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“Siento vergüenza de que un político indulte a otro”
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“Siento vergüenza de que un político indulte a otro”

Actualizado 29/08/2022 08:45
Francisco López Celador

Efectivamente; la hemeroteca es muy puñetera. Cuando Sánchez aún era líder de la oposición, pronunciaba en una entrevista la frase que encabeza este comentario. Ahí no queda la cosa. Para no levantar sospechas, el periodista de turno contraatacó: “Tu partido ha indultado a algún banquero”. Ante pregunta pactada, respuesta preparada: “Lo sé y lo siento mucho, y pido perdón por ello a la ciudadanía porque yo también me cabreo”. Por si quedaba alguna duda sobre la integridad del entrevistado, remataba el tema asegurando: “Hay que acabar con los indultos políticos”.

En cualquier democracia medianamente comprometida, Sánchez habría sido obligado a dimitir. Aquí sigue en el cargo porque lo que él dirige ya no es una verdadera democracia. Y pongo el “ya”, no para dar a entender que el problema ha surgido de sopetón, de la noche a la mañana. Esto era previsible desde el mismo momento de su acceso a La Moncloa. Al no alcanzar los escaños necesarios, necesitaba algún partido que “engordara” la cifra. Después de haber prometido que nunca gobernaría con Podemos, la cosa no era nada fácil. SI cumplía su promesa, debía acudir a independentistas y filo terroristas. Ir de Herodes a Pilatos. Se le encendió la bombilla y se olvidó de todas sus promesas. Cedió a las exigencias de Pablo Iglesias, a la vez que obtuvo el compromiso de vascos y catalanes para apoyar sus leyes a cambio de las correspondientes prebendas. Ya no le quitaría el sueño Podemos y, además, los favores no saldrían de su propia cartera. Fue en ese preciso momento cuando se cargó nuestra renqueante democracia. Por supuesto que esperaba críticas, de dentro y de fuera, pero se dijo para sus adentros aquello del cínico: “No lo haré nunca, ni lo volveré a hacer”. A partir de aquel día, España va cuesta abajo y sin frenos.

Como si le diera igual lo que pensamos los españoles, Sánchez, ni cumple una sola de sus promesas ni da una sola explicación. Cuando la da, es para culpar al cambio climático o a la oposición. Estando aún en la oposición, dijo en un mitin: “Rajoy ha menospreciado al Parlamento” …”el 34 % de sus decisiones legislativas se han hecho por Decreto-Ley”. En los dos primeros meses de su mandato superó a Rajoy en el número de decretos aprobados. Todavía recuerdo, en el pasado mes de septiembre, cuando dijo que los españoles, al final de 2021, pagaríamos por el recibo de la luz la misma cantidad que en 2018. Como la oposición también ha pagado la luz, la culpa habré sido del maestro armero Es imposible que dé explicaciones porque ya conocía el desenlace cuando hizo la promesa.

A cualquier gobierno socialista que se precie, se le caería la cara de vergüenza al ver nuestra situación. También los sindicatos, callados como puertas, deberían decir algo. Naturalmente, acuden puntualmente al reparto como acólitos de La Moncloa. Parece que no los importa que se cierren pequeñas y medianas empresas- ¡Ay, si el gobierno fuera de derechas! Tendríamos las calles incendiadas y los escraches a la orden del día.

También se encontró con el llamado “problema de Cataluña” cuando llegó a La Moncloa. Los separatistas le tenían agarrado por donde más duele y le obligaron a sacar de la cárcel a los responsables del golpe de estado, a pesar de jurar que estaban dispuestos a repetirlo. De poco sirvieron los informes contrarios ni el clamor de la mayoría de españoles, incluidos no pocos militantes de su partido. O firmaba el indulto o abandonaba el “AIR SPAIN ONE”. La decisión no le quitó el sueño ni un segundo. La bajada de pantalón fue tan grandiosa que iba acompañada de estrambote. Los sediciosos eran conscientes de poder volver a la cárcel si repetían la jugada con otro gobierno menos solícito y exigieron la reforma del código penal para descafeinar el delito de sedición. Dicho y hecho. Lo que se vendió como un intento de restablecer la concordia y la convivencia, olvidaba añadir que esa convivencia y esa concordia eran, exclusivamente entre Sánchez y los separatistas. Al resto de españoles no les hizo ninguna gracia. Si el delito grave hubiera sido condenado en Inglaterra, Francia, Portugal, Bélgica o Italia, entre otros países, no habrían sido indultados, porque es requisito indispensable pedir perdón. Aquí, también. Es decir, fue indulto político.

Vuelta a la hemeroteca. Siendo Sánchez secretario general del PSOE, se aprobó el código ético del partido, que en su artº. 8.1 dice: “No condenar ni apoyar el indulto de cargos públicos condenados por delitos ligados a la corrupción…” Sí, ya sé que no se debe vender la piel antes de matar al oso. Lo malo es que, conociendo el paño, aquí está viniendo un intenso olor a oso muerto. Ha sido conocerse la sentencia del Supremo y salir en tromba ex presidentes/as, ministros/as, subsecretarios/, portavoces/as y demás familia, poniendo en los altares a Chaves y Griñán. Una de dos: o tenía razón el ex alcalde de Jerez, o el PSOE no está de acuerdo con lo que dicta la Constitución.

Si los responsables del mayor caso de corrupción de España deben ser indultados, alegando que “no se llevaron ni un euro”, se debería resarcir, por ejemplo, a quienes han sido penalizados, aun cumpliendo con su deber. En la mente de todos están varios miembros de la Guardia Civil, cesados por cumplir órdenes que no favorecían los deseos del gobierno. Chaves y Griñán, junto a más cargos socialistas, se llevaron muchos euros cobrando nóminas en cargos obtenidos tras convertir Andalucía en una finca particular. El desvío de fondos fue tan grande –y chapucero- que nadie se cree la ignorancia y candidez de la primera autoridad. Máxime, cuando había repetidos informes de los auditores.

El verdadero quid de la cuestión está en la proximidad de las próximas elecciones. Al rosario de batacazos que ha sufrido el PSOE, se acaba de unir el “inoportuno” fallo del Supremo. Ha ido “perdiendo tiempo”, como en el fútbol, pero aquí también acaba de pitar el árbitro. Por tanto hay que evitar, cueste lo que cueste, ver a un ex presidente de Andalucía y ex ministro en la cárcel. Es decir, si se produce el indulto, será político.

A pesar de todo, no es cierto que la gente se alegre ver a Griñán en la cárcel. Yo, desde luego, no. Ahora bien, por corrupciones menos sangrantes, algunos presidentes han perdido el cargo. Pero sería bueno que la exquisita y moralista izquierda aplique su pretendida memoria democrática para no olvidar lo que proclaman sus estatutos ni borrar sus propios pecados.

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