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Cuidemos el agua, es vida, salud y economía
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Cuidemos el agua, es vida, salud y economía

Actualizado 27/08/2022 09:48
Francisco Aguadero

Cuidar el agua es cuidarnos a nosotros mismos. Sin agua de calidad no hay calidad de vida. La sequía que estamos padeciendo es global y está golpeando duramente en todo el mundo. Pero seguimos gastando demasiada agua. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 100 litros de agua por habitante serían suficientes, mientras que la media europea en el 2017 era de 147 litros y, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España estamos gastando 133 litros por habitante.

El futuro de los océanos, espacio del agua por excelencia, se está decidiendo, cuando se escriben estas líneas, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) donde las delegaciones de los Gobiernos están negociando un nuevo tratado global para los océanos. La supervivencia de aquellos mares es vital para que tengamos un planeta habitable. Ellos albergan gran parte de la biodiversidad y son, directamente, el sustento de cientos de millones de personas, así como de vías de comunicación e intercambio del comercio mundial.

Es preciso que de los acuerdos salga un tratado ambicioso, sólido y consistente. Conformarse con proteger al menos el 30% de los océanos para el 2030 que se han marcado como objetivo, parece insuficiente. La necesidad de actuar es urgente, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030, para proteger un alto porcentaje de los océanos y la vida marina en ellos. Hasta hace unos años, veíamos a los océanos como la reserva inagotable para el sostenimiento de la humanidad, en caso de que fallara o escaseara el sustento en las tierras emergidas. Pero la situación de las aguas océanas se ha agravado de tal manera y tan rápidamente, que han entrado en una crisis profunda. Crisis que va desde la destrucción de innumerables hábitats y pérdida de especies, hasta la minería en sus profundas aguas, pasando por la pesca industrial y otras muchas amenazas.

Las responsabilidades políticas de los partidos en relación con el clima deberían tener en cuenta la emergencia climática en la que estamos, puesta de manifiesto en las sucesivas olas de calor, incendios y escasez de agua, entre otras manifestaciones. Todos los partidos políticos harían bien en interiorizar y hacer suya la preocupación por el cambio climático y traducirlo en medidas concretas, en pro del medio ambiente y de políticas hidráulicas efectivas. Superando así posturas populistas, negacionistas o seudonegacionistas que algunos profesan en aras de recabar votos. Las 172 medidas propuestas por la Asamblea ciudadana impulsada por el Gobierno, pueden ser una fuente de referencia e inspiración, aunque no la única.

En relación con los efectos del cambio climático, no es lo mismo escucharlos o leerlos en alguno de los relatos y de los múltiples informes científicos que se publican que sentirlo en carne propia. No es igual que te lo cuenten que ver cómo se va el esfuerzo de tu trabajo, porque las cosechas no prosperan debido al calor y la sequía; no es igual que te lo cuenten a que vivas diariamente la falta de agua en tu casa al abrir el grifo, como ocurre en muchos pueblos; no es igual ver que intentar apagar un fuego que amenaza tu casa con un cubo de agua. Millones de personas están sintiendo el enorme daño del cambio climático y la escasez de agua.

Las lluvias están en muchas zonas muy por debajo de lo normal y, por eso, se hace más necesaria una buena gestión del agua. Los regadíos consumen en España alrededor del 80% del agua embalsada. En este contexto de escasez, es inadmisible que continúe el incremento desmesurado de la superficie de regadíos o de mega infraestructuras turísticas, consecuencia de un urbanismo masivo. Máxime, cuando hay evidencias de que ese crecimiento desbocado trae desastres ecológicos y medioambientales como el del campo de Murcia sobre el Mar Menor, la mayor laguna salada de Europa. Es preciso una reconversión agraria que nos lleve a un nuevo modelo de agricultura que gestione mejor el escaso recurso del agua. Sería bueno utilizar los fondos europeos para esa transformación.

En los países mediterráneos siempre se han ido dando periodos de sequía, pero el que tenemos ahora se alarga en el tiempo, intensidad y expansión. La sequía que este año padece Europa, hace que los grandes ríos como el Danubio, hayan perdido tal cantidad de caudal que han salido a la luz un buen número de buques de guerra de la Alemania nazi que por décadas permanecieron ocultos bajo las aguas del río y ahora dificultan el tráfico fluvial. Hace dos meses, a mediados de junio, hacía un crucero fluvial por el Rin, impresionado por el gran tráfico de mercancías a través de las aguas del río, hoy, con un caudal bajo mínimos, resulta casi innavegable e irreemplazable para el traslado de mercancías.

Con la sequía, la producción hidroeléctrica se ha hundido hasta sus niveles más bajos en décadas, justo en el momento en el que el precio de la energía eléctrica está por las nubes y, lo que es peor, el desgaste de las reservas de agua con el vaciado irresponsable de los pantanos por parte de las compañías de energía para producir electricidad, como los casos palpables de los embalses de Zamora y Cáceres.

La realidad nos está demostrando que la situación es cada vez peor. Una de las consecuencias del cambio climático son las altas temperaturas y la escasez de lluvias. La ciencia y los meteorólogos pronostican, para las próximas décadas, un aumento de las temperaturas y una disminución de las precipitaciones lluviosas. Consecuentemente, si cada vez hace más calor, llueve menos y la evaporación es mayor, cada vez tendremos menos agua y mayor necesidad. Mención aparte requieren los conflictos y las guerras del agua que se están dando por doquier como la de Israel contra Palestina por los Altos del Golán, o la apropiación de acuíferos por parte de Estados Unidos en Latinoamérica.

Tendremos que ocuparnos de gestionar mejor y cuidar más el agua. En España tenemos poca agua, parte de ella está contaminada y su gestión deja mucho que desear. Lamentablemente, esta situación es extensible a la mayoría de los países. Cuidar el agua es cosa de todos, la necesitamos para vivir.

Escuchemos a Joan Manuel Serrat en El Hombre y el Agua:

https://www.youtube.com/watch?v=gHaANGaQEyI

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© Francisco Aguadero Fernández, 26 de agosto de 2022

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