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La Lengua Teatro: Testigo de cargo en la Sala de Unicaja
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La Lengua Teatro: Testigo de cargo en la Sala de Unicaja

Actualizado 04/12/2022 11:11
Charo Alonso

La obra de Agatha Christie sigue teniendo gran vigencia

Convertida en Compañía Teatral en 2005 tras un periodo de cooperación entre varios grupos de teatro salmantinos, La Lengua Teatro pone sobre el escenario una obra en la que desplegar todo su talento. 'Testigo de cargo', versión teatral de un relato de la reina del suspense, Agatha Christie, es conocida por el gran público por sus adaptaciones cinematográficas clásicas y, sin embargo, es en la voz de los actores teatrales, donde despliega toda su inteligencia, su rapidez, su quiebro en las situaciones y en los diálogos. Tragicómica, vertiginosa, capaz de tocar temas como el sistema jurídico inglés, considerado el mejor del mundo, la mentira, el racismo y las relaciones amorosas, es una obra cuya modernidad sigue atrayendo a los espectadores pese a que se estrenó en los años cincuenta en las tablas londinenses.

Muy bien llevada por unos actores fantásticos, con un juego de decorados espléndido en su sencillez y las luces y la música muy adecuadas al desarrollo de la obra, la acción se sitúa en un bufete de abogados y una sala de juicios donde dictaminar la culpabilidad o inocencia del personaje principal –magníficamente interpretado por Daniel G. Zaballos- acusado de asesinar a su adinerada amiga. Defendido por un letrado gruñón, enfermo y vehemente, papel que sencillamente parece escrito para el actor Félix Nieto, para su voz, su talento, su fuerza y su fragilidad siempre acompañado por su enfermera, una Beatriz Rodríguez que le da perfectamente la réplica en los momentos más hilarantes de la obra, el protagonista se sirve de su esposa alemana, fantástica Nayra Calvo, quien con Claudia Machado hace labores de utilería, para ser absuelto en un juicio donde brillan Paz Lleras, Juan Carlos Pérez y Manuel Bartolomé junto a la sosegada paciencia del socio del bufete, Guillermo Luna y un fantástico y sorprendente Ángel Barés.

Dirigida por Marisa Orobón, la obra fue muy aplaudida por un público que llenó esta sala que siempre ha traído excelentes recuerdos a todos los salmantinos y que, a nuestro entender, está infrautilizada. Espacio de grandes estrenos y encuentros, magníficamente adornada en su entrada con obras de pintores salmantinos que nos recuerdan la reciente exposición en San Eloy, el “teatro” de Unicaja se vistió de etiqueta para aplaudir una obra que es intriga, sátira de costumbres, aguda visión de un mundo que se resiste a perder su idiosincrasia –togas, pelucas, cortesía afilada en las formas judiciales- y que supone para los actores un medio en el que ningún papel es secundario porque permite el lucimiento de todos los personajes. Una obra que nos recuerda el actual y siempre renovado talento de la gran dama del suspense cuya obra de teatro La ratonera, es el título más representado de la historia en las tablas londinenses.

Acción, suspense, inteligencia absoluta en los diálogos rápidos y mordaces, escritos a la mayor gloria de los buenos actores de la escena británica y sin embargo, absolutamente falta de flema, la obra nos sitúa más allá de la anécdota para hablar de temas como el amor, la ambición económica, el peso de la historia, el racismo y, en el caso del personaje del abogado enfermo, magistralmente interpretado por Félix Nieto, la tenaz convicción de la defensa del inocente, la empatía, el buen hacer e incluso, la soberbia del personaje enfrentado a su grandeza y a su enfermedad y debilidad física que le hacen verse como un pelele en manos de la joven enfermera interpretada por Beatriz Rodríguez. Una oportunidad para reflexionar sobre la debilidad de los grandes cuando llega el declive físico y la fuerza del personaje para liberarse de la tutela del cuidado.

Obra, en suma, que plantea interrogantes al espectador entre risas y veras, y que plantea preguntas, cuestiones, claroscuros y carcajadas llevando la magia del teatro más allá del espectáculo. Con infinita solvencia y todo el calor para conjurar el frío, aquí, en el corazón de Salamanca, en esta sala que tantos recuerdos nos trae y tantos ecos.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez