"Hoy con un cartel de postín, con un Morante, que se ha tomado las últimas temporadas tan en serio, que aparece en los carteles, de todas las plazas incluidos los pueblos"
Hay cosas, que uno no acierta a comprender cuando te sientas en el tendido de una plaza de toros. Y quiero referirme a aquellos que se sienten aficionados, los cuales tienen el irrefrenable deseo de aplaudirlo todo. Cuando esto ocurre en plazas de pueblos, - pues eso -, uno se sonroja o mira hacia otro lado; cuando ocurre en plazas de las llamadas importantes, uno se muere de vergüenza. Ni que decir, que cada una de estas peripecias de aplaudidores y voceros, personajes singulares dentro de los ruedos, -no se dan cuenta-, pero hacen el más espantoso de los ridículos. Los primeros comienzan a aplaudir desde que salen las cuadrillas, y no paran hasta marcharse, tanto si salen a hombros, o cabizbajos por la aciaga tarde. En cuanto al vocero, este se hace oír en toda la plaza, incluso, fuera de ella, pero además no cesa de hablar toda la tarde, exponiendo no solo sus juicios y opiniones, sino hasta sus sensaciones más íntimas. No piensen que estoy en contra de aplausos, ovaciones, vítores y voz sonora ¡no! Solo pienso que esto debe producirse cuando llegue el estímulo, la emoción y, la razón de ser, al igual que debe hacerse con la protesta – con motivos -¡Claro que cada cual tiene los suyos!.-
Pues ayer, y hoy sin ir más lejos, fue una clara demostración de estos estentóreos vocingleros que, sin causa ni razón, gritan incoherencias hasta desgañitarse – en libertad- claro.
Hoy con un cartel de “postín”, con un Morante, que se ha tomado las ultimas temporadas tan en serio, que aparece en los carteles, de todas las plazas incluidos los pueblos, que el cigarrero quiere por una vez pasar de las cien tardes, de cortar algún rabo, y de que los lugareños, escriban en los libros del consistorio, que en su día un torero figura hizo el paseíllo en su plaza. Manda en el escalafón con firmeza, animosidad y recuperando de la tauromaquia sensaciones, detalles y pasajes, para algunos olvidadas, otros ni saben que existieron. No será López Chaves, en sus modos, quien le entregue la llave, y no será nuestro paisano y fino torero Alejandro, quien no aproveche este convite. Lo de Galache, pues ya veremos, si aquel que tuvo retuvo. Antaño fueron los “Guirlaches” (turrón muy dulce).
Sin duda el de la Puebla tiro del cartel y jugaba a favor de obra, saludo a su primero con verónicas de la casa, el animal se vio pronto que claudicaría, así fue, una varita parado en banderillas, lo lleva con extrema suavidad redondos de inicio en el tercio, serie profunda en la derecha, alguna natural marca de la “casa” todo con mucho poso y reposo, pero carente de emoción, mandón y fácil, está en ese momento de ánimo, que le sobra para aplicar tauromaquia al temple. Se retiro ovacionado fuertemente. Su segundo animal flojo y vacío de contenido, admitía pocas cosas, el de la Puebla comenzó a sobarlo, lo paso por ambos pitones, a cámara lenta, con depurada técnica y a falta de otros ingredientes Morante tiro de tauromaquia y filigrana andaluza, lo mato en corto y por derecho y de entera sin puntilla arranco una oreja con fuerza y petición que con buen criterio el presidente no concedió. -Falto el cante por fandangos, aunque todo se “andará”-.
Chaves sin complejo alguno endilgo a su primero, el toro que tuvo más fuerza y recorrido, genuflexa la rodilla lo meció en el capote con mucha torería lo puso largo para el picador y este Palomares se lució en buena vara, y con buenos pares de Blanco brindo al público, lo saco a los medios y templo varias series por ambos pitones, bien rematados y ajustados, corrió bien la mano al natural, el animal entregado con mucha nobleza, tuvo un temple exquisito, quizá le falto hondura y algún trazo más en la muleta, pero Chaves liberado, no fue un convidado del cartel, le puso la raza, el animo y disposición dado su carácter, y mato con derechura a este mejor animal del flojo encierro y le arranco dos orejas, lo que permitió que el ledesmino saliera en hombros por la puerta grande, A este toro se dio -creo que fue un exceso presidencial la vuelta al ruedo de su cadáver- Su segundo tuvo buena condición metía la cara con clase, pero no tenía fuerza, trotón y flojo Chaves le fue tomando el pulso consiguió pases de buena factura pero el escaso poder del animal, agónico por momentos lo pincho dos veces antes de cobrar una entera defectuosa, y se fue ovacionado.
También toreo Alejandro Marcos, al cual desde el tendido le vimos un tanto apesadumbrado, o eso creemos, era quien más responsabilidad tenia, su primero flojo y desclasado animal que se vencía por ambos pitones, embistió con desgana y defensiva embestida, lo intento Marcos tuvo pasajes de buen tono y lucidos, pero lo cierto es que la cosa no tomo altura y todo se diluyo, eso sí, mato de entera muy certera y buena ejecución le valió para ser ovacionado. Su segundo animal tuvo poca condición flojo y manso, le aplico lances de capote apretados y con hondura, pero fue salir del caballo y el animal se quedaba corto y ciertamente no se entendió ni se sintieron nunca toro y torero, el toro no valió, pero el torero nos pareció estar muy afligido mato de entera muy caída y oyó algunas palmas de consolación
Glorieta- buena temperatura ligera brisa- ¾ de plaza
Galache nobles, flojos sin resuello salvo el 2º con clase, nobleza y recorrido (vuelta al ruedo) excesiva…
Morante Ovación y oreja con petición de otra.
Chaves – dos orejas y ovación
Marcos Ovación y palmas