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La Sanidad en estado grave
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La Sanidad en estado grave

Actualizado 24/11/2022 09:33
Fermín González

El diagnóstico no ofrece dudas: si los pacientes y la ciudadanía en general continúan sin responder con sus movilizaciones al expolio practicado sobre uno de sus servicios sociales esenciales, el colapso de la sanidad pública, tal y como la hemos conocido hasta ahora, será inevitable.

Uno no deja de preguntarse ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo se ha deteriorado tanto esta Sanidad Pública? ¿Quiénes han sido los gestores?, los encargados, los políticos o presidentes de cada autonomía. – Todos conocemos- a los que han dejado con la habitual desidia y abandono aquella Sanidad de la que presumíamos en todos los foros en los que hablábamos, tanto a nivel provincial nacional e internacional, que catalogábamos como la mejor del mundo, en todos los niveles, médicos, asistenciales, operativos etcétera. Pero lo cierto ha sido, que una vez traspasada la sanidad a las comunidades autónomas, iba llegando el desorden, la falta de control, la concesión de puestos a dedo y de libre designación, de tal forma que miles de operarios de cualquier oficio, sanitarios y administrativos, se colaron con el arte del (ninguneo, la recomendación, familiar y el amiguismo) en el gran aparato que representa la Seguridad Social. - Y quien venga detrás que arre-

Y, de aquellos polvos, estos lodos. De esta manera, lleva tiempo resintiéndose el sistema hasta que ahora comienzan a romperse las costuras del mismo, y se van descubriendo el desbarajuste, el desorden, la falta de rigor, la capacidad de gestión, seriedad, puntualidad y formación, unido a un abuso, que cada cual, ha exprimido como le dio la real gana… Tocamos fondo ya no da más, y ahora nos toca volver a salir a la calle a pedir el derecho de la Sanidad Publica, con la pancarta de: increpar, exigir, poner orden, organización y atención, a los mismos o parecidos políticos, que se la cargaron, y destruyeron con su desgana, su abulia, su incompetencia y su estupidez. Aquella atención médica, que en su día era la mejor e incomparable. Y ahora con mala solución se comienzan a cometer los desatinos, las malas decisiones, las chapuzas, el griterío, las huelgas y despropósitos, que van a pagar; esto sí, está bien claro, y sin remedio los de siempre: es decir el pueblo, el más humilde sencillo y necesitado,- la clase baja, que es, la mas vulnerable, la que hace colas insufribles en los consultorios esperando un diagnóstico, una receta un consejo y un mensaje de animo esperanzador para su dolencia, o la de algún familiar al que acompaña.

Uno ve algunos reportajes, pisa la calle, se acerca a las consultas o pone el oído en algunos círculos, o sufres también en tus propias carnes tanto desatino, e incongruencia que te pides calma, y paciencia ante tanto descalabro que raya en lo inhumano.

No será extraño por tanto que en no pocas ocasiones, las personas, consulten al doctor Google, en busca del remedio, o bien pregunten al vecino o familiar, que tiene que tomar para lo “suyo” se comparan los síntomas con lo que ponía en una web, se “compra” un autodiagnóstico, y quizá acierte, o quizá no, y luego pasa lo que pasa. Claro que ante una consulta telefónica, si está fuera posible, la gente toma el riesgo.

Ahora estamos viendo lo que está sucediendo en Madrid: urgencias cerradas o sin médico en el centro de salud, urgencias hospitalarias con varias horas de espera, citas con semanas de retraso, y podríamos añadir las demoras de meses para un especialista o una cirugía. Solución: doctor Google, autodiagnóstico, automedicación. O sanidad privada, que bate récords de usuarios desde la pandemia, y que en Madrid tiene el mayor porcentaje de ciudadanos con seguro privado, no por casualidad: son ya dos décadas de acoso y derribo a la sanidad pública. Si en su día fueron a por los hospitales, entregados en su construcción y gestión a empresas, ahora la diana está en la atención primaria.

¡No es solo Madrid, ya lo sé!, no es la única comunidad con listas de espera, atención primaria desbordada, intentos privatizado. La pandemia saltó las costuras del sistema entero, pero esa mayor conciencia que supuestamente nos dio el virus, no se ha traducido en políticas públicas. Hace años presumíamos de tener una de las mejores sanidades del mundo, ¿recordáis? Hoy en cambio nos consolamos diciendo que por lo menos aquí no tenemos que pedir un crédito para un tratamiento, como en Estados Unidos. Sí, seguimos siendo afortunados, y las trabajadoras y trabajadores de la sanidad pública siguen salvándonos la vida, pero lo hacen cada vez más al límite. Y a costa de su propia salud, nada menos.

No es solo Madrid, pero cuidado que Madrid es la avanzadilla y el laboratorio de lo que acaba llegando a otros territorios. Lo último, los médicos trasladados ¡en coches de Uber! en mitad de la noche es la mejor imagen del destrozo actual, y del que está por venir.

Llevamos años repitiendo el lema de “La sanidad pública no se vende, se defiende”. ¿Se defiende? No, no “se defiende” sola, hay que defenderla. Y tampoco podemos esperar que la defiendan sus trabajadores, como si fuese responsabilidad suya. Bastante tienen con defender sus derechos laborales y no salir huyendo a otros países, cuestión que tampoco se está evitando. Los formamos aquí, en nuestras universidades, nos cuesta un taco sacar un médico, y luego por las malas condiciones, la sobrecarga, y la falta de organización y gestión se largan a otro país. ¡Pero que listos somos!… que mala suerte tenemos, que nuestros gobernantes… Lamentable… y repugnante. Y, ahí lo dejo.

Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías

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