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Morante, Rey y Piedra Angular
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EL APUNTE DE ANA PEDRERO

Morante, Rey y Piedra Angular

Actualizado 18/09/2022 22:12
Ana Pedrero

En esto de los toros no sé si manda el corazón, la cabeza o las tripas, lo que quema por dentro, lo que te eriza el vello y te pone la piel de gallina

Lleno en La Glorieta en tarde de figurones, un cartel galáctico, con un Morante inalcanzable, en otra liga; un Talavante que tiene magia, que es mago, como de siempre dice mi amiga Cristina Padin; y un Roca Rey que llena las plazas y tiene el cetro del toreo. Tres figurones, tres conceptos, tres puertas grandes hoy en La Glorieta con los toros de Cuvillo.

Y no sé si será el corazón o la cabeza o las tripas, pero en la tarde del trío de reyes, el trío de ases, Morante sigue siendo mi rey así pasen los años. Porque después de la lección de tauromaquia, la cátedra que dictó en la ciudad que se dejó robar una Cátedra en la Usal por los intolerantes, Morante hoy se ha coronado de nuevo con el que hacía de cuarto bis, arrebatado, pura inspiración, pura pasión, inventándose una faena desde el inicio sentado en el estribo hasta las estampas de toreo antiguo con que remató un nuevo lío en La Glorieta. Quizá no fue casualidad que mientras sonase el pasodoble de Su Majestad, Santiago Martín El Viti, a quien tanto añoramos este año en la que siempre será su plaza, su casa, su eterno reino.

Roca es rey, pero Morante es la piedra angular del toreo, a tanta distancia, en otra división, en otra liga. No se trata de cómputos, de orejas ni escalafones. Morante hace tiempo que está muy por encima de eso y de todo lo terrenal.

Y no, no es hacer de menos ni atacar al peruano, que ha terminado encendiendo a los tendidos en el sexto con una faena de mucho mérito, rematada con un arrimón metido entre los pitones que puso patas arriba la plaza, ni mucho menos a Talavante, ese mago, ese genio que al buen segundo de Cuvillo le hizo los honores con una faena que voló muy alto con la zurda.

Tarde de emociones, de tauromaquias distintas, de la alegría de ver La Glorieta con el lleno de no hay billetes en los tendidos, tan bonita.

Pero mi corazón, mis tripas y mi cabeza, mi forma de entender, de sentir el toreo, tienen un rey sin patria ni tiempo, intemporal, más cerca de lo divino que de lo humano, porque toca el alma, las cosas bellas, y porque lo hace con el valor del soldado a quien no le importaría perder la vida en un batalla.

Hoy llegaron los tres Reyes Magos a La Glorieta y dejaron el más bonito regalo en sus tejados y en su albero a la afición: las ganas de volver, de regresar, de soñar. No es triunfalismo, es magia.

Esta sonrisa que me llevo prendida en los labios mientras Salamanca se hace pequeñita en el retrovisor de mi coche y me guardo en el cajón de las cosas hermosas una nueva feria, un nuevo septiembre de toros, tanta vida entre estas piedras doradas que acunan, que sanan mi alma.