“El voluntariado me aporta una gran satisfacción y me ayuda a crecer”

“Para mí ser voluntaria es la tranquilidad de ayudar a los demás. Me aporta una gran satisfacción personal”, explica Laura Pérez, esta salmantina de 14 años que es una joven voluntaria en la Asociación Síndrome de Turner. Fue precisamente en esta asociación donde comenzó esta etapa de su vida. Se presentó a un concurso de dibujo que organizaban y lo ganó. Ahí tenía solo 8 años y no se imaginaba, que seis años después, seguiría ayudando a los demás como lo hace. Para ella esta forma de ayudar y de conocer gente, otras personas y sus historias le “ayudan a crecer”. Con ellos “se aprenden cosas nuevas y eso es algo muy gratificante”, cuenta.

No es la única persona voluntaria de su familia, pero si la impulsora. A raíz de que Laura comenzase a colaborar también lo hizo María José, su madre. “Yo soy voluntaria en la Asociación Síndrome de Turner pero también en la Asociación Española Contra el Cáncer, en la gran recogida del Banco de Alimentos y en otras asociaciones o actividades donde me necesiten”, explica María José. Sin embargo, ella y su hija realizan voluntarios muy diferentes.

El voluntariado joven que realiza Laura es muy social y mucho más lúdico. “Cuando tengo tiempo voy con mi madre y ayudo con las niñas, montamos mesas, desarrollamos talleres, manualidades, obras de teatro, etc.”. En definitiva, cosas lúdicas que no implican tener que recibir una formación anterior. Un tipo de voluntariado más dinámico y que no requiere un compromiso semanal o diario, son momentos puntuales.

Sin embargo, Laura ha sido voluntaria mucho más allá de la Asociación Síndorme de Turner. De forma esporádica ha ayudado en actividades de la Asociación Española Contra el Cáncer o de otras asociaciones. A modo particular, también participa en una red que hay en su colegio, donde realizando diferentes actividades para recolectar dinero para Cáritas.

Un voluntariado diferente al que realizan personas mayores de edad, pero igual de importante. Su madre explica que estos voluntarios “lo ven todo como un juego, una forma de relacionarse con los demás, donde disfrutan y se reúnen”. Además, añade que gracias al voluntariado “se conoce a la gente sin maquillaje, sin filtros y con los problemas reales”. María José lo tiene claro. “El voluntariado joven es el que cambiará el mundo”.

Les humaniza, conocen otra realidad y otras patologías. Se relacionan con personas que tienen unas características distintas y lo aprenden a normalizar. “Gracias al voluntariado he conocido y soy amiga de personas con diferentes características”.

Laura tiene claro que le gustaría seguir como voluntaria y lo hará siempre que pueda compaginarlo con sus estudios. Aconseja a los jóvenes que se hagan voluntarios siempre que puedan. “Son experiencias muy bonitas y gratificantes. Cuantos más seamos, mejor”.