La actriz todavía no está recuperada del problema de salud que sufrió hace casi dos meses y del que apenas ha trascendido ningún detalle
Día marcado en rojo en el calendario de Concha Velasco, que el pasado jueves celebró, rodeada de sus seres queridos y en la residencia de las afueras de Madrid en la que vive desde la pasada primavera, su Santo. A diferencia de su 83 cumpleaños, que festejó hace apenas 10 días con la visita de amigos como José Sacristán o Cayetana Guillén Cuervo, en esta ocasión ha optado por pasar su onomástica tranquila, acompañada tan solo por sus hijos Manuel Velasco y Paco Marsó.
Más tranquilo después del importante bajón de salud que sufrió la actriz el pasado mes de octubre, y sin confirmar ni desmentir la información de que la familia ha decidido restringir las visitas para que esté tranquila en estos delicados momentos en los que necesita atención y cuidados las 24 horas del día, Manuel nos atendía al abandonar la residencia tras varias horas haciendo compañía a su madre; discreto pero tan amable como de costumbre, el escritor asegura que la inolvidable 'chica yeyé' está "bien, de verdad", pero no oculta que también se encuentra "flojita".
Una sola palabra con la que deja entrever que todavía no está recuperada del problema de salud que sufrió hace casi dos meses y del que apenas ha trascendido ningún detalle. Y es que en este duro trance la familia quiere respetar al máximo la privacidad de Concha, por lo que aunque su hijo es consciente del cariño que el público tiene por su madre y agradece la presencia de la prensa en días señalados como su cumpleaños o su santo, prefiere no revelar nada sobre cómo es el día a día de la artista: "No, no, venga. Muchísimas gracias por venir, yo os lo agradezco".