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El 'cara a cara' de Chema Díez y Noel Campo del Mundial: Luis Enrique, "el gran culpable del fracaso de España"
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LA FIRMA INVITADA

El 'cara a cara' de Chema Díez y Noel Campo del Mundial: Luis Enrique, "el gran culpable del fracaso de España"

Actualizado 07/12/2022 16:11
Redacción

SALAMANCArtv AL DÍA ha juntado sus colaboradores deportivos para hablar de la eliminación de 'La Roja' ante Marruecos

SALAMANCArtv AL DÍA ha juntado a Chema Díez y Noel Campo, sus colaboradores estrella a la hora de hablar de fútbol, concretamente de Unionistas y el Salamanca UDS, cada semana en 'La firma invitada', para hacer un 'cara a cara' sobre la eliminación de España del Mundial, mientras que ambos han señalado a Luis Enrique como "el gran culpable del fracaso".

CHEMA DÍEZ: Y tú, Luis Enrique, ¿has visto algún partido o estabas de espaldas?

No estoy decepcionado, ni triste, ni apenado… la sensación es de enfado porque esta situación se veía venir y se podía haber evitado. Pero no por este nuevo y flamante fracaso; esta hecatombe se lleva fraguando desde hace mucho más tiempo. Y nadie ha hecho absolutamente nada por remediarlo.

El estrepitoso fracaso (uno más) de la selección no hace otra cosa que confirmar que cuando las cosas (de base) se hacen mal, tarde o temprano terminan acabando peor; y la selección de Luis Enrique, que no la española, ha desenganchado a mucha gente por la actitud, las formas y las cuestiones deportivas de un entrenador que ya era faltón, irrespetuoso y soberbio como jugador. ¿Cómo no lo iba a ser ahora?

Cuando uno se cree por encima del bien y del mal, no sabe escuchar, cree saberlo todo y castiga el rendimiento deportivo de muchos jugadores, para mí tiene muy poco respeto profesional. Luis Enrique ha premiado la mediocridad y ha castigado el talento y el estado de forma de muchos jugadores desde que aterrizó en la selección, jugando con la ilusión de mucha gente y haciendo creer que con este grupo de jugadores (que no selección), nos íbamos a comer el mundo; pues ha sido el mundo el que nos ha dado un mordisco, y de los buenos.

A mí, personalmente, me da igual que Luis Enrique sea ‘streamer’, ‘youtuber’ o ‘instagramer’, creo que el problema va mucho más allá; ha usado estas herramientas para desviar la atención de lo realmente importante: el escaso nivel de los jugadores y el plan de juego inexistente de principio a fin.

No soy entrenador, no tengo los conocimientos técnicos, tácticos y de gestión de grupo que tiene Luis Enrique, es obvio; y tampoco juego a ello. Pero me apasiona el fútbol desde muy pequeño, he visto cientos y cientos de partidos de fútbol de todas las categorías posibles, equipos, selecciones y modelos de juego, y creo estar capacitado para hacer un juicio de valor, más o menos acertado.

No hemos jugado absolutamente a nada, no había un plan B, y dudo que hubiese ni siquiera un plan A. Me considero un firme defensor del fútbol de toque, de intentar jugar con el portero desde atrás, ser protagonista y generar ventajas y opciones de gol con la pelota como base de todo. Pero no soy defensor de no saber qué hacer cuando el partido se complica, de no tener solidez defensiva, de ser un equipo plano que tiene un 75% de posesión porque solo juega entre los centrales o con el pivote sin tener absolutamente nada de profundidad y verticalidad.

Es cierto que en España hay, por lo menos, 20 millones de seleccionadores diferentes y cada uno de nosotros hubiésemos llevado a jugadores distintos, eso pasa siempre; pero lo que es una falta de respeto es que haya jugadores cuyo rendimiento deportivo ha sido muy alto y hayan visto el Mundial desde su casa, con la manta en los pies y la cabeza caliente viendo este puñetero desastre.

Igual que ha habido otros jugadores que han disputado un Mundial (sí, un Mundial) con una experiencia de 15 partidos jugados en Primera División y una o dos internacionalidades… bueno, otros ni siquiera jugaban en sus equipos. Eso, por no hablar de los cambios de posición de jugadores, fuera de sitio, habiendo otros específicos y que están en la lista por algo. A veces, el fútbol es mucho más sencillo de lo que parece y se tiende a la complicación para que el mundo veo lo buen entrenador que es Luis Enrique; y no lo dudo, lo es. Pero se lo ha tragado el personaje… y con él, hemos vuelto a fracasar.

Tampoco hay que pasar por alto el trato irrespetuoso hacia la prensa, aunque algunos se lo ganen a pulso; son profesionales como Luis Enrique y merecen el mismo respeto y no siempre malas contestaciones, estupideces de niño pequeño, ataques constantes… todo ello por la inseguridad de saber que el fracaso estaba a la vuelta de la esquina.

Pero, lo que más me llama la atención es la falta de autocrítica de entrenador y jugadores; escuchando las reflexiones post partido, daba la sensación de que habíamos llegado a la final del Mundial pasando por encima de todas las selecciones; y no, eso pasó en los años 2008, 2010 y 2012, Luis Enrique. doce años después, seguimos penando por ser una selección mediocre. Ya lo dijo ayer, y muy acertadamente, Álvaro Benito. “Llevamos doce años sin estar al nivel de las grandes selecciones; igual no somos tan guapos como creemos”; tal cual.

Por eso, igual el periodista al que volviste a humillar en la rueda de prensa tras el fracaso contra Marruecos no estaba de espaldas al partido; igual el que ha estado de espaldas al fútbol español es Luis Enrique, que llevaba escrita la palabra fracaso con la selección desde el día 1. Y lo peor es que todos lo sabíamos.

En las tres últimas Copas del Mundo, solo hemos podido ganar a Australia, Irán y Costa Rica, que todo el mundo sabe que son grandes potencias en lo futbolístico; el engañoso y mentiroso 7-0 a Costa Rica solo sirvió para alargar la agonía a octavos de final, tras el ridículo ante una Alemania a años luz de lo que fue y un Japón al que le bastó con ser ordenado para ganarnos. Y Marruecos nos tenía bien estudiados, como todos los equipos, sabiendo que no había capacidad de reacción; en la tanda de penales, te pueden eliminar, claro, pero nos cagamos en los calzoncillos, así de claro. Y en 120 minutos de partido, dos ‘tiritos’ a puerta; pero tuvimos el 75% de posesión… sin saber qué hacer con ella.

PD: Nadie, ni yo mismo, niega que este grupo de jugadores pueda en un medio/largo plazo darnos alegrías en forma de luchar por campeonatos europeos o mundiales o, al menos, poder ilusionarnos. Pero, en el año 2022, como desde hace doce años, vamos de ridículo en ridículo. Incluso los que parecen haber inventado el fútbol también se equivocan.

NOEL CAMPO: Luis Padrique, el fracasado

No por esperado es menos doloroso. La selección española en el mundial de Qatar 2022 ha sido un meme. Un fracaso. Una grandísima decepción. Pensábamos que goleando a la “todopoderosa” Costa Rica (nótese la ironía) en el primer partido íbamos a ganar el mundial sin bajarnos del autobús. Fue un espejismo. Luis Enrique ha conseguido en 4 años tirar por tierra todo el legado y el sentimiento que Luis Aragonés y el salmantino Vicente del Bosque consiguieron con mucho esfuerzo, talante y pedagogía: un equipo de todos que unió e ilusionó a un país y que encima jugaba a un nivel nunca antes visto. Una historia que se resume en solo 3 victorias en la fase final de un mundial en los últimos 8 años frente a Australia, Irán y Costa Rica.

Luis Enrique llegó a Qatar con un equipo hecho a su antojo y capricho. Sin consenso. Con una lista llena de controversia. Con las ausencias destacadas de Ramos, Canales, Gayá, Aspas, Thiago… y con jugadores sin experiencia, suplentes en sus equipos y sin tirón mediático. Sin centrales de categoría. La roja ha abusado de la posesión y de los pases horizontales, pero se ha olvidado de lo más importante: tirar a puerta y meter goles. Y por supuesto, de ensayar bien los penaltis.

En breve conoceremos el futuro del seleccionador asturiano. Está claro que debe echarse a un lado. Pero en una federación dirigida por un esperpento como Luis Rubiales, involucrado en oscuras tramas y más preocupado de su cuota de protagonismo y de su proyección mediática, todo es posible. Si la selección quiere tener futuro, ambos deben dimitir. Los dos han fracasado.