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Las ventanas urbanas de Daniel Martín
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destacado muralista

Las ventanas urbanas de Daniel Martín

Actualizado 11/08/2022 10:17

El muralista aborda este trabajo como una intervención para abrir vistas inesperadas en la ciudad

La mirada se ha acostumbrado a la obra del muralista Daniel Martín, al triunfo de un color que se vuelve sepia en su evocación del trabajo en el campo cuando recorre los pueblos de la provincia. La mirada se expande y la superficie de su arte nos mira desde las alturas. Sin embargo, el muralista, pintor, escultor, artista gráfico que busca con cada una de sus obras un lenguaje propio que sabe superar el límite del soporte, no se conforma con las grandes manifestaciones de su ya reconocido muralismo. La pared tiene la disciplina de la geometría y de la mirada amplia, pero si hay algo de amplio en Daniel Martín es su deseo de no encasillarse… de ahí que su trabajo en el formato de las puertas urbanas que él denomina abiertamente “Ventanas” sea otra propuesta para el paseante.

Fuera de contexto, en medio de la ciudad consabida, la puerta del garaje deja de serlo y se convierte en ventana para otra realidad. Lienzo que es entrada para el mundo colorista, inesperado, del arte de Daniel Martín. La pisada se ralentiza y aparecen la sierra, la plaza iluminada, el bosque anhelado… la ciudad de repente tiene otra lectura. Las “ventanas” del artista se conciben según él como un espacio visual a través del cual imaginar la ciudad… una ciudad que busca con el muralismo –sea cual sea su tamaño- la originalidad que renueve la visión de su geometría.

Tiene Daniel Martín, cuya obra abstracta debe ser más conocida por un gran público que aprecia y aplaude sus murales, vocación de trampantojo. Sus puertas son una ventana a lo inesperado, a la profundidad de otro lugar. El ojo hace suyo el difuminado, el verde profundo de un camino que no existe, la realidad que no es. Y algo tan prosaico como el lienzo en blanco de una entrada se convierte en espacio de otra realidad. Nos enriquece el paseo, nos abre la puerta a una visión más compleja, nos reconcilia con el arte a cada paso. Habitantes de una ciudad que hizo de un barrio, el del Oeste, galería urbana; de una realidad, la de Santa Marta, rendida al triunfo del color, los caminantes de Salamanca buscan de nuevo la originalidad que nos sale al paso… y esta vez no es a través de la grandiosidad del mural, del inesperado triunfo de la superficie que se alza… es la puerta modesta y pequeña que se convierte en hueco para la sorpresa. Y como cueva de Alicia por donde deslizarnos, la mirada se atreve a seguirle el juego al artista. La calle como un lienzo inacabable para quienes le dan una nueva dimensión a nuestro paso por ella.

Charo Alonso.