El torero toledano salió a hombros en la tarde de su presentación en La Glorieta tras cortar dos orejas a un buen toro de Garcigrande. Otra cortó El Juli al primero de la función.
En el camino para ser figura del toreo, para liderar carteles y que la gente acuda a las plazas a su reclamo. Así se encuentra Tomás Rufo. Es capaz de formarle un lío al toro bueno y, además, está bien y no se aburre con el menos bueno, con el incierto, con el que va y viene. Hoy, que justo se cumple un año de su alternativa como matador de toros, hacía Rufo su presentación en Salamanca y no ha podido tener mejor forma de hacerlo. El castellano manchego ha cuajado un buen toro de Garcigrande al que le ha cortado las dos orejas tras una faena de mando, templada y con muletazos de muy buen trazo.
Saludó Rufo en los medios al tercero de la tarde, toro de su presentación en Salamanca. Tras el puyazo traserito de Juan García, quitó el toledano por ajustadas chicuelinas en la boca de riego, abrochando con una revolera. Tras brindar a Emilio de Justo, una de las ausencias más notables del ciclo, Tomás Rufo inició de rodillas toreando en redondo, sin probaturas. Ahí está la clave de estar en el camino. Ve toro en todos los terrenos, para además torear templado y sin accesorios de cara a la galería. Emocionante la incansable embestida de ‘Guantanamero’, el mejor toro del desigual encierro enviado por Garcigrande, frente a la que se mostró muy templado el torero sobre la mano derecha. Sensacional y templadísima una tanda al natural, sorprendentemente con escaso eco en los tendidos. Tremendo Rufo, sin lagunas y sin perder el pulso a la faena. La última tanda sobre el pitón derecho fue rotunda. Gran toro de Garcigrande. Espadazo del debutante que hace rodar al toro sin puntilla. Dos orejas para el toledano y gran ovación en el arrastre para 'Guantanamero'.
No pudo redondear su tarde frente al sexto, protestado por chico y anovillado, impropio de una plaza de la categoría de Salamanca. Brindó esta faena al público, en una clara demostración de querer más, de ansiar un triunfo aún más rotundo. Pero no pudo ser. El de Garcigrande iba y venía con la cara a media altura, colándose por aquí y por allí, imposibilitando el lucimiento de un comprometido Rufo, que nunca se aburrió delante y que a pesar de estar visiblemente mermado de su cogida sufrida en Valladolid hace escasos dos días, buscó hasta el final la forma de agradar al respetable. No hay otra forma de estar en el camino que esa. Querer, querer y querer.
Bien sabe lo que es estar en el camino a la gloria un Juli que quiso defender su sitio en el escalafón y no dejarse ganar la partida. Una oreja cortó del primero, toro noble pero al límite de fuerzas, lo que le impidió desarrollar del todo la condición que llevaba dentro. Derribó en el tercio de varas a Salvador Núñez, ovacionado por su buena labor. Salió suelto y sin fijeza en los primeros tercios el colorado de Garcigrande, pero El Juli comenzó con doblones muy toreros para fijar su embestida y enseñarle a embestir hacia delante. Marca de la casa. A partir de ahí, los mejores momentos llegaron por el pitón derecho, por donde ‘Exiliado’ tuvo más recorrido y más transmisión. Al natural no hubo tanto acople. Apretó el acelerador el torero madrileño en un final marca de la casa, exprimiendo al máximo lo que quedaba dentro del animal y la faena volvió a coger el vuelo necesario para que, tras una buena estocada, se le concediera una oreja. En el cuarto, que brindó al público, intentó El Juli tocar pelo para acompañar a un Rufo que ya tenía la Puerta Grande asegurada. El madrileño tiró de sabiduría para tratar de hilvanar faena a un toro con buena condición pero también sin fuerza alguna. Todo a media altura, lo que deslució su labor. Mató mal y recogió el cariño y reconocimiento de la afición en forma de ovación.
La cruz de la tarde la vivió José María Manzanares, que no encontró el camino al triunfo porque tropezó con dos piedras de Garcigrande. No tuvo la menor opción de lucimiento frente a un lote deslucido en su máxima expresión. En su primero, con el que la cuadrilla dio un mitin que encendió los ánimos de La Glorieta, el alicantino se mostró firme. Tragó ante la incertidumbre del de Garcigrande, que reponía y sabía lo que se dejaba atrás, sin llegar nunca a emplearse en la muleta. Para más inri, se puso complicado para entrar a matar. No mejoró la cosa en el quinto, con el que apenas pudo Manzanares componerse en dos verónicas a ralentí. Lo intentó con la muleta pero abrevió con acierto ante la imposibilidad de lucimiento frente al rebrincado y a la defensiva astado de Garcigrande.
FICHA DEL FESTEJO
Tres cuartos de entrada en tarde soleada y calurosa. Se lidian toros de Garcigrande, desiguales de presentación y juego. El primero ovacionado en el arrastre. Pitos para el incierto segundo. Gran ovación al bueno tercero. Flojo el cuarto. Pitado el imposible quinto en el arrastre. Sexto soso y muy deslucido. Saludaron Sergio Blasco y Fernando Sánchez.
El Juli, de marino y oro. Oreja y ovación con saludos.
José María Manzanares, de nazareno y oro. Ovación con saludos en su lote.
Tomás Rufo, de azul soraya y oro. Dos orejas y silencio.
FOTOS: MIGUEL HERNÁNDEZ