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China: millones de personas uigures detenidas en “campos de reeducación”
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China: millones de personas uigures detenidas en “campos de reeducación”

Actualizado 26/09/2022 10:06
Marcelino García

Los uigures son una minoría turca predominantemente musulmana en la provincia de Xinjiang, China

Autora: Juliette Vire. Defensora de los derechos humanos.

En los últimos años, se ha intensificado la campaña gubernamental de internamiento masivo, vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada contra las personas de etnias uigur y otras minorías de la provincia de Xinjiang, en el noreste del país. El gobierno actúa con el pretexto del “antiseparatismo”, el “antiextremismo” y la “lucha contra el terrorismo”.

Los uigures son una minoría turca predominantemente musulmana viviendo en la provincia de Xinjiang, en China. Xinjiang es una de las cinco regiones autónomas de la República Popular Cchina (RPC) y es el único territorio del país en el que los chinos no constituyen la mayoría. En efecto, los uigures forman el grupo mayoritario y los que han mostrado una resistencia más tenaz a la asimilación y al dominio de Pekín. Por eso, el gobierno de China percibe un riesgo y una posible amenaza que podría hacer peligrar la unidad de la RPC. Aunque muchos de ellos se conformarían con una autonomía real y con el respeto mínimo de sus derechos culturales y políticos en el marco de la RPC, la mayor parte de los uigures sueña con la creación de una nueva república del Turkestán oriental o Uigurstán independiente.

Durante los años 90, se produjo una revitalización del activismo uigur de carácter separatista. Desde entonces, Pekín implementó diversas campañas represivas con el objeto de acabar estas contestaciones. La política de las autoridades chinas con respecto a Xinjiang y los uigures ha tenido tres ejes fundamentales: la represión de cualquier tipo de actividad uigur al margen del Estado; la promoción de la asimilación de los uigures y su progresiva significación; la implementación de grandes proyectos de desarrollo socioeconómico.

Las restricción de las salidas y entradas en el territorio, sobre todo de los periodistas, organizaciones y defensores de los derechos humanos, hacen difícil la investigación y la documentación de la situación de los derechos humanos en la región. Sin embargo, tenemos algunas informaciones gracias a los testimonios de Uigures e investigaciones de ONG.

Sabemos que desde 2017, un millón o más de uigures, kazajas y de otros pueblos predominantemente musulmanes habían sido recluidos de manera arbitraria y sin juicio y sometidos a adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada en centros de “transformación mediante la educación”.

Uno de los medios empleados por Xi Jinping en la asimilación de los Uigures es la promoción del nacionalismo “han”, la etnia mayoritaria en China, para suprimir otras identidades y así unificar el país. Además, en 1984 se incrementó, y sigue siendo así hoy, la educación en mandarín a través del sistema educativo. De esta manera, a través del programa de “educación bilingüe” las autoridades chinas buscan la desaparición del uso del uigur y de las otras lenguas de minorías.

Además, desde la llegada de la República Popular, comenzó la migración y la explotación de los recursos naturales de la zona. En efecto, la región tiene un interés cada vez mayor para Pekín desde una perspectiva económica y estratégica. Xinjiang alberga grandes reservas de petróleo, gas natural, carbón y uranio y, además, se está convirtiendo en un importante centro de redistribución logística que actúa como puente entre la China central y costera y el continente euroasiático. Por otra parte, en Xinjiang, China tiene su polígono de pruebas nucleares y de misiles y otras instalaciones de carácter estratégico como centros de control de telecomunicaciones y estaciones de escucha y de interceptación.

China rechaza los señalamientos y dice que les ofrece entrenamiento vocacional para reducir el riesgo del extremismo islámico, tras ataques atribuidos a militantes uigures. Si la represión china ha silenciado casi por completo la voz uigur en Xinjiang, la diáspora ha tomado el relevo. A través de varios testimonios de personas que fueron encarceladas sabemos que el gobierno usa las esterilizaciones y la aplicación de métodos anticonceptivos forzados para intentar destruir biológicamente a este grupo. Tortura, esclavitud y abusos sexuales también fueron denunciados.

Amnistía Internacional destaca la situación de las familias uigures separadas por la represión. La campaña opresiva de detenciones masivas y represión sistemática ha impedido que padres y madres uigures regresen a China para cuidar de sus hijos o hijas. En efecto, el riesgo de ser recluidos en campos de internamiento al regresar a China es muy probable. También, han hecho prácticamente imposible que los hijos viajen fuera de China para reunirse con sus padres en otros países a causa de restricciones administrativas.

“Soy uno más entre los miles de personas uigures cuya familia ha sido desmembrada. [...] No oímos las voces de nuestras hijas desde hace ya 1.594 días [...] Mi esposa y yo no hacemos más que llorar por la noche, intentando ocultar nuestra pena a las niñas que ya están aquí con nosotros” dijo Omer Faruh, un hombre uigur que huyó de su país con su esposa tras una llamada de la policía. Sin tener otra posibilidad, decidieron dejar a sus hijas al cuidado de su familia en China.

En junio 2021, 50 expertos y expertas independientes de la ONU en materia de derechos humanos criticaron duramente a China por la represión de las minorías religiosas y étnicas. Aprovechando su creciente influencia política y económica, y su mayor protagonismo dentro de la ONU, China siguió buscando formas de desafiar a los mecanismos establecidos de derechos humanos.

Por diversos testimonios o fotos de refugiados uigur, sabemos que estos campos son una realidad y que presentan las características de crimen contra la humanidad y de genocidio. Sin embargo, la Corte Penal Internacional se declaró incompetente para investigar sobre estos crímenes. En efecto, China no puede ser juzgada por la Corte porque no ratificó el Estatuto de Roma, el tratado que permite a la Corte investigar sobre los estados parte.

La Unión Europea, Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos han sancionado a varios responsables importantes de la política y economía de Xinjiang en una acción coordinada. Pekín respondió con sanciones contra individuos de la UE y Gran Bretaña. Los ciudadanos chinos que figuran en la lista de la Unión Europea ahora están sujetos a la congelación de sus activos. También se les prohibirá viajar a la Unión Europea. El anuncio formó parte de una muestra más amplia de unidad de EE.UU. y sus aliados internacionales. En ese sentido, todos condenaron la represión de Beijing contra los musulmanes uigures y otras minorías étnicas en la provincia de Xinjiang. Sin embargo, frente a un enemigo tan poderoso como China, se cuestiona la eficacidad de estas sanciones.

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