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Con el otoño llega el trastorno afectivo estacional
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La importancia de escuchar nuestro cuerpo

Con el otoño llega el trastorno afectivo estacional

Actualizado 29/08/2022 09:31
Isaura Díaz Figueiredo

Las enfermedades mentales están directamente relacionadas con la época del año y, de hecho, las consultas de Psiquiatría y Psicología atienden con más frecuencia a pacientes con depresión en otoño y en primavera que el resto del año, mientras que la bulimia y anorexia son más frecuentes en la primavera y el verano.

"La presentación irregular de este tipo de trastornos mentales a lo largo del año

tiene una relación con factores ambientales cíclicos, tanto físicos como culturales. Así como el clima y la luz inciden en el desencadenamiento de los trastornos emocionales y del comportamiento, en la misma medida lo hacen las circunstancias que caracterizan cada período. Hay periodos anuales de alta exigencia familiar, o de intenso impacto afectivo, o los que se afrontan situaciones desconocidas, o de grandes expectativas puestas en la persona",

Por ejemplo, prosigue, los trastornos por inestabilidad emocional, las autoagresiones y los intentos de suicidio aumentan en otoño y en primavera, pero presentan además un incremento considerable en los periodos anuales de reunión familiar obligatoria, debido a los conflictos que se desatan y se reavivan los adormecidos.

El factor externo más influyente es la presión de los demás sobre nuestra propia imagen. De hecho, en el caso de la bulimia y de la anorexia, la presión de la mirada de los otros sobre los cuerpos aumenta en la primavera y en el verano, incrementando con ello la obsesión por la delgadez y, consecuentemente, la angustia.

Asimismo, otros factores, además de los biológicos, que influyen en la presentación estacional de los trastornos psíquicos son el exceso de expectativas puestas en la persona o la propia auto exigencia, como ocurre por ejemplo en muchas amas de casa al llegar las fiestas navideñas o en muchos estudiantes al comenzar el curso escolar o al finalizar.

En estas épocas aumentan considerablemente los trastornos de ansiedad y, al mismo tiempo, también influyen la presión social o familiar que empuja a sentirse obligatoriamente bien en determinadas épocas, lo que lleva a reprimir los sentimientos de malestar, dando lugar a síntomas emocionales y comportamentales.

Los síntomas específicos del trastorno afectivo estacional de inicio en verano, llamado también depresión de verano, pueden incluir los siguientes:

  • Problemas para dormir (insomnio)
  • Falta de apetito
  • Pérdida de peso
  • Agitación o ansiedad
  • Mayor irritabilidad

Los cambios estacionales y el trastorno bipolar

Las personas con trastorno bipolar presentan un mayor riesgo de sufrir trastorno afectivo estacional. En el caso de algunas personas con trastorno bipolar, los episodios de manía pueden estar vinculados a una estación específica. Por ejemplo, la primavera y el verano pueden provocar síntomas de manía o una forma menos intensa de manía (hipomanía), ansiedad, agitación e irritabilidad. Estas personas también pueden sufrir depresión durante los meses de invierno y otoño.

Cuándo consultar al médico

Es normal sentirse triste algunos días. Sin embargo, si te sientes decaído durante días y nada te motiva a hacer las actividades que normalmente disfrutas, consulta con tu médico de atención médica. Esto es especialmente importante si tus patrones de sueño y apetito han cambiado, si recurres al alcohol para confortarte o relajarte o si te sientes desanimado o piensas en el suicidio.

Causas

Todavía se desconoce la causa específica del trastorno afectivo estacional. Algunos de los posibles factores incluyen los siguientes:

Tu reloj biológico (ritmos circadianos). La reducción de los niveles de luz solar en otoño e invierno puede provocar la aparición del trastorno afectivo estacional de inicio en invierno. Esta disminución puede alterar el reloj interno del cuerpo y provocar una sensación de depresión.

Niveles de serotonina. Una caída de los niveles de serotonina, una sustancia química cerebral (neurotrasmisor) que afecta el estado de ánimo, podría intervenir en el trastorno afectivo estacional. La reducción de la luz solar puede provocar una caída en los niveles de serotonina y esto, a su vez, puede provocar depresión.

Niveles de melatonina. El cambio de estación puede alterar el equilibrio de los niveles de melatonina del cuerpo, una sustancia que interviene en los patrones de sueño y en el estado de ánimo.

Factores de riesgo

El trastorno afectivo estacional se diagnostica con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres. Además, el trastorno afectivo estacional ocurre con mayor frecuencia en adultos jóvenes que en adultos mayores.

Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer trastorno afectivo estacional se incluyen los siguientes:

Antecedentes familiares. Las personas con trastorno afectivo estacional pueden tener más probabilidades de tener parientes consanguíneos con este trastorno o con otra forma de depresión.

Tener depresión o un trastorno bipolar graves. Si tienes alguno de estos trastornos, los síntomas de la depresión pueden empeorar según la estación.

Vivir lejos del ecuador. El trastorno afectivo estacional parece ser más frecuente entre personas que viven bien al norte o al sur del ecuador. Esto puede deberse a una menor cantidad de luz solar durante el invierno y porque los días durante los meses de verano son más largos.

Niveles bajos de vitamina D. Cuando la piel se expone a la luz del sol, se produce una cantidad de vitamina D. La vitamina D puede ayudar a potenciar los efectos de la serotonina. Una menor exposición a la luz solar y no recibir una cantidad suficiente de vitamina D a través de los alimentos y otras fuentes pueden dar lugar a niveles bajos de vitamina D en el organismo.

Complicaciones

Los signos y síntomas del trastorno afectivo estacional deben tomarse en serio. Al igual que sucede con otros tipos de depresión, el trastorno afectivo estacional puede empeorar y ocasionar problemas si no se trata. Estos pueden incluir lo siguiente:

  • Aislamiento social
  • Problemas en la escuela o en el trabajo
  • Abuso de sustancias
  • Otros trastornos de salud mental, como ansiedad o trastornos alimentarios.
  • Pensamientos o conductas suicidas.

Prevención

No existe ninguna forma conocida de prevenir el desarrollo de un trastorno afectivo estacional. Sin embargo, si tomas medidas con anticipación para controlar los síntomas, quizás puedas evitar que empeoren con el tiempo. Dado que es posible anticiparse a la época del año en la que pueden aparecer los síntomas, quizás puedas evitar cambios graves en tu estado de ánimo, apetito y niveles de energía. El tratamiento puede ayudar a prevenir complicaciones, en especial, si el trastorno afectivo estacional se diagnostica y se trata antes de que los síntomas empeoren.

A algunas personas les resulta útil comenzar el tratamiento antes de que aparezcan los síntomas, generalmente en otoño o invierno, y luego, continúan el tratamiento transcurrido el período cuando los síntomas generalmente desaparecen. Otras personas necesitan un tratamiento continuo para evitar que los síntomas regresen.

Los síntomas pueden ser:

  • Tristeza
  • Perspectiva sombría
  • Sentimientos de desesperanza, pesimismo e irritación
  • Pérdida de interés en actividades que antes solía disfrutar
  • Poca energía
  • Dificultad para dormir o dormir demasiado
  • Deseos de comer carbohidratos y aumento de peso
  • Pensamientos suicidas.

El trastorno afectivo estacional es más común en las mujeres, los. También es más probable que lo sufra si usted o miembros de su familia tienen depresión.

Se desconocen las causas exactas del trastorno. Los investigadores han encontrado que quienes la sufren pueden tener un desequilibrio de serotonina, (un químico del cerebro que afecta su estado de ánimo) Sus cuerpos también producen demasiada melatonina, una (hormona que regula el sueño), y no suficiente vitamina D y B6

Principales enfermedades recurrentes:

Rinitis alérgica y sinusitis

La rinitis alérgica ocurre cuando el paciente entra en contacto con algo al cual es alérgico y la parte interna de la nariz (senos nasales) se inflama e hincha. La rinitis alérgica y la sinusitis están relacionadas entre sí, porque la rinitis hace que la nariz esté congestionada y, por esto, la nariz se llena de líquido, donde los gérmenes pueden crecer y causar los síntomas de la sinusitis, como dolor de cabeza y secreciones nasales amarillentas.

La sinusitis aguda generalmente desaparece sin necesidad de tratamiento específico. La sinusitis crónica se puede tratar con antibióticos, descongestionante o espray nasal.

Asma

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, generalmente asociada a una híper reactividad de las vías aéreas y la obstrucción del flujo de aire, que puede ser reversible espontáneamente o mediante tratamiento. El asma suele estar asociada a rinitis. Se estima que 300 millones de personas de todas las edades, en todo el mundo, sufren de asma.

Bronquitis crónica

Bronquitis crónica y enfisema pulmonar son términos más conocidos y? que están contemplados en el diagnóstico de "enfermedad pulmonar obstructiva crónica" (EPOC). La EPOC es un término usado para describir enfermedades pulmonares que causan limitaciones en el flujo de aire pulmonar.

Los síntomas más comunes son la falta de aire o «necesidad de aire», producción excesiva de esputo y tos crónica. Actividades diarias, como subir una pequeña subida por escalera, se puede volver muy difícil a medida que empeora la enfermedad. La EPOC es evitable, pero no curable. El tratamiento puede ayudar a retardar la progresión de la enfermedad, pero generalmente empeora de forma lenta a lo largo del tiempo.

Neumonía

La Neumonía es una forma de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Para entender, los pulmones están constituidos por pequeñas bolsas llamadas alvéolos, que se llenan de aire cuando una persona saludable respira. Cuando un individuo tiene neumonía, los alvéolos se llenan con pus y líquido, lo que hace la respiración dolorosa y limita el intercambio gaseoso. Ella es causada por varios agentes infecciosos, como virus, bacterias y hongos.

El tratamiento de la neumonía dependerá del agente infeccioso. En el caso de neumonía bacteriana, se utilizan antibióticos que prescribirá el médico. La hospitalización se recomienda solo para casos graves..

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