Llamo ley del “todo o nada” a esa ley de movimiento del péndulo que parecen utilizar muchos administradores de información e imágenes, que pasan de inundarnos de información, propaganda o de un tema determinado que ellos categorizan como “importante” ( nacional o internacional) a silenciar el mismo tema como si no existiera nunca más.
Esta estrategia de bandazos movidos por manipulación política, en TVE llegó a su cenit hace unas semanas con la muerte de Isabel II de Inglaterra. De repente, todos los telediarios se convirtieron en un inacabable documental de su muerte, de su funeral, de todas las ceremonias de una semana larga hasta su entierro. Nunca había visto una desconexión tan absoluta entre la mujer/ hombre medio de la calle, por una parte y las élites que rodean a las realezas, aristocráticas, mediáticas por otras. La sensación era tan extraña que un par de veces durante esos días me asomé a la ventana de mi casa para cerciorarme de que vivía en una ciudad española y no en alguna del Reino “Unido”, pues empezaba a no sentirme seguro de mi propia realidad.
El “reino unidismo” siguió en TVE, aunque no con tanta virulencia las semanas siguientes: desde la dimisión de Boris Johnson hasta la dimisión hace unos días de la brevísima Liz Truss, los telediarios dedicaban más tiempo al Reino “Unido” que a España, sus broncas inacabables y sus crímenes pasionales.
Hace unos diez días dimitió Pérez Tornero, el jefe de los informativos de la Pública. Muchos pensamos que con su dimisión el péndulo frenaría su baile informativo inconexo, pero no ha sido así; ha seguido haciendo shows televisivos un día sí y otro también: hace unos diez o doce días ( en el telediario de la noche) el telediario comienza con un Carlos Franganillo, “el elegante”, con una vestimenta de sport, en Kiev, Ucrania. Enseguida pensé que algo muy gordo habría ocurrido en Ucrania ese día, para que don Carlos abandonara su plató madrileño por una Kiev en estado de guerra. Informó, informó, informó, durante media hora, conectando con nuestro corresponsales en otras ciudades ucranianas y…o yo he perdido capacidad de comprensión o la super-información de ese día no se diferenciaba en nada de las breves informaciones de la guerra ruso-ucraniana de todos los días. (Pensé que quizás el Sr. Franganillo tenía un modo raro de celebrar su cumpleaños o algo así).
Durante muchos meses siempre me he quejado de que los telediarios de TVE no dedicaban ni un minuto de información que llevarse a la boca de lo que ocurría en los países europeos. Pasaban los días y nada de nada: ni en Francia, ni en Alemania, ni en Italia, ni en Holanda, ni en Suecia, en ningún país pasaba nada que TVE juzgara digno de información. Casi lo mismo que lo que hace con la información sobre Barcelona o sobre Zamora. Meses enteros dedicados a nuestro país, tan endogámicamente que a mí se me olvidaba que somos Europa.
Y para terminar de describir este péndulo, que no tiene nada que ver con el de Foucault, me referiré al asunto de la información sobre la pandemia de Covid19, que aún colea: a todos se nos han indigestado los miles de horas de supuesta información de TVE sobre gráficos, contagios, muertes y número de vacunados en todo el mundo, durante los dos precedentes años. Pues bien, durante estos últimos meses, a pesar de que sabemos, por la calle y por lo que ocurre en Alemania, que de nuevo el virus o alguna suave variante está de nuevo en marcha, también en España, se ha hecho un silencio sepulcral sobre el tema en los informativos de TVE. Alguna cabeza pensante de nuestra televisión ha debido pensar que para que no haya más atracones de Covid 19, lo mejor es no informar de nada y no calentar el otoño más de lo que lo hace ya el cambio climático.
¿No tiene usted, estimado lector/a, la impresión de un cierto mareo, después de resistir un telediario completo?
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