La presidenta de la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas celebra la posible prohibición de la venta y exposición de animales en tiendas porque considera que fomenta "la compra compulsiva" y el posterior abandono
“Creo que para nada deberían habernos descartado en el proceso de mejorar la calidad de vida animal”, reacciona Jesús Ramón a la aprobación del anteproyecto de la Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales a principios del mes de agosto. De seguir adelante, prohibirá la comercialización de animales en las tiendas de mascotas, exceptuando a los peces, así como su exposición en escaparates. Jesús, que lleva más de treinta años al frente de una tienda de animales en Salamanca, dice estar dispuesto “a evolucionar y mejorar”, pero lamenta que no hayan tenido en cuenta al sector.
La cría y venta, según el borrador, sólo podrá llevarse a cabo por personas dedicadas a la cría debidamente registradas en el Registro de Criadores y con “mecanismos de supervisión veterinaria, para conseguir que se realice de forma responsable y moderada”. “¿A las tiendas de animales qué nos dejan? Nada, cerrar y a otra cosa”, explica Jesús Ramón, que desde que abrió la tienda ha observado cómo supermercados, bazares y negocios online han acaparado las ventas de productos para mascotas, por lo que su principal fuente de beneficios se ha convertido por fuerza en la comercialización de los animales.
Asegura que el sector tiene argumentos para defender la profesión, que en su caso tiene en cuenta las características de cada animal a la hora de colocarlos en urnas y que alterna su descanso con el juego. “¿Que se puede mejorar? Claro que se puede mejorar, por el bien animal se pueden mejorar cosas, pero eso se debate y se habla”. Ana Suárez, primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Salamanca y a cargo de la Oficina de Bienestar Animal, también está preocupada por la falta de consenso ante el avance de la normativa, “porque una ley que afecta a tantas partes y no nace de un consenso está llamada a generar mucha polémica y mucha inseguridad para las partes”.
Prioriza la persecución de la “actividad ilegal y la actividad que implique un maltrato para los animales”, aunque reconoce la importancia de avanzar para ajustarse a la sensibilidad actual sobre los animales de compañía, “son cosas demasiado importantes como para cambiarlas si hay un cambio de gobierno”. Por otro lado, grupos animalistas como la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas celebran el avance legislativo en lo que consideran que es también un avance para las condiciones de vida de los animales, “hace mucho que lo estamos pidiendo”.
Fredes Barbero, presidenta de la misma, cree que uno de los problemas de la exposición de animales en tiendas es la compra irreflexiva. “Un cachorrito en un escaparate da pie a la pena y a la adquisición de manera compulsiva, sin pensar en que se va a hacer mayor en nada y va a tener unas necesidades”, lo que luego puede llevar al abandono. Jesús se defiende con el argumento de que es una inversión económica meditada, y que en algún caso en el que el animal no ha encajado con la familia, él se ha vuelto a hacer cargo del mismo.
“Hay gente que no quiere dar explicaciones sobre cómo va a cuidar a su perro o gato”, asegura Fredes, en referencia a los requisitos que criadores y protectoras demandan a posibles adoptantes y compradores para asegurar el bienestar posterior de perros y gatos. También cree que una tienda no puede establecer el contacto y apoyo necesario a las familias tras hacerse cargo de un animal. Aun así, no cree que la nueva ley vaya a favorecer las adopciones por la falta de concienciación entre algunas personas. “La gente que quiere adoptar va a hacerlo igual, tiene claro que la adopción es muy importante para proporcionar un hogar y ayudar al refugio”.