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La Primera Vuelta el Mundo y su proyección en nuestras vidas (II)
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La Primera Vuelta el Mundo y su proyección en nuestras vidas (II)

Actualizado 17/09/2022 09:24
Francisco Aguadero

El sábado pasado hablamos, entre otras cosas, sobre la sociedad del siglo XVI y las motivaciones para que se organizara la expedición naval que terminaría dando la Primera Vuelta al Mundo. Hoy nos centraremos, también de forma resumida, en las crónicas, mitos y realidades, así como en las consecuencias que este viaje épico trajo para el devenir histórico y para nuestras vidas.

Una vez formada, la flota salió el 20 de septiembre de 1519 de Sanlúcar de Barrameda, rumbo hacia las Islas Canarias, luego a las Islas de Cabo Verde, para cruzar el Atlántico hacia la costa sudamericana, llegando al actual Río de Janeiro en diciembre de 1519. A partir de ahí comenzaron las penurias. La expedición no encontraba un paso hacia el oeste, la búsqueda se alargó durante semanas, meses y la tripulación comenzó a amotinarse en las naves, debido a las malas condiciones del brutal invierno y el incremento del racionamiento de víveres. Uno de los barcos naufragó y otro desertó volviendo de regreso a España.

Por fin, el 28 de noviembre de 1520 encontraron el paso al otro lado de América, tras bordearla por el Sur, y entraron en lo que Magallanes bautizó como Mare Pacificum (Mar Pacífico), aunque no sabía ni su inmensa magnitud ni sus dificultades. Él pensaba que lo peor ya había pasado y que solo quedaba un pequeño crucero hasta las Islas de las Especias, su destino. No fue así, fueron 100 días más de hambre, escorbuto, muerte y angustias en ese océano, el Pacífico, que es el doble que el Atlántico y que supone un tercio del total de la superficie del globo terráqueo. Tres meses les costó cruzarlo. Las condiciones de la tripulación eran tan penosas que se vieron obligados a comer hasta el cuero de los mástiles. El escorbuto fue menguándola, cuando no, la desesperación les llevaba a amotinarse. Así lo relató Antonio Pigaffeta, cronista a bordo y uno de los pocos supervivientes.

Cuando Magallanes, el portugués al servicio de la Corona española, toma conciencia de la dimensión del Pacífico, se da cuenta de que la especiería no está en la esfera de influencia castellana, como había pensado, y decide dirigirse a las Islas Filipinas. Al tocar tierra entra en contacto con caciques y reyes locales. Observa que allí hay recursos y entre ellos el oro. Decide meterse en la política, se enfrenta con el rey de la isla de Mactán, llegan al enfrentamiento armado y Magallanes muere asesinado, su cuerpo nunca se recuperó. No había completado ni siquiera el viaje de ida.

Muerto Magallanes, Juan Sebastián Elcano quedó como nuevo comandante de la expedición y continuaron navegando hasta el destino previsto: la especiería o Islas Molucas, a donde llegaron en noviembre de 1521. Como ya sabían que no estaban en la parte de influencia castellana, según el Tratado de Tordesillas, cargaron apresuradamente de especias las dos únicas naves que les quedaban y emprendieron el camino de regreso a casa.

El viaje de regreso siguió presentando serios problemas. La primera reflexión fue ¿qué ruta elegir? La nao Trinidad trató de volver por el Pacífico, según lo previsto, pero fue capturada por barcos portugueses y se quedó en el camino. La nao Victoria, con Juan Sebastián Elcano al frente, se dirigió de regreso a España a través del océano Índico, bordeando el cabo de Buena Esperanza. Nuevamente se enfrentan al cansancio, la sed, el hambre, el agotamiento y con una nave en mal estado, luego de tres años de navegación. Conscientes de que están surcando aguas bajo control portugués, no paran hasta llegar a las Islas de Cabo Verde, ya en el Atlántico, donde se ven obligados a atracar. Los portugueses apresan a 13 de los tripulantes, los otros 18 consiguen escapar en la nao Victoria y llegar el 6 de septiembre de 1522, en unas condiciones penosas, al puerto de Sanlúcar de Barrameda, el mismo desde el que salieron, completando así la primera circunnavegación de la Tierra en un solo viaje, de la que se tiene constancia.

Las consecuencias de la expedición de Magallanes y Elcano para llegar a las Islas de las Especias por otra ruta desconocida, tuvo un enorme sufrimiento y costo humano, pero cambió el curso de la historia. Mostró el tamaño del mundo, desconocido hasta ese momento; demostró que el planeta Tierra era navegable por completo; extendió el uso del castellano o español, siendo este el primer idioma en dar la vuelta al mundo; conectó al mundo entero; se constató que en todas partes lo que hay son seres humanos, más allá de aquellos monstruos que se decía en las crónicas medievales que había. Por su parte, Europa tomó conciencia de la diversidad cultural que hay en el mundo. Lo que terminó siendo la primera vuelta al mundo nos trajo, también, la primera globalización, con el florecimiento de las rutas comerciales entre continentes en la segunda mitad del siglo XVI, así como la creación de vínculos entre Europa y el sudeste asiático con movimiento de mercancías y personas a través de América Latina. Abriendo nuevas relaciones y oportunidades comerciales que llegan a nuestros días. El mundo no volvió a ser el mismo, después de aquella expedición.

En palabras del ilustre historiador y amigo Carlos Martínez Shaw “La primera vuelta al mundo fue la pieza clave, o más aún, la clave de bóveda para que hoy podamos hablar de una primera globalización o de una primera mundialización… Este proceso, que implicó a todos los mundos, generó, paradójicamente, la aparición de un solo mundo y la posibilidad de concebir por primera vez una historia universal”.

Les dejo con Amalgama Folk y su obra “Circumterra. Primera Vuelta al Mundo”

https://amalgamafolk.es/

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© Francisco Aguadero Fernández, 9 de septiembre de 2022

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