Estaban convocadas personas mayores de 80 años junto con empleados en residencias y autocitas, lo que originó una gran cola a la puerta del edificio
Para responsables de varios municipios del Bajo Tormes, la situación vivida en la tarde del viernes 21 de octubre, en el Centro de Salud de Ledesma, por cientos de personas convocadas para la vacunación de la gripe y covid, “fue indignante y causó un malestar soportado con resignación” por personas mayores de 80 años, lo que a juicio de los munícipes es “inadmisible”, de ahí “expresamos públicamente nuestra queja a las autoridades sanitarias responsables de la pésima organización”.
En primer lugar señalan que “hubo confusión en la convocatoria, realizada a través de mensajes de móvil, que en un principio citaba a los mayores de 89 años en distintos tramos desde las 15:30 hasta las 19:40 horas; días después se difundió una segunda convocatoria citando a las personas entre 80 y 89 años en los mismos tramos horarios. En el momento de la vacunación nos enteramos de que también habían sido convocadas personas que trabajan como gerocultoras en residencias, además de autocitas”.
Como era de esperar, a la vista del cúmulo de citaciones simultáneas, se formó desde los primeros minutos una larga cola aguardando turno en plena calle, una cola que no avanzaba porque “el equipo desplazado para la vacunación incluía una única profesional para poner las vacunas, ayudada por un auxiliar de enfermería y otra persona encargada del registro informático”.
Con el trascurso de la tarde fueron bajando las temperaturas, “aunque por suerte no llovió”, por lo que se preguntan “qué hubiera ocurrido de haberse realizado la citación en los días anteriores, lloviendo a mares”. Así, añaden que “las personas mayores aguantaban de pie como podían, apoyándose en las muletas o sosteniéndose en la barandilla –solo los más imposibilitados para andar accedían al interior para esperar su turno sentados–, durante una hora de espera como mínimo, cerca de dos la mayoría y algunas hasta dos horas y media. A eso de las siete de la tarde, alguien se compadeció –¡pobre gente!–, permitiéndoles entrar a formar la cola en el interior del edificio. A las 19:40, la hora marcada para finalizar, cerraron la puerta, dejando fuera a alguna persona que, cansada de esperar, decidió volver más tarde. Finalmente cayó la noche cuando todavía quedaba gente dentro sin atender”.
Ante lo sucedido, responsables municipales de varios municipios lanzan varias cuestiones buscando aclaraciones, pero procurando, ante todo, que no vuelva a repetirse un "despropósito semejante":