Simular que se vive en la honestidad mientras se prescinde de ella es deslealtad o hipocresía. Tampoco es digna de elogio la actitud del que siendo honesto se presenta como si no lo fuera, ya que aparte de dar mal ejemplo cae en la falsedad. Pero aun es peor el deshonesto que alardea de serlo. Dice un aforismo de Gracián que el mayor defecto de un hombre es mostrar sus propias flaquezas. El descaro en la mentira ha llegado a lo obscenamente fastuoso. La frivolidad, con que algunos protagonistas de la vida económica, política y social lanzan ideas y opiniones sobre los temas de actualidad, dice muy poco en favor de su propia reputación. La gente de la calle empieza a estar harta de tanta ineficacia e ignorancia asalariada políticamente del Estado, partidos políticos e instituciones...
El mercado laboral se está convirtiendo en una fantasía frente a la realidad. El Estado va camino de estar inerme frente a los acontecimientos. Los ganaderos ahora parece que van a tener que clavar un clavo más en el ataúd de la España vaciada al imponérseles el cuaderno de la vaca, la oveja o la cabra, en el que anotar las entradas y salidas del animal de cada cortina, majada o prado, temas de aprovechamiento de rastrojos, quemas, etc. Los ganaderos tendrán que pagar sistemas de seguimiento de los animales. Un disparate tras disparate del ecologismo ultra formado por una panda de infantilistas ignorantes. Este año hemos asistido a sequías provocadas, a un vaciado incomprensible de pantanos e incluso a su destrucción de presas en pro de unos cauces ecológicos que no van a ninguna parte. Acabarán con nuestra agricultura y ganadería en pro de grandes multinacionales que decidirán lo que cultivar y lo que procesar, y después de hacer que el agua cotice en bolsa, el que no tenga dinero que no beba y muera.
Tenemos la peor gobernanza de la historia de nuestro país, la energía más cara, el mayor desempleo de la UE, el mayor retroceso del poder adquisitivo en décadas, y la primera huelga es contra la sanidad madrileña, una de las mejores del mundo desde siempre, gracias a los pilares que se pusieron durante el pasado régimen en el que se alcanzó un número de camas hospitalarias que ahora carecemos, ha tenido que sufrir este fin de semana una manifestación farsa para tapar los verdaderos problemas que asolan a nuestro maltrecho país. Ni un solo sanitario ha alertado del peligro de vacunar niños, que no lo necesitan, a las mujeres embarazadas, ni cuentan como el ARNm debilita el sistema inmunológico, ni cuentan porque las vacunas no son por prescripción médica. Nadie nos explica lo que supone vacunar como al ganado a la gente sin tener en cuenta su historial médico. Se está muriendo más gente de lo normal y de repente. No sólo en España sino en todos los países. Los médicos no quieren saber a qué se debe, pero las funerarias ya han puesto grito en el cielo pues no saben dónde meter a tanto cadáver. Luego vendrán los de los seguros de decesos y su ruina.
Toca olvidarnos también de la valla de Melilla y de Ceuta, de los negros peligrosos, de los menas descontrolados y de la miseria progresista. Podemos pensar cómo puede ser que hayan fallado las políticas de integración sin ley ni orden. El suprimir la sedición permitirá al gobierno disponer de millones de gasto extra en un año electoral. Parece que también se plantea la rebaja de las penas de malversación de fondos públicos. Se va deconstruyendo el estado a pasos agigantados. No hay ninguna reforma sino la supresión del delito.
El cambio climático es una estafa más para conseguir el control de la población. Nos culpabilizan a todos sin excepción. Al que se calienta en la mesa camilla como al albañil que va a trabajar con su furgoneta. Sin olvidar al jubilado que mira la tele y al estudiante que pasa las noches en vela bajo el flexo. Un fraude más en pro del gran negocio de muchos gobiernos amparados por lobbies ecologistas. A China y la India ni se las menciona.
Llama la atención las palabras de estos personajillos que viven de su momento de actualidad en los medios de comunicación. Creando muchas veces la imagen lineal y continua que lo que ahora se lleva es una falsa o ingenua sinceridad y naturalidad en sus conductas. En realidad lo que hacen es denostar u olvidar por falta de educación o por propia conveniencia los valores más nobles y, si alguna vez éstos son mencionados, es frecuente que sea para ridiculizarlos o despreciarlos. Visto como se nos informa de lo que sigue ocurriendo en Brasil y de lo ocurrido en las elecciones norteamericanas en las que de los 200 candidatos que ha respaldado Trump sólo 9 han perdido, podemos afirmar que el bulo y la estulticia está a la orden del día. En Israel no emplean las máquinas que ellos fabrican y venden al resto del mundo para contar los procesos electorales, allí cuentan los votos a mano. No hacen fotos de las actas ni las envían por medios electrónicos. Pensar no duele.
Ser honesto y parecerlo son dos cosas necesarias a la vez. Es un principio que no puede cambiar, porque es inherente a la dignidad de la persona. Lo triste de nuestros días es que al conocimiento verdadero se le tenga que denominar desengaño.
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