Como viene siendo habitual en los últimos años, los Cines Van Dyck, en colaboración con Salamanca Acoge, han organizado un ciclo de cine intercultural y de derechos humanos durante el mes de noviembre
Jorge Valle Álvarez
Defensor de los Derechos Humanos
El jueves 3 de noviembre daba inicio el ciclo con la proyección de Hive (Colmena), que tras su exitoso paso por el Festival de Sundance, recibió el premio a la mejor actriz en Valladolid el año pasado. La directora kosovar Blerta Basholi describe la difícil supervivencia de una mujer en un entorno patriarcal que sigue considerando que su papel debe reducirse a la de mera ama de casa sufridora y abnegada. Pero tras la desaparición y más que probable muerte de su marido en la Guerra de los Balcanes, la protagonista, sin noticias de su esposo, decide coger las riendas de su vida y desafiar todas las convenciones para poder sacar adelante a su familia. Cuando sus abejas dejan de producir miel, se saca el carné de conducir y reúne a un grupo de mujeres como ella para producir ajvar, una salsa casera típica de la región, y venderla en el mercado. Recibirá, por ello, las burlas, el desprecio y los insultos de sus vecinos hombres, que no toleran su emancipación. Basholi describe con firmeza y realismo los obstáculos a los que se enfrenta una mujer para dejar atrás el miedo y la incertidumbre y vencer los prejuicios machistas de una sociedad que, incluso traumada por el conflicto bélico, prefiere anclarse en el tiempo que mirar hacia el futuro.
La película más destacada del ciclo ha sido, tanto por su proyección internacional (fue nominada al Óscar a la mejor película internacional, mejor película de animación y mejor documental) como por la crudeza de la odisea real de su protagonista, ha sido Flee. Amin, un refugiado afgano homosexual, huye de Kabul con la llegada al poder de los talibanes y, tras una penosa travesía por Moscú y Estonia, se instala en Dinamarca, donde debe rehacer su vida lejos de su familia y con el recuerdo traumático de su travesía. Su amigo, el director danés Jonas Poher Rasmussen, le convenció, tras veinte años de amistad, para llevar su historia a la gran pantalla pero en formato de animación, lo que le permitiría guardar el anonimato. Rasmussen complementa las imágenes animadas con otras de archivo, que permiten contextualizar una dolorosa historia real, la de Amin pero también la de muchos otros como él, que tuvieron que abandonarlo todo y sufrir todo tipo de vejaciones y penurias para empezar una nueva vida lejos de la guerra, el miedo y la desesperación. Al éxodo de los refugiados, uno de los grandes dramas de nuestro tiempo, se unen la discriminación por racismo y homofobia en un alegato contra la inhumanidad que, no obstante su dureza, deja cierto poso para la esperanza.
El 17 de noviembre era el turno de Sinjar, una película coral protagonizada por tres mujeres que sufren las consecuencias del terrorismo, aunque no compartan ni país ni idioma. Una enfermera barcelonesa busca a su hijo adolescente, reclutado por la yihad; una madre vive como esclava de una familia siria al noroeste de Irak; y una joven se enrola en las milicias kurdas como última esperanza para encontrar a los suyos. La directora Anna Bofarrul, tras tres largometrajes documentales, decide pasarse a la ficción para mostrar las consecuencias que sufren mujeres de todo el mundo por culpa de la guerra y el extremismo religioso.
El ciclo tocaba a su fin con la proyección de la cinta francesa En un muelle de Normandía, protagonizada por la conocida actriz Juliette Binoche, que da vida a una escritora que, para escribir su nuevo libro, se hace pasar por limpiadora y comienza a trabajar en los camarotes de un crucero en el Canal de la Mancha. Entabla amistad con sus compañeras, que no sospechan que en realidad es una burguesa que necesita vivir de primera mano la precariedad laboral para escribir sobre ella, y descubre las precarias e inhumanas condiciones laborales que en que viven las mujeres de clase trabajadora. El escritor y director Emmanuel Carrère adapta la novela autobiográfica de la periodista Florence Aubenas para visibilizar la lucha de las trabajadoras por un salario y unas condiciones dignas, pero también para lanzar dilemas morales al espectador sobre las diferencias de clase y la honestidad del arte.
Derechos de las mujeres, derechos del colectivo LGTBI+, derechos de los inmigrantes y refugiados, derechos de los trabajadores… vertebran este ciclo de cine que, un año más, ha llevado a las pantallas salmantinas lo más crudo y sufrido de nuestra realidad, la que no vemos a diario pero existe, la que nos acerca el cine y nos exige posicionarnos.
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