y el simbolismo, con cosas que tengan una doble lectura, y le he puesto un ropaje de plástico”. Bajo el ángel ha representado a la Iglesia, encabezada por el papa Francisco, y junto a él, el obispo emérito de Salamanca, Mons. Carlos López, y el canónigo emérito, Daniel Sánchez, al ser el donante del cuadro, “recuperando una tradición del gótico”.
En esa zona, el artista ha dibujado también a apóstoles, y en la parte inferior, a María Magdalena, “como una representación de la mujer en la Iglesia, que es un personaje muy importante, y creo que poco descubierto de la manera que ella era, no como penitente”. También se aprecia a un pastor, y los símbolos del cordero, el pan y el vino.
En el lado izquierdo de la obra, se representa a la gente del pueblo, “de distintas culturas y épocas, de ahí alusión a los clásicos griegos, o a un hombre actual, con pantalón vaquero”. También hay varios niños, y junto a ellos, los tres Reyes Magos, “todos vestidos de blanco, que fueron los que buscaron ese camino para descubrir a El Salvador y llegar a Él por la estrella”.
Ángel Gómez considera que todos los símbolos y personajes del cuadro, “son fáciles de identificar y la gente lo captará muy bien”. Este artista salmantino reconoce que es una obra dedicada al culto principalmente, “y todo lo que se expresa y se simboliza tiene que ser algo que le llegue al espectador y al creyente”.
Técnicamente, el autor ha procurado que sea un cuadro luminoso, “de colores suaves, pero que dé color y calidad a la piedra”. La elaboración comenzó antes de la pandemia en su taller de Getafe, “son cuatro metros de largo por dos de alto, que aquí con la grandiosidad de la Catedral parece pequeñito, pero me costó pintarlo mucho en casa, porque en mi estudio llegaba justo de lado a lado de la pared, y no lo podía tener clavado en el bastidor, tenía que ir enrollando y desenrollando”. Y una vez terminado, lo trasladaron a una nave, “donde hicimos un tablero especial muy bien acondicionado, de bastidores, para pegar la tela y que nunca afecte los cambios de temperatura del entorno”.
Del cuadro, Ángel Gómez tiene especial predilección por las figuras centrales, “hechas a modo de columna, con el nacimiento de Cristo, con el Espíritu Santo y las Escrituras, donde se refleja la esencia del cristianismo, de nuestra religión”. Esa es la parte que más le llena, según reconocía.
El cuadro, óleo sobre lienzo, es una obra contemporánea, “es atemporal e intemporal, y hay elementos de todas las épocas, de la antigüedad a la actualidad”.
Fuente y foto: Diócesis de Salamanca